La joya más infravalorada de Netflix: un thriller psicológico con un reparto de lujo y una trama perturbadora

Descubre 'El diablo a todas horas', un thriller de Netflix con un reparto estelar, una crítica a la religión y una historia inquietante

El diablo a todas horas - Cultura
Robert Pattinson en un fotograma de 'El diablo a todas horas'
Netflix

El diablo a todas horas no es la película más promocionada de Netflix. Sin embargo, sí una de las más densas y fascinantes de su catálogo. Con un título que ya anticipa una oscuridad constante, la cinta arrastra al espectador a un universo sombrío donde la violencia, la fe deformada y la desesperanza se entrelazan sin respiro.

Dirigida por Antonio Campos y basada en la novela de Donald Ray Pollock, esta cinta estrenada en plena pandemia en 2020 se convirtió en un fenómeno de visionado. Por desgracia, no logró el reconocimiento crítico que merecía. Aún hoy, muchos pasan por alto la potencia narrativa y estética de El diablo a todas horas.

‘El diablo a todas horas’: una historia coral marcada por el pecado y la culpa

Ambientada entre Ohio y Virginia Occidental tras la Segunda Guerra Mundial y durante los años 60, la cinta construye una red de historias que giran en torno a la figura de Arvin Russell, interpretado con inesperada madurez por Tom Holland. En cada giro de la trama, los personajes se enfrentan a sus propios demonios —algunos externos, pero la mayoría internos— en un mundo donde la redención parece imposible.

Esta es, sin duda, una de las grandes bazas de El diablo a todas horas: no escatima en mostrar la crudeza de una América profundamente religiosa y profundamente rota.

Uno de los aspectos más inquietantes de la película es su mirada crítica sobre la religión. Lejos de ser un consuelo o una guía moral, la fe se convierte aquí en un instrumento de poder, chantaje y violencia. Desde el reverendo Preston Teagardin hasta el fanático Roy Laferty, todos los predicadores retratados están lejos de la espiritualidad genuina. Esta representación provocó incomodidad en parte del público. Pero también sirve como uno de los grandes motores éticos de la película.

Otro de los grandes atractivos de El diablo a todas horas es su reparto. Tom Holland sorprende en un papel mucho más oscuro que su habitual Peter Parker, mostrando una gama interpretativa que hasta entonces no había podido explorar. Su enfrentamiento con el personaje de Sebastian Stan, el corrupto sheriff Lee Bodecker, es una de las escenas más tensas del film. Ambos, veteranos del Universo Marvel, se enfrentan aquí en un registro completamente distinto, y salen airosos.

Póster de El diablo a todas horas - Cultura
Imagen promocional con el póster de ‘El diablo a todas horas’
Netflix

En El diablo a todas horas, cada personaje es una pieza rota. Y el reparto logra transmitir esa fractura emocional con intensidad. El propio Sebastian Stan se aleja de su carisma habitual para encarnar a un hombre podrido por dentro, mientras que Riley Keough y Jason Clarke conforman una pareja de asesinos tan perturbadora como realista.

Robert Pattinson: el reverendo más inquietante de Netflix

Pocos papeles en la filmografía reciente de Robert Pattinson resultan tan magnéticos como el de Preston Teagardin. En El diablo a todas horas, su reverendo es una figura casi demoníaca, oculta bajo la máscara del carisma y la palabra sagrada. El acento sureño que emplea —que ocultó al resto del reparto hasta el día de rodaje— y su comportamiento ambiguo hacen que cada escena en la que aparece esté impregnada de amenaza.

El diablo a todas horas saca lo mejor del actor británico, quien aquí demuestra por qué es uno de los intérpretes más versátiles de su generación.

El personaje de Willard Russell, interpretado por Bill Skarsgård, es quizás el más trágico de la película. Veterano de guerra, padre roto y esposo desesperado, Willard representa la pérdida del control y la caída libre hacia el fanatismo. La interpretación de Skarsgård logra transmitir humanidad incluso en los momentos más oscuros. Su relación con su esposa Charlotte y su hijo Arvin es el corazón emocional de una historia donde casi nadie logra escapar indemne.

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