A Sam Altman se le conocía como un exitoso directivo del mundo de la tecnología. Hasta ahora. Además de cofundador de Open AI, inversor con un olfato exquisito para apostar por empresas emergentes que después se han consolidado como Airbnb, Dropbox o Stripe, Altman ha vuelto a ser noticia pero por un asunto personal. Su hermana Anna Altman le ha acusado de abusos sexuales reiterados cuando ella era una niña y él un adolescente y vivían en el domicilio familiar en Missouri.
Sam es el mayor de cuatro hermanos, tres varones y una mujer. Ann señala que su hermano mayor la violó durante nueve años, desde 1997, cuando ella apenas tenía tres años y él doce, hasta el año 2006. Una década de abusos que ella se habría atrevido a denunciar ahora, veinte años después.
El director ejecutivo de OpenAI creció en San Luis en una familia judía. Su madre es dermatóloga y su padre agente inmobiliario. No es un genio informático al uso, comenzó a estudiar Ciencia de la Computación en Standford pero acabaría abandonando los estudios. No le hizo falta un título universitario para despuntar como un gran empresario, nombrado por Forbes como el principal inversor menor de 30 años en 2015.
Comunicado y desmentido
Una carrera profesional en ascenso enturbiada por una acusación de abusos en el seno familiar. Su hermana asegura haber sido obligada a mantener sexo oral y penetración durante años, varias veces por semana por Sam dentro del domicilio de los Altman. Un drama, según la joven, que le habría causado graves secuelas como estrés crónico y depresión y que ha arrastrado durante años hasta la actualidad. LA CNBC ha publicado que Ann pide una compensación económica de unos 75.000 dólares y los costes legales del proceso.
Ante este tsunami de acusaciones, Sam Altman no se ha quedado callado. Ha emitido un comunicado junto con su madre y resto de hermanos, en el que asegura que la acusación es falsa y que lo que le sucede a su hermana es que tiene problemas de salud mental además de dificultades económicas que la habrían impulsado a lanzar una mentira de estas dimensiones para obtener dinero a cambio.
“Esta situación causa un inmenso dolor a toda nuestra familia. Es especialmente desgarrador que ella rechace el tratamiento convencional y arremeta contra quienes intentan ayudarla. Durante años hemos intentado de muchos modos apoyar a Annie y ayudar a encontrar la estabilidad emocional”, dice el comunicado firmado por varios miembros de la familia Altman.
Multimillonario
La demanda fue presentada ante el Tribunal de distrito de Estados Unidos para el Este del estado Missouri, Ann Altman afirma que los abusos de su hermano se produjeron de forma continuada durante años en los que ella era una niña y le acusa además de intentar manipularla “haciéndole creer que los actos sexuales eran idea suya, a pesar de que ella tenía menos de cinco años cuando comenzó el abuso sexual y el acusado era casi un adolescente” y que, como consecuencia, las heridas emocionales causadas no le han permitido “disfrutar de una vida normal”.
La empresa de Altman, Open AI, se encuentra en un momento inmejorable, valorada en 157.000 millones de euros aunque inmersa en un proceso de cambio desde su creación en 2015.Nació como un laboratorio de investigación sin ánimo de lucro y se ha convertido en un referente de la inteligencia artificial creadora de ChatGPT. También ha recibido demandas de otra índole en los últimos tiempos. El periódico The New York Times denunció a la empresa porque asegura que ha utilizado millones de sus artículos sin autorización para entrenar los modelos de inteligencia artificial, lo que plantea dudas sobre la propiedad intelectual en la era digital.
El proceso judicial
El propio Elon Musk, que cofundó la compañía, también demandó a Altman por el cambio que ha experimentado la empresa desde una estructura sin ánimo de lucro en sus inicios a la gran multinacional que contradice los principios con los que se creó. Musk acusa al CEO de OpenAI de ganar millones de dólares cuando “el objetivo inicial era conseguir un beneficio para la humanidad”.
Demandas en el ámbito profesional que nada tienen que ver con esta otra, de su hermana, sobre abusos sexuales y que ya denunció a través precisamente de la plataforma de X, propiedad de Musk, en cuyo perfil escribió sobre el “abuso sexual, físico, emocional, verbal, financiero y tecnológico” que había recibido por parte de sus hermanos biológicos, “principalmente de Sam Altman”. Se abrirá un proceso judicial que se aventura muy mediático.