Este lunes 8 de septiembre de 2025, la Iglesia católica conmemora una de las fechas más destacadas de su calendario: la Natividad de la Virgen María. Se trata de una de las tres grandes fiestas que la liturgia dedica a la Virgen junto con la Inmaculada Concepción (8 de diciembre) y la Asunción (15 de agosto). Su origen se remonta a los primeros siglos del cristianismo, cuando en Jerusalén ya se celebraba esta fiesta en una basílica construida en el lugar tradicional del nacimiento de María.
El día elegido no es casual: se celebra nueve meses después de la Inmaculada Concepción, recordando así la coherencia del relato mariano dentro del calendario litúrgico. En la tradición oriental, además, el 8 de septiembre marca el inicio del año litúrgico, lo que hace de esta jornada una fecha de unión entre las Iglesias de Oriente y Occidente.
El significado de la festividad
La Iglesia celebra el nacimiento de María como un signo de esperanza para la humanidad. Ella, humilde y fiel, fue elegida para ser la madre del Salvador. De ahí que su nacimiento se entienda como el comienzo de la realización del plan divino de redención. Para los fieles, este día es una invitación a mirar a María como modelo de entrega y confianza en Dios.
Los santos del día
Junto a la Virgen, el santoral de este 8 de septiembre recuerda también a otros santos y beatos cuyas vidas fueron ejemplo de fe y testimonio cristiano. Sus nombres figuran en el Martirologio Romano, el compendio oficial que la Iglesia actualiza tras cada canonización. Entre ellos destacan:
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Nuestra Señora de Nuria
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San Adriano de Nicomedia, mártir que defendió su fe en tiempos de persecución.
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San Corbiniano de Freising, obispo y misionero en Baviera.
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San Isaac de Armenia, monje recordado por su vida de oración y enseñanza.
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San Pedro de Chavanon, sacerdote francés del siglo XI.
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San Sergio I, papa, que gobernó la Iglesia en el siglo VII y consolidó la liturgia romana.
Cada uno de ellos aporta un matiz distinto al testimonio de santidad, recordando que la fe se puede vivir en múltiples contextos: desde la vida monástica, el servicio pastoral o incluso el martirio.
El valor del santoral en la vida cotidiana
El santoral, más allá de la devoción personal, tiene un profundo significado cultural y espiritual. Desde hace siglos, cada día del año está vinculado a santos concretos, permitiendo a los fieles mantener viva su memoria y a la vez ofrecer un ejemplo de vida que inspire a la sociedad actual. Además, en muchos lugares del mundo, las fiestas patronales, procesiones y tradiciones populares se enraízan precisamente en estas celebraciones. De este modo, el 8 de septiembre no solo es una fecha de alegría por la Natividad de María, sino también una jornada que conecta a comunidades enteras con la memoria de santos menos conocidos pero igualmente valiosos en la tradición de la Iglesia.