La alfombra roja del Lido se llenó de expectación ante el regreso de Jim Jarmusch al concurso oficial de la Mostra con Father Mother Sister Brother, una película que confirma su maestría para mirar lo íntimo desde el borde de lo cotidiano. La obra, recibida con una ovación de cinco minutos en la Sala Grande, entremezcla tres relatos en apariencia sencillos —un padre en Nueva Jersey, una madre en Dublín, unos gemelos en París— para construir una reflexión universal sobre los afectos, la distancia y la fragilidad de los lazos familiares.
Cate Blanchett, radiante y con una energía serena, fue la figura más aclamada de la jornada. “Actuar es un juego al que me encanta jugar”, declaró durante la rueda de prensa. Con una sonrisa cómplice, añadió: “Cuando trabajas con un director como Jim, sientes que el guion se convierte en un espacio abierto. Él confía en que los actores llenemos los huecos con nuestra respiración, con los silencios, con todo lo que no está escrito. Eso es un regalo para cualquiera que ame este oficio”.

El argumento del tríptico
Father Mother Sister Brother se articula en tres capítulos interconectados, con la estructura fragmentada que caracteriza al cine de Jarmusch. En el primero, ambientado en Nueva Jersey, Tom Waits da vida a un padre anciano que recibe la inesperada visita de su hijo, interpretado por Adam Driver, y de su hija, Mayim Bialik. En un escenario lacustre, reducido a una casa solitaria a pocos kilómetros de Nueva York, los personajes confrontan de manera sutil los rencores y las ternuras que la vida ha ido acumulando.
El segundo episodio se traslada a Dublín y se centra en una madre, interpretada por Charlotte Rampling, que recibe a sus dos hijas —Cate Blanchett y Vicky Krieps— para una visita anual. Entre tazas de té, conversaciones a media voz y silencios prolongados, emerge el peso de la memoria compartida y las fisuras de la relación. Blanchett encarna a una hija que oscila entre la ironía y la vulnerabilidad, mientras Krieps aporta una contención que roza lo espectral.
El tercero ocurre en París, la ciudad que Jarmusch ha descrito como “la segunda ciudad de su vida”. Allí, dos gemelos jóvenes, interpretados por Indya Moore y Luka Sabbat, exploran las fronteras de la identidad y la complicidad en una metrópoli que se convierte en escenario tanto de encuentro como de desconexión. “Estos personajes representan lo que a menudo olvidamos: que ser hermano o hermana no es solo compartir sangre, sino aprender a sostener el mundo del otro cuando se tambalea”, explicó el director.

Jarmusch: poesía en la sencillez
Durante el encuentro con la prensa, Jarmusch se mostró cercano, sonriente y dispuesto a responder a todas las preguntas. “No sé de dónde vienen mis historias”, confesó. “A veces las arrastro durante años, como si fueran melodías que nunca terminan. Y de repente, un día, se ordenan solas en mi cabeza. Este guion lo escribí en apenas tres semanas, pero llevaba décadas pensando en los vínculos familiares. Siempre me ha intrigado cómo lo más cotidiano puede esconder lo más profundo”.
Sobre su decisión de estructurar la película en tres partes, fue claro: “Me gusta trabajar en capítulos, como en la literatura. Cada historia tiene su autonomía, pero juntas forman un espejo roto donde cada fragmento necesita del otro para tener sentido. Si separas a estos personajes, pierdes algo esencial. Son piezas de un mismo puzle emocional”.
El director también se refirió a su reparto con entusiasmo: “Con Tom Waits y Cate Blanchett trabajo casi de manera telepática. No necesito darles muchas indicaciones; ellos ya entienden el tono que busco. Y poder rodar con Charlotte Rampling fue un sueño cumplido. Su sola presencia cambia la densidad de una escena. Hay actores que llevan décadas habitando la pantalla y, sin embargo, conservan un misterio intacto. Ella es una de esas”.

Cate Blanchett: el oficio como juego
Cate Blanchett, por su parte, se extendió en su manera de entender la actuación. “Me gusta pensar que actuar no es resolver un enigma, sino aprender a vivir dentro de él”, explicó. “Hay papeles que no tienen una respuesta clara. Con Jarmusch, el guion es apenas una partitura: nosotros improvisamos, respiramos y dejamos que la música surja. Eso es lo que hace que la interpretación sea un juego, uno que nunca termina y en el que siempre descubres algo nuevo”.
La actriz australiana también reflexionó sobre el papel de la familia en la película. “En el capítulo de Dublín, no hay grandes explosiones emocionales, sino pequeñas grietas en las conversaciones. Todos sabemos lo que significa compartir una taza de té con alguien a quien amas y, al mismo tiempo, a quien no has perdonado del todo. Esa mezcla de ternura y resentimiento me parece muy humana. Creo que muchas personas se verán reflejadas en esa escena”.
Polémica sobre el financiamiento y el link con Israel
La rueda de prensa no eludió cuestiones controvertidas. Jarmusch fue preguntado por el vínculo entre su distribuidora, Mubi, y un fondo de inversión con negocios en la industria armamentística relacionado con Israel. El director respondió con contundencia: “He hablado con ellos y estoy decepcionado. Pero no soy un representante de la compañía. Soy un autor independiente y siempre he recibido financiación de lugares muy distintos. Creo que, en general, el dinero de las grandes corporaciones es dinero sucio. ¿Podríamos rechazarlo y dejar de hacer películas? Tal vez. Pero para mí, dirigir es mi manera de hablar con el mundo, y necesito hacerlo”.

El estreno mundial de Father Mother Sister Brother en la Mostra culminó con un aplauso prolongado que se interpreta como un reconocimiento no solo a la película, sino a la trayectoria de un cineasta que ha construido una obra coherente, personal y siempre fiel a su voz. Cate Blanchett, Charlotte Rampling y Vicky Krieps, presentes en la sala, se mostraron emocionadas y agradecidas por la acogida.
“Venecia siempre ha sido un lugar donde el cine puede respirar”, señaló Blanchett antes de despedirse. “Aquí se escuchan películas que, quizás, en otros festivales se perderían entre las alfombras rojas. Para mí, estar en esta sala con Jim, con este equipo, es una celebración de lo que significa hacer cine todavía con amor y sin cinismo”.