España ha vuelto a batir récords. Entre enero y abril, el país recibió 25,5 millones de visitantes internacionales. Un 7,1% más que en el mismo periodo del año anterior. En paralelo, el gasto turístico ha crecido más del 9%, impulsado por la inflación y el fuerte aumento de llegadas. Sin embargo, detrás de estas cifras históricas se esconde una realidad compleja: la nacionalidad que más visita España sigue siendo la británica. Una dependencia que plantea retos sobre la sostenibilidad del modelo.
El liderazgo británico en el turismo español
Según los últimos datos divulgados por La Linterna de COPE, el Reino Unido sigue siendo, con diferencia, la nacionalidad que más visita España. Le siguen Alemania y Francia, formando un tridente que representa la mayoría de entradas al país. Esta concentración geográfica tiene implicaciones económicas, medioambientales y sociales, según advierten diversos expertos.
La socióloga Raquel Huete, catedrática de la Universidad de Alicante, subraya que la dependencia del mercado británico, por ejemplo, está ligada a la movilidad aérea y su elevado impacto contaminante. “El modelo actual no es sostenible a largo plazo. La nacionalidad que más visita España lo hace mediante vuelos de bajo coste, lo cual implica una presión fuerte sobre infraestructuras aeroportuarias y recursos naturales”, advierte en COPE.

De mantenerse la tendencia actual, España podría rozar los 100 millones de turistas en 2025, según estimaciones del sector. La cifra, calificada de “brutal” por la periodista Pilar García de la Granja, es un hito en términos económicos. Pero también una señal de alerta. “No podemos ser solo un país de turistas. Necesitamos industria y servicios sólidos que generen valor añadido”, remarca.
En este contexto, vuelve a cobrar relevancia el papel de la nacionalidad que más visita España. Si Reino Unido copa los primeros puestos, cualquier crisis económica o geopolítica que afecte a ese país puede tener efectos devastadores sobre el sector. La pandemia ya demostró lo frágil que puede ser una estrategia basada en pocos emisores dominantes.
Las consecuencias del turismo masivo
La presión del turismo internacional se deja notar, sobre todo, en el mercado inmobiliario. Durante el primer cuatrimestre, los apartamentos turísticos aumentaron su ocupación extranjera un 14%, mientras que las pernoctaciones crecieron diez veces más que en los hoteles convencionales. Una gran parte de este auge está vinculado a la nacionalidad que más visita España, cuyos ciudadanos suelen optar por alquileres vacacionales de corta estancia.

Raquel Huete alerta sobre los efectos colaterales: subida de precios del alquiler, desplazamiento de residentes y tensiones sociales. “El derecho a la vivienda debe estar por encima del derecho a especular con ella”, declara. A su juicio, una de las soluciones pasa por limitar licencias y regular con mayor firmeza el alquiler vacacional.