Hubo un momento, en el que Marta se dio cuenta de que no tenía herramientas para manejar su vida. Tenía 44 años y un hijo menor de edad. Vivía en una relación de violencia y debió de sentir algún tipo de peligro cuando decidió denunciar a su pareja por violencia de género.

Denunció por maltrato a su asesino en el juzgado de Onda (Castellón)
Lo hizo, según cuentan fuentes policiales, en el juzgado de Onda en Castellón. Poco se conoce de cómo evolucionó esa acusación. Lo cierto es que no parece que existiese una orden de alejamiento en vigor, ni se tomaron medidas de protección. Marta continuaba viviendo junto a su maltratador, sin que hayan trascendido más episodios violentos. Hay quien dice que ella rechazó la ayuda, pero no debería recaer en las víctimas la decisión de protegerse.
Se trata de mujeres en una situación personal y emocional difícil y que generalmente, buscan protección y arrope sin necesidad de complicar la vida a las que, hasta ese momento, han sido sus parejas. Por ello, deberían ser los operadores judiciales, policiales y sociales los encargados de recomendar y demandar las medidas de protección adecuadas.
La inmensa mayoría de las víctimas que sufren violencia de género en el ámbito de la pareja no denuncian a sus maltratadores, no lo harán nunca. Solo lo hace el 21,7 por ciento del total. Un porcentaje escaso. No se puede proteger ni ayudar a las víctimas que no pide ayuda, pero el sistema debería garantizar la seguridad de las mujeres que sí acuden al Estado en busca de respuestas y ayuda.
Es complicado identificarse como víctima de violencia de género
No es sencillo reconocerse como víctima de violencia de género. A pesar de lo que pueda parecer y las creencias instauradas en el imaginario colectivo, las mujeres tienden a minimizar el maltrato que sufren y en la mayoría de los casos no creen estar en peligro. Ni ellas, ni sus hijas e hijos. En gran medida se debe a cómo funciona el ciclo de la violencia y cómo los periodos de luna de miel se intercalan con momentos peligrosos y de tensión. La dependencia emocional, económica, el miedo o la vergüenza son otras de estas razones.
En cualquier caso, Marta sintió la necesidad de contar lo que estaba viviendo y pidió ayuda. No sirvió de nada. Su pareja, un maltratador reincidente de 43 años, la asesinó la semana pasada.
La asesinó e introdujo su coche en el maletero
Tras cometer el crimen, posiblemente, pensó en deshacerse del cuerpo. Eso explicaría por qué introdujo el cadáver en el maletero de su coche. Después, condujo.
Alrededor de las seis de la tarde del pasado viernes, el asesino se topó en la AP-7, a la altura de Constantí, en Tarragona, con una una patrulla de los Mossos d´Esquadra que estaba dando apoyo a una grúa que tenía que retirar un coche. En ese momento, el hombre salió de su vehículo y se aproximó a los agentes y les espetó que tenía el cuerpo de su novia, a la que había matado, en el maletero. Los mossos comprobaron el vehículo y encontraron el cuerpo de Marta con evidentes signos de violencia, el asesino fue detenido en el mismo lugar.

¿Dónde se produjo el asesinato?
Ambos vivían en Calafell (Tarragona) donde compartían domicilio. A pesar de que la delegada del Gobierno en Valencia, Pilar Bernabé, explicó que el crimen habría sucedido en esa vivienda de Cataluña, los investigadores no descartan que el asesinato se produjese en Castellón donde, al parecer, estaban visitando a unos familiares.

El juzgado de guardia de Tarragona ha dictado prisión provisional, comunicada y sin fianza para el detenido este lunes y se ha inhibido al de El Vendrell, competente por ser el lugar de residencia de la víctima. Se ha decretado el secreto de sumario.
Marta es la novena víctima mortal por violencia de género este año y la 1.303 desde que se comenzaron a contabilizar en 2003. Deja un niño huérfano, el octavo menor de edad sin madre en 2025 y el número 477 desde 2013.