“Lo hago por mis huevos”. “¡Hay que echarle huevos!”. “¡Con dos huevos!”. Admítanlo. No es la primera ni la última vez que escuchan alguna de estas frases. Es probable, incluso, que las hayan utilizado alguna vez en su vida. No una, ni dos, ni tres veces. Sino de manera natural y continuada. Forma parte de nuestro léxico.
Lo cierto es que la expresión “hacer algo por huevos” viene del latín opus est. Que significa hacer algo por necesidad. De forma impepinable toca por uebos llevar a cabo una acción. Su significado fue diluyéndose en el tiempo y, siempre en una sociedad patriarcal y al no ser consciente el hablante de su etimología, se terminó buscando una explicación en la asociación de “huevos” con los testículos.
La evolución del lenguaje machista
Por aquel entonces los testículos representaban la fuerza y la voluntad de los hombres. Y entonces, el significado de “tener un par de huevos” terminó utilizándose para decir alguien era “valiente”. La valentía, entonces, se asoció al género masculino. Así lo detallan los traductores del equipo AGORA.
Esta expresión, ya evolucionada hacia la masculinidad la ponía de manifiesto el propio Pío Baroja en su obra ‘Humano enigma’. También el Cantar de Mio Cid hace referencia a esta peculiar expresión: “Huevos habemos, mío Çid…”. Queriendo decir, cuan de necesario era el ‘héroe’ castellano.
🥚Ya está aquí ‘Por huevos’, nuestra nueva campaña institucional sobre masculinidades🥚
“Durante mucho tiempo nos hemos creído que sólo hay una manera de tenerlos, pero esto lo tenemos que cambiar #PorHuevos“.
🥚Por una masculinidad más libre, más diversa, más feminista🥚 pic.twitter.com/FOmYoOCzPb
— Ministerio de Igualdad (@IgualdadGob) September 4, 2025
Es hora de deconstruir masculinidades tóxicas
Y ahora, siglos después, por huevos forma parte de una campaña del Ministerio de Igualdad. Porque, ‘por huevos’, toca deconstruir masculinidades tóxicas. Toca abogar por una masculinidad “más libre, más diversa y más feminista”. Porque en una época de creciente negacionismo de la violencia machista, ante la “ola reaccionaria que muchos hombres están comprando a través de las redes sociales” (detallan desde el Ministerio de Igualdad) es más necesario que nunca concienciar de que, por huevos, toca ser valiente y decir basta a las masculinidades tóxicas.

Pablo Poveda y Guillermo Fernández son dos de esos hombres valientes que han sabido decirle a España entera que es “necesario cambiar lo que significa tener huevos”. Son los directivos creativos de la agencia de publicidad OGILVY. Trabajan junto al Ministerio de Igualdad creando campañas de sensibilización y concienciación de violencia machista.

Hablar de maculinidades a través de lo cotidiano
“Desde el primer momento apareció una chispa muy clara: qué potente sería hablar de masculinidades a través de algo tan cotidiano y cultural como hacer una tortilla de patatas. A partir de ahí empezamos a darle vueltas hasta que tomó forma de campaña”, nos cuentan.
Ellos mismos, con el tiempo –llevan años trabajando con el Ministerio- han ido adquiriendo “ciertas nociones sobre masculinidades” y, también gracias al equipo de expertos de Igualdad, “han ido detectando qué comportamientos son tóxicos y hay que dejar atrás, y cuáles no lo son”. De ahí, dicen, surge la campaña: “En ese sentido, la aportación de los expertos y nuestra experiencia confluyen en lo mismo: usar el sentido común para abrir conversación”.
Jerarquías impuestas: “Tener huevos no es imponerse, sino repensarse y transformarse”
En la campaña, con el conocido rostro de Paco León como protagonista, se ofrece a los hombres la posibilidad de “romper con las jerarquías” que les han “impuesto” desde pequeños. E invita a plantearse que, “tal vez, tener huevos no es imponerse y tirar para adelante sin respetar, sino repensarse, transformar su mentalidad, cuestionarse y llegar a cambiar”, con el simple gesto de hacer una tortilla de patatas – tan asociada a la figura materna o femenina en el hogar.
“Precisamente porque era una expresión muy asociada a la imposición masculina, a esa masculinidad tóxica de siempre”, explican ambos creativos. Y lo que querían, nos cuentan, era “darle la vuelta” a la expresión. Resignificarla. “Que tener huevos no sea mandar ni imponer, sino atreverse a cambiar, a cuestionar y a construir algo diferente”. Que, gracias al lenguaje, “jugando con él de una manera honesta y muy directa de conectar” sigamos construyendo una sociedad más igualitaria y libre de violencias machistas.