En España hay mujeres que sobreviven gracias a otras mujeres. No es una frase bonita: es la realidad diaria que sostienen organizaciones como la Fundación Ana Bella y la Fundación Luz Casanova, dos pilares silenciosos que trabajan justo donde las instituciones no llegan y que lideran Ana Bella y Maite Pacheco.
Están en ese lugar al que rara vez miramos: cuando ya no hay cámaras, ni sirenas, ni titulares; cuando una mujer sale de un infierno y se encuentra sola, con miedo, sin recursos y con una vida que hay que recomponer desde cero. Ahí aparecen ellas. Ahí se convierten en sostén, en refugio, en comunidad, en hogar.
Este año, la carrera solidaria de Artículo14 Corre Segura ha decidido que todos sus beneficios se destinen precisamente a estas dos fundaciones, reconociendo lo esencial de su trabajo y la necesidad urgente de apoyarlo. Porque correr por ellas es mucho más que deporte: es una forma de ayudar a que miles de mujeres puedan volver a caminar en libertad.
Ana Bella: transformar el dolor en una red que salva vidas
La Fundación Ana Bella nació de la historia de una mujer que logró escapar del maltrato y decidió convertir su supervivencia en un movimiento colectivo. Su visión es clara y profundamente transformadora: las mujeres que han sufrido violencia pasan de ser víctimas a supervivientes, y pueden usar su experiencia para ayudar a otras a romper el silencio, denunciar y reconstruir su vida.

Además de su enorme red emocional y comunitaria, Ana Bella impulsa proyectos concretos y eficaces que abordan desde la urgencia hasta la reconstrucción:
Red de Mujeres Supervivientes
El corazón de la fundación. Una red de mujeres que han salido del maltrato y que acompañan a quienes aún están dentro. Atienden llamadas, acompañan a juzgados, buscan pisos, sostienen emocionalmente y están disponibles en momentos críticos. Una mujer que se salva tira de otra.
Escuela Ana Bella para el Empoderamiento
Un espacio de formación que ofrece herramientas para recuperar autoestima, habilidades laborales y autonomía económica. Porque sin independencia financiera, ninguna salida es sostenible.

Programas de empleo con empresas
La fundación trabaja con compañías que se comprometen a contratar a mujeres supervivientes, con condiciones adaptadas, tutorización y entornos seguros. Cada empleo es un punto de apoyo para volver a vivir en libertad.
Prevención en colegios y universidades
Charlas y talleres para detectar señales de control, desmontar mitos del amor romántico y prevenir la violencia desde la adolescencia.
Formación a profesionales
Talleres para sanitarios, docentes, policías y funcionarios, con el fin de mejorar la respuesta institucional, evitar la revictimización y garantizar acompañamiento digno.

En conjunto, la Fundación Ana Bella no solo salva vidas: cambia mentalidades, rompe silencios y crea una comunidad donde las mujeres pueden reconstruirse sin miedo ni vergüenza.
Luz Casanova y el proyecto Luciérnagas: las mujeres que no llegan a ningún recurso
La Fundación Luz Casanova, que acaba de cumplir 100 años, lleva una trayectoria marcada por la adaptación constante. Nació en 1924 como un comedor popular sostenido por religiosas y voluntarias. Con el tiempo se profesionalizó y amplió sus recursos, hasta convertirse en uno de los pocos espacios de apoyo integral para personas sin hogar.

Pero hace unos años detectaron una ausencia inquietante: de las 120 personas que acudían a diario al centro de día, solo seis u ocho eran mujeres. No porque no existieran mujeres sin hogar, sino porque estaban completamente invisibilizadas.
¿Por qué no llegaban?
Porque las mujeres hacen lo imposible antes que vivir en la calle: se quedan con familiares, amigas, conocidos o incluso desconocidos; a veces a cambio de tareas domésticas, otras veces a cambio de favores sexuales. Cuando tienen hijos, la situación es todavía más crítica: la mayoría de recursos para personas sin hogar prohíbe la entrada de menores, lo que puede derivar en la pérdida temporal de la custodia.
A esto se suma algo aún más duro: muchas de estas mujeres viven violencia machista, pero no salen de casa porque no tienen alternativas.
Para responder a esta realidad nació Luciérnagas, un proyecto de la Fundación Luz Casanova creado en 2021 para llegar a esas mujeres invisibles y ofrecerles un espacio seguro y con perspectiva de género.

Luciérnagas ofrece lo que ningún recurso tradicional contempla: duchas, un café caliente, un sofá donde descansar, un lugar para leer, ver la televisión, hablar, llorar, pensar. Pequeñas cosas que permiten iniciar procesos enormes y reconstruirse.
El 90 por ciento de las mujeres atendidas está buscando vivienda o a punto de perder la que tiene. La emergencia es la vivienda. La prioridad, la supervivencia.
Carolina: 40 años de maltrato y una llave que abre futuro
Carolina tiene 61 años. Ha vivido cuatro décadas de violencia. Llegó a Luciérnagas destrozada, sin saber qué hacer, con pensamientos suicidas. Ella lo describe así: “Llegaron cuando ya no podía más. Yo las llamo mis ángeles, porque me tomaron de la mano y no me han soltado.”

Gracias a la fundación y a una colaboración con Fomento de España, Carolina acaba de recibir un piso. Mañana firma el contrato. Siente vértigo, miedo, culpa. Pero también algo nuevo que no recordaba: futuro. Ha tenido que tomar distancia incluso de sus propios hijos, también marcados por la violencia vivida en casa. “Ahora tengo que pensar en mí”, dice.
Cuando visitó el nuevo piso vio decenas de figuras de ángeles en la entrada. “Fue una señal”, aseguró. Por primera vez, una puerta se abre delante de ella, no detrás.
Corre Segura: correr para que ellas puedan seguir viviendo
Por todo ello Corre Segura no es solo una carrera. Es un grito colectivo. Es correr contra el silencio, contra la indiferencia, contra un sistema que aún deja a muchas mujeres sin salida. Es convertir cada paso en apoyo directo a quienes hacen el trabajo que no aparece en ningún titular.

Ana Bella y Luz Casanova sostienen lo que nadie quiere mirar: las huidas a contrarreloj, las noches sin dormir, el miedo, la precariedad, la culpa, la falta de vivienda, la reconstrucción desde cero.
Ellas están ahí cuando todo se rompe. Y seguirán estando si las acompañamos. Correr es, esta vez, es mucho más que correr. Es decirles a todas: no estáis solas.
Si algo de lo que has leído te ha removido o sospechas que alguien de tu entorno puede estar en una relación de violencia puedes llamar al 016, el teléfono que atiende a las víctimas de todas las violencias machistas. Es gratuito, accesible para personas con discapacidad auditiva o de habla y atiende en 53 idiomas. No deja rastro en la factura, pero debes borrar la llamada del terminal telefónico. También puedes ponerte en contacto a través del correo o por WhatsApp en el número 600 000 016. No estás sola.


