Cuando parecía que el verano se asentaba definitivamente en España con temperaturas típicamente elevadas y cielos despejados, el joven meteorólogo Jorge Rey ha lanzado una advertencia que pone en jaque los planes estivales. Conocido por acertar en predicciones a largo plazo como la llegada de Filomena, Rey asegura que lo que está por venir en julio podría sorprender incluso a los más escépticos: se aproxima una fase de importante inestabilidad atmosférica, con descensos en las temperaturas y posibles tormentas que podrían romper con la calma aparente.
En sus últimos análisis, el burgalés, que se ha convertido en una referencia entre los expertos del tiempo pese a su juventud, advierte que la tranquilidad actual tiene los días contados. “Podemos tener una primera semana de julio con calor, pero no es representativa de lo que se avecina. A partir del 5 o 6 de julio, podríamos volver a ver la llegada de borrascas desde latitudes más altas, con aire frío en altura que generaría situaciones inestables”, señala.

¿Qué significa esto para el verano?
Según Rey, la clave está en un fenómeno que ya empieza a notarse: el acercamiento de masas de aire más frías desde el Atlántico que no terminan de instalarse del todo en el Mediterráneo, pero que sí afectan al centro y norte peninsular. Esto está generando tormentas puntuales en algunas zonas —como Galicia, Cantabria o Asturias— al mismo tiempo que se mantiene un ambiente cálido y agradable en otras.
Sin embargo, este patrón podría romperse de forma brusca en cuestión de días. Rey insiste en que la segunda semana de julio puede marcar un punto de inflexión, con un aumento de los episodios tormentosos, bajadas notables de temperaturas y un tiempo cambiante. La AEMET también contempla escenarios con paso de DANAs (Depresión Aislada en Niveles Altos), lo que refuerza la idea de un verano que podría estar lejos de ser estable.
De los 42 grados al paraguas
Si bien ciudades del sur como Sevilla aún podrían alcanzar los 42 grados en los próximos días, esa ola de calor podría verse truncada por el ingreso de nuevos sistemas que traigan consigo lluvia y un alivio térmico en zonas donde el calor suele ser abrasador. Esto afectaría especialmente a regiones del oeste y norte peninsular, aunque incluso el interior peninsular podría verse salpicado por lluvias ocasionales o fenómenos tormentosos de cierta intensidad.
No es el verano que esperábamos
La advertencia de Jorge Rey es clara: no demos por hecho que este será un verano continuo de sol y calor. El joven meteórologo sugiere que julio podría estar marcado por una alternancia entre calor intenso y episodios de inestabilidad, algo que no se suele asociar con el corazón del verano español. “Será mejor que aprovechemos los días de estabilidad, porque lo que viene puede no gustar a todos”, afirma.
Con estas previsiones sobre la mesa, parece que el mes de julio llegará con sorpresas, y quizás convenga no guardar el paraguas tan pronto. La meteorología de este verano parece querer escribir su propio guion, uno en el que Jorge Rey ya ha anticipado el primer giro dramático.