La Fiscalía pide 107 años de cárcel, aunque en caso de condena máxima, el acusado cumpliría un total de 36 años de prisión. Además, se solicitan 60 años de orden de alejamiento, 115 años de prohibición de trabajar con menores, 10 años más de libertad vigilada y una indemnización para la víctima de 100.000 euros.
Las agresiones arrancan en 2020 y se prolongan hasta 2024. Todo comienza hace cinco años en el barrio del Raval, en Barcelona.
La víctima tenía 12 años
La víctima principal, es una niña nacida en 2007, que cuando comienzan las vejaciones tenía tan sólo 12 años. Una chica que vivía tutelada en un centro de menores en Hospitalet de Llobregat. Estaba allí no por haber cometido algún delito o ser problemática, sino porque su madre, que estaba enferma no podía hacerse cargo de ella.
En el ámbito familiar la menor ya había sufrido acoso y ese mismo problema se trasladó a las aulas, donde sufrió bullying. Según Fiscalía, la víctima “tenía muy baja autoestima”, y esto lo aprovechó el acusado para ganarse su confianza por redes sociales.
El electricista que lideraba una red de pederastia
Este hombre, identificado como TLM, que en el momento de los hechos tenía 45 años, llevaba una vida aparentemente normal. Electricista de profesión a la vista de la mayoría del mundo, pero también, líder de una red de pederastia.
El acusado contactó con la menor a través de la aplicación para citas Badoo. Comenzaron a intercambiar mensajes, incluso llegaron a hacer videollamadas. Pocos meses después, llegaba lo peor; cuando el acusado propone quedar en persona en el centro comercial Finestrelles de Esplugues de Llobregat. Y a pesar de una primera negativa de la joven, le convence y se la lleva a su casa. Donde posteriormente sufriría la primera violación de muchas.
Le hizo fotos desnuda y en ropa interior
“El procesado aprovechó las estancias de la menor en su domicilio para convencerla de que se dejase fotografiar y grabar en ropa interior, desnuda o sometiéndose a las prácticas sexuales que le imponía el procesado“, así lo declara la Audiencia Provincial de Barcelona.
Desde ese momento el agresor manipuló de tal manera a la niña que la convenció para que se dejara hacer lo que él quisiera. Llegó a grabarla sin su consentimiento cuando ella estaba con el móvil; en estas grabaciones, de hecho, se ve cómo el hombre se acerca a ella y empieza a manosearla y besarla. Unas grabaciones que posteriormente compartiría y difundiría por redes sociales.
Se aprovechaba del sentimiento de abandono de las víctimas
Siempre actuaba de la misma manera, un manipulador en toda regla que provocaba que la menor, aun haciendo prácticas que no quería, quisiera quedarse. Se presentaba como un salvador para aquellos menores que ese momento sentían un abandono emocional profundo y tenían baja autoestima. Primero, un contacto digital y posteriomente pasa al contacto físico una vez se ha ganado su confianza.
Según cuenta el fiscal jefe de delitos informáticos de Barcelona, Roberto Valverde, “el acusado aprovechaba los días y noches que la niña se fugaba del centro de menores para proporcionarle un lugar de refugio físico y, aprovechando la circunstancia, ponía películas pornográficas a la menor para que se desinhibiera y le imponía mantener relaciones sexuales vaginales y anales”. Tras ello, pasaba a la distribución de los mismos y a facilitar encuentros sexuales a terceros.
Contactó con otros pedófilos
Los delitos no acaban aquí, suplantó la identidad de la menor de edad en redes sociales utilizando fotos que éste le realizaba para contactar con otros pedófilos. A través de ese perfil, el acusado hablaba a otros hombres y les ofrecía mantener relaciones sexuales. Los encuentros los gestionaba él personalmente a través de otro perfil, y ahí les decía donde se llevaría a cabo los encuentros: en su domicilio. Llegó a acumular más de 300 vídeos y más de 50 fotografías de la menor en actos explícitos.
Casi treinta pederastas
Gracias a la denuncia de uno de los usuarios de esas aplicaciones de citas, los Mossos d’Esquadra comienzan la investigación. En el registro, donde incautaron tanto el móvil, como el portátil y un disco duro, encontraron miles de archivos no sólo de esta menor, si no de numerosos niños menores, incluso de bebés.
Un caso que parece no acabar aquí; ya se han detenido a 16 presuntos agresores y todavía otros 14 pendientes de identificar. Las víctimas se estima que superen la veintena.