
Era un hombre
Era un hombre, estaba claro. Tenía aspecto de hombre, fuerza de hombre, genitales de hombre, actitud de hombre, y había socializado toda su vida como hombre (que es lo de menos, la verdad). Nacida en Argelia, tuvo la mala suerte de contar con una anomalía física que no fue detectada en sus primeros años de vida. Sus genitales externos eran femeninos, ergo pensaron que era una mujer. Si me refiero a Imane Khelif en femenino es solamente porque ella lo prefiere así, aunque sospecho que solo lo elige porque le conviene económicamente. Dudo que en la intimidad del hogar familiar sea Imane quien recoja los platos de los varones. En algún momento de su pubertad debieron de darse cuenta del error, porque la crianza de Imane parece haber sido poco ortodoxa para Argelia. Si bien este país reconoce la igualdad de sexos en su constitución, no la tiene en la práctica en ningún área relevante (economía, matrimonio, educación, herencia, sanidad, divorcio), y la ablación, aunque prohibida, sigue practicándose. La infancia de Khelif no debió de ser fácil. Eso de que te eduquen como algo que no eres, con todo lo que ello implica, debe de ser difícil de encajar.