Entrevista

James Martin: “Francisco quería acoger pastoralmente a los católicos LGBTQ”

El jesuita James Martin, que fue animado por el Papa a continuar con su misión pastoral con personas LGBTQ, reflexiona sobre el vacío que deja el Pontífice y su esperanza para la Iglesia que viene

Para muchos, el padre James Martin es una figura incómoda; para otros, necesaria. Sacerdote jesuita y autor de gran influencia en el ámbito católico estadounidense, con libros como Tender un puente o Jesús, ha hecho de su ministerio un punto de encuentro entre la Iglesia y las personas LGBTQ. Su apuesta no ha sido doctrinal sino pastoral: acoger, comprender, caminar juntos. A raíz de la masacre de Orlando en 2016, James Martin percibió que el silencio de muchos líderes eclesiales dejaba heridas abiertas. Su respuesta fue construir puentes allí donde otros levantaban muros.

No tardó en llegar el respaldo del Papa Francisco, quien no sólo lo recibió en audiencia privada, sino que le pidió expresamente que continuara este trabajo “con paz”. A la luz de esa confianza, el padre James Martin ha seguido caminando con quienes a menudo se han sentido invisibles dentro de la Iglesia. Su visión no niega la enseñanza moral de la Iglesia, pero sí insiste en un principio evangélico: no se puede acompañar sin antes haber amado, ni amar sin primero haber escuchado.

El padre James Martin, en audiencia privada con el Papa Francisco
El padre James Martin, en audiencia privada con el Papa Francisco
Cortesía de James Martin

Padre James, ¿cómo se ha sentido tras la muerte del Papa Francisco? ¿Cómo ha recibido su fallecimiento?

Ha sido muy triste. Echo de menos su figura como Papa, como gran Papa, y también como amigo. Era alguien que apoyó con fuerza y ternura el ministerio pastoral hacia las personas LGBTQ. Sentí un profundo vacío cuando lo vi en el féretro. En ese momento comprendí, con total claridad, que era algo definitivo. Se había ido alguien profundamente humano, cercano, tan dulce como auténtico.

¿Cómo comenzó usted a trabajar pastoralmente con personas LGBTQ?

En 2016 tuvo lugar la masacre de 49 personas LGBTQ en un club nocturno de Florida. Fue una tragedia brutal. Y sentí que los obispos de Estados Unidos no estuvieron a la altura en sus respuestas. No se pronunciaron de manera clara ni con la compasión que la situación requería. Pensé entonces que hacía falta tender un puente —literalmente— entre la Iglesia institucional y las personas LGBTQ, que estaban profundamente heridas. Y ahí fue donde todo comenzó. Ese compromiso inicial acabó desembocando en algo que jamás imaginé: el propio Papa Francisco me pidió que continuara con ese ministerio.

¿Cómo recibió exactamente esa petición de Francisco? ¿Cómo ocurrió ese encuentro?

Fue una historia larga. Yo estaba en una audiencia pública con él, y al acercarme, me saludó y me dijo que le gustaría tener una audiencia privada conmigo. Le respondí en español: “Yo también”. Finalmente, esa reunión se produjo. Siempre tuvimos un traductor presente. Durante esa conversación privada hablamos sobre los católicos LGBTQ. Era evidente que el Papa quería tenderles la mano, acogerlos pastoralmente, llegar hasta ellos con afecto y sin prejuicios.

¿Y qué le dijo al final de ese encuentro?

Al final de la conversación, le pregunté si había algo que pudiera hacer por él. Me respondió en español con unas palabras que no he olvidado: “Puedes continuar tu ministerio. Con paz”. Me quedé con esas dos últimas palabras: con paz. Para mí, eran tan importantes como el encargo mismo. Me estaba pidiendo que continuara este trabajo sin miedo, sin inquietud, sin dejarme llevar por la polémica o la confrontación. Hacerlo desde la serenidad y la esperanza.

En este camino de apertura que ha representado el Papa Francisco, ¿ha encontrado resistencia dentro de la Iglesia?

Por desgracia, sí. Todavía hay mucha homofobia dentro de la Iglesia. Es una realidad que no podemos negar. Pero lo que intentaba hacer el Papa Francisco, con gran valentía, era recordar a todos que estas personas también son católicas. Que esta también es su Iglesia. Nadie lleva una vida perfecta, nadie está por encima del resto. Jesús nos mostró claramente que el camino del Evangelio pasa por acercarse a quienes están en los márgenes, y eso es precisamente lo que Francisco intentaba hacer: acercarse, acoger, sanar.

¿Qué cree usted que buscan las personas LGBTQ dentro de la Iglesia?

Lo mismo que busca cualquier otra persona: conocer a Dios, comprender quién es Jesús en su vida y sentirse en casa dentro de su comunidad de fe. Es realmente así de sencillo. No están pidiendo privilegios ni excepciones, sólo quieren pertenecer, vivir su fe sin miedo, con dignidad.

¿Qué espera del nuevo Papa que será elegido en los próximos días?

En términos generales, espero que sea un hombre santo. Eso es fundamental. Y creo que todos los cardenales que estarán en el cónclave comparten esa búsqueda. Además de la santidad, creo que debe ser alguien que sepa evangelizar bien, que proclame el Evangelio tanto en tiempos propicios como en tiempos adversos. También debe ser un buen administrador, por supuesto. Y algo muy importante: debe tener carisma. Debe ser alguien cercano, con quien la gente pueda identificarse, alguien capaz de tocar los corazones.

¿Y en lo que respecta al trabajo con la comunidad LGBTQ?

Espero que el nuevo Papa continúe la buena labor pastoral iniciada por Francisco. Que no se detenga. Que siga llegando a esas personas con la misma actitud: la de un pastor que abraza, que escucha, que acompaña. Que mantenga viva esa visión inclusiva del Evangelio.