Pocos nombres están tan ligados a la reflexión pausada, la mirada lúcida y la palabra justa como el de Iñaki Gabilondo. A lo largo de décadas, el periodista ha sabido observar el mundo con una mezcla de serenidad ética y profundidad intelectual que lo convierten en una de las voces más respetadas del pensamiento español.
Cuando Iñaki Gabilondo recomienda una lectura, no lo hace por moda ni por compromiso. Lo hace porque en ella ha encontrado una verdad, una grieta luminosa o una forma de entender mejor el tiempo que habitamos.
Este artículo recoge las cuatro novelas que Iñaki Gabilondo considera imprescindibles. Títulos que a su juicio todo lector debería visitar al menos una vez en la vida. Son obras exigentes, profundas y, cada una a su modo, reveladoras. Algunas narran lo íntimo. Otras lo político y lo histórico. Pero todas tienen algo en común: interpelan directamente a nuestra conciencia.
‘La península de las casas vacías’, de David Uclés
Este libro sorprende por su título, pero también por su contundencia. La península de las casas vacías es una radiografía de una España silenciosa, que ha ido perdiendo el alma sin que apenas nos diéramos cuenta. David Uclés construye una especie de ensayo narrativo donde la despoblación no es solo un fenómeno demográfico, sino también una metáfora de la decadencia emocional, de la pérdida del arraigo, del extravío identitario de una sociedad que se quedó sin pueblo y sin pueblo interior.

Iñaki Gabilondo destaca de este libro su valentía al mezclar literatura, economía, sociología y crónica personal. Lo considera una obra crucial para entender lo que ha pasado —y sigue pasando— en una geografía que antes fue comunidad y ahora es paisaje. Entre párrafos que combinan la ternura con la crudeza, Uclés articula una voz íntima, honesta y demoledora.
‘El hijo del chófer’, de Jordi Amat
Si la anterior obra aborda la geografía de la pérdida, El hijo del chófer se adentra en la anatomía del poder, de la manipulación y del relato. Para Iñaki Gabilondo, esta novela-reportaje del filólogo y ensayista Jordi Amat es uno de los textos más fascinantes escritos en España en la última década.

El libro traza el ascenso y caída de Alfons Quintà, un personaje real que fue periodista, juez, empresario, espía y, finalmente, asesino. Pero no se trata solo de la historia de un hombre oscuro. El hijo del chófer es un retrato del entramado mediático, judicial y político de la Cataluña postfranquista. Una radiografía tan apasionante como aterradora.
‘Sapiens. De animales a dioses’, de Yuval Noah Harari
Aunque no es ficción, sino un ensayo, Iñaki Gabilondo incluye Sapiens. De animales a dioses como una de las obras narrativas que más han transformado su forma de ver el mundo. Y no es casual. Yuval Noah Harari ha logrado lo que pocos pensadores contemporáneos pueden presumir de haber conseguido: explicar el origen, desarrollo y futuro del ser humano con claridad, profundidad y vocación literaria.

Desde los albores de nuestra especie hasta los desafíos del presente, pasando por la religión, la agricultura, el capitalismo o la inteligencia artificial, Sapiens. De animales a dioses no solo informa, también perturba. Iñaki Gabilondo, siempre atento a los puntos de inflexión civilizatorios, considera que su lectura es esencial para no ser arrastrados ciegamente por la inercia de la historia.
‘La loca de la puerta de al lado’, de Alda Merini
Pocos libros capturan la desolación y la lucidez de la locura como La loca de la puerta de al lado. Y pocos lectores se atreven a recomendarlo con tanta convicción como Iñaki Gabilondo. Esta obra autobiográfica de la poeta italiana Alda Merini —encerrada durante años en hospitales psiquiátricos y marginada por el canon literario— es un testimonio desgarrador de una mujer a la que se quiso callar y que, sin embargo, escribió con una fuerza casi mística.

Este libro no es solo un testimonio valiente, sino un acto de insurrección poética. En sus páginas hay dolor, sí, pero también humor, sensualidad y una ternura desbordante. La autora, a través de monólogos breves y fragmentos de prosa poética, convierte su sufrimiento en un canto a la libertad, al deseo y a la belleza del lenguaje.