Última hora de la AEMET: ¿habrá una nueva ola de calor en agosto?

La fotografía más probable para lo que queda de mes es la de un calor más llevadero, con dientes de sierra y territorios donde aprieta más

Un termómetro marcado un clima excesivamente caluroso
Shutterstock

La ola de calor ha marcado buena parte del mes, pero la pregunta ahora es clara: ¿queda alguna más en lo que resta de agosto? Con la información disponible a fecha de hoy, y teniendo en cuenta el comportamiento típico de finales de verano, las previsiones apuntan a un escenario con menos extremos, aunque el fenómeno sigue siendo un riesgo potencial si se alinean varios factores regionales.

Antes de mirar al cielo, conviene precisar qué es una ola de calor para AEMET. La definición dice que es un episodio de, al menos, tres días consecutivos en el que un porcentaje significativo de estaciones supera umbrales muy altos de temperatura, calculados respecto a su climatología. Esta definición impide etiquetar como ola de calor simples repuntes de un día o focos locales muy intensos pero aislados.

¿Habrá otra ola de calor en lo que queda de agosto?

A estas alturas del mes, los escenarios probabilísticos señalan que una ola de calor a escala nacional es poco probable, aunque no imposible. El patrón más verosímil combina días cálidos con alivios temporales, lo cual reduce la continuidad necesaria para hablar de ola de calor según el estándar de AEMET. Aun así, un cambio de circulación en altura o un refuerzo de la dorsal subtropical podría reactivar el riesgo de ola de calor en cuestión de jornadas.

Última hora de la AEMET: ¿habrá una nueva ola de calor en agosto?
Estas son las previsiones meteorológicas para el martes 19 de agosto de 2025.
Meteored

Los mapas de avisos y las predicciones semanales permitirán detectar con antelación si la ola de calor gana enteros. Dos pistas clave: la persistencia de noches tropicales y la extensión territorial de máximas muy altas. Si ambas coinciden durante tres o más días, la ola de calor pasaría de hipótesis a hecho. Mientras tanto, alternaremos días calurosos con descensos moderados. Un patrón que suele frustrar la continuidad de este tipo de fenómenos extremos.

Mediterráneo y Baleares: calor pegajoso sin descartar picos

En el entorno mediterráneo y en Baleares, la humedad y el mar cálido pueden potenciar la sensación térmica y sostener valores altos. Aquí, la ola de calor es menos cuestión de extremos diurnos y más de persistencia, con mínimas elevadas que impiden el descanso nocturno. No se descarta un episodio notable, pero para etiquetarlo como tal deberá extenderse y mantenerse en el tiempo.

Andalucía y valle del Guadalquivir: vigilancia por posibles repuntes

El sur peninsular es el gran termómetro del verano. En estas comarcas, varios factores locales pueden disparar máximas puntuales, pero sin continuidad la ola de calor no cuaja. Si las altas presiones se refuerzan y el aporte de aire muy cálido se estabiliza, el valle del Guadalquivir volvería a liderar cualquier ola que pudiera surgir a final de mes.

Norte y noroeste: alivio con posibles tormentas

En el Cantábrico y el noroeste, el paso de frentes y el aire atlántico favorecen respiros térmicos. Por ello, una ola de calor amplia lo tiene más difícil si el norte mantiene ese flujo fresco. Pueden darse contrastes acusados entre días, pero sin la homogeneidad que exige una ola de calor en todo el país.

Interior oriental y Pirineos: contraste térmico y tardes activas

En el interior oriental y áreas de montaña, las tardes pueden venir con nubosidad de evolución y tormentas locales. Ese dinamismo corta el ascenso sostenido y frena la ola de calor a gran escala. Aun así, si dominan varios días estables y secos, el interior oriental podría contribuir a una ola de calor si el resto del mapa acompaña.

Canarias: calor sostenido, pero dinámica distinta

En Canarias, la circulación y la calima marcan otra liga climática. Los episodios cálidos pueden ser intensos y persistentes, pero su conexión con una ola de calor peninsular es limitada. Si el archipiélago encadena días extremos, hablaríamos de ola de calor en su propio contexto regional, no necesariamente sincronizada con la Península.

¿Qué puede cambiar el guion y provocar una nueva ola de calor?

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Un termómetro urbano que marca 42 grados centígrados.
EFE/Ana Escobar

Hay tres catalizadores que podrían reavivar una ola de calor:

  • Un ascenso de la dorsal subtropical sobre la Península.
  • Un episodio de subsidencia que comprima y caliente la masa de aire.
  • Un bloqueo anticiclónico que corte la llegada de aire atlántico.

Si coinciden dos de los tres, la ola de calor recuperaría opciones incluso a final de agosto.

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