No es habitual que un estudio científico le arranque a una la sonrisa desde casi la primera línea. El que tengo entre manos ( o entre pies, permítanme la broma) se titula ‘Fabulosa a ras de suelo’ y describe así a sus participantes: Participantes: 2750 Barbies y amigas suyas que vivieron en Barbie Land entre 1959 y junio de 2024. Claro, con este principio, ¿cómo no interesarse?
Profundizando un poco, lo que pretenden las cuatro mujeres y el hombre que aparecen al frente de la investigación (Cylie Williams, Kristin Graham, Ian Griffiths, Suzanne Wakefield y Helen Banwell), es averiguar cómo afecta el calzado que lleva Barbie y más concretamente, la postura de su pie, a la diversidad o el empleo que tiene en cada momento (cabe recordar que ha pasado por más de 200 trabajos).
No es baladí, teniendo en cuenta que la forma de su pie es tan icónica como el color rosa con el que la asociamos. De hecho, todas recordamos esa escena en la que Margot Robbie, la Barbie a la que dirigió Greta Gerwig, se descalza y camina de puntillas incluso sin zapatos. Es uno de los momentazos de la película y, sin embargo, es uno de los cambios más notorios que ha experimentado la muñeca más famosa del mundo en lo que llevamos de década. Cómo será que hasta cuando tuvo que ir en silla de ruedas, lo cual no pasó ó hasta 2010, Barbie llevaba tacones. Algo que, por cierto, cambiaba en aquellos modelos con amputaciones. Porque sí, también los hubo.
Una investigación con los pies en la tierra
Para elaborar este estudio (en el que han colaborado la University of South Australia y la University of London) han cruzado datos, y han creado su propio sistema: FEET (pies en inglés), que viene de las palabras: Foot posture (postura del pie), Equity (diversidad étnica y discapacidad), Employment (profesión) y Time (momento de fabricación). Así, investigaron si la Barbie a cuyos pies miraban era de raza blanca o no, si tenía alguna discapacidad y a qué se dedicaba. Finalmente, teniendo en cuenta que nació (rubia y con tacones, por supuesto) en 1959, lo que han hecho es ver qué ha ido pasando con ella, sus aspiraciones y sus zapatos década a década. Por eso sabemos que ni Barbie ni sus amigas se calzaron un zapato plano hasta los años 90. ¿Se imaginan lo que le tienen que doler a una los pies después de más de treinta años ahí subida? Entonces, en la última década del siglo XX, de los 367 modelos que se produjeron, sólo el 9% tenía el pie plano. Es decir, solo 34 Barbies tenían la capacidad de apoyar punta y talón a la vez. Lo bonito de esto es que, en lo que va de ‘años 20’ de este siglo, las tornas han cambiado. Entre enero de 2020 y mediados de 2024, se produjeron 330 modelos de Barbies de las cuales el 60%(198), podía correr sin temor a un esguince por culpa de un mal calzado. Resumiendo, en los 60, el 100% de las Barbies apostaba por el tacón. Ahora lo hace el 40%. Y, generalmente, esto tiene mucho que ver con su trabajo. Aquellas que se dedican a la moda, siguen siendo más esclavas de ella, mientras que las profesionales optan por llevar en los pies algo más cómodo.
Barbie será casi siempre rubia pero de tonta no tiene un pelo. No olvidemos que fue astronauta 4 años antes de que Neil Armstrong pisara por primera vez la luna. Quizá por eso y por el cambio de las sociedades a las que intenta representar, elige cada vez más manoletinas, zapatillas o cualquier otra versión mona pero cómoda (y plana) de zapato. Las autoras (y el autor) de este estudio nos recomiendan, como conclusión, que tomemos decisiones tan sabias como las suyas. Quién sabe, quizá lo próximo de esta mujer sea apuntarse a la moda del barefoot. O a la de envejecer que, por mucho tacón que se quite, sigue siendo su tarea pendiente.