Olvídense del músico torturado. Del genio encerrado en su laberinto. Ido Fluk ha decidido mirar hacia otro lugar, hacia los márgenes de la historia que creíamos conocer. “Quería contar algo nuevo realmente, y cuando descubrí a Vera Brandes, vi una oportunidad única para contar la historia al revés”. Köln 75, en cines desde el 11 de julio, no es la crónica de Keith Jarrett ni una oda más al virtuosismo masculino, sino el retrato íntimo y vibrante de Vera Brandes, la joven promotora de 17 años que hizo posible el concierto más legendario del jazz improvisado. En conversación con Artículo 14, Fluk reivindica la libertad de filmar desde lo invisible, de componer una película como se compone una pieza musical: sin tratar de imitar a nadie.

En las primeras frases, la voz en off anuncia que esta es una película sobre “el trampolín”, en este caso, sobre Vera Brandes, no sobre el músico Keith Jarrett. ¿Por qué quiso poner énfasis en su historia y no en la enigmática y atractiva estrella del jazz?
Se han hecho muchísimas películas acerca de músicos torturados (por cómo crean, por su dificultad…) y es algo que se ha hecho una y otra vez. No te voy a decir qué películas son pero estoy seguro de que alguna se te ocurre. Entonces, lo mío no es hacer copias, no me interesaba en absoluto. Quería contar algo nuevo realmente, y cuando descubrí a Vera Brandes, vi una oportunidad única para contar la historia al revés. Digamos, de dentro para fuera, en vez de hacerlo de fuera para dentro. Es decir, mostrar lo que ocurre entre bambalinas, enfocar realmente la historia en lo invisible.
¿Puede haber algo más puro, artísticamente hablando, que un recital de piano improvisado completamente desde cero?
Es verdad que hay algo muy puro en el hecho de ver a un artista en el escenario solo, con un instrumento. No puedo decirte si el piano es el más puro, pero creo que el hecho de que una persona esté delante de un público con un instrumento se puede asemejar en cierto modo a una oración, o que no tienes nada donde esconderte, no te puedes esconder, estás ahí, totalmente expuesto. Sobre todo, es muy especial cuando no es una pieza musical escrita, sino que nace en ese momento, estás aún más expuesto realmente. Estás diciendo lo que eres al público. Es algo donde el artista es muy frágil y es una posición muy peligrosa, y es un momento en el que toca algo muy sincero, muy verdadero.

El montaje es excepcional: lleno de dinamismo, vitalidad, muy en consonancia con la protagonista. Has ganado al menos dos premios por el montaje (un premio y una nominación). ¿Por qué has optado por esta fórmula y no por otra?
Para mí, el montaje de una película es la extensión, la continuación del guión y el guión nace de lo que yo imaginé antes, porque una película empieza en los sueños. Entonces quería escribir un guión como un baterista, quería escribirla como haría un músico, o sea, no pensarlo, que la estructura del guión fuera una improvisación constante, sin un tratamiento previo, sin guía, sin nada. Solamente entrar en el guión y dejar que fluyese, y mucha gente, cuando leyó el guión dijo: suena a música, es musical, tenía un tempo, un ritmo, era música. Entonces mi trabajo, a partir de ahí, era llevar esta visión hacia adelante, llevarla al plató. Comencé a explicarle mi visión a todo el equipo (unas cien personas), para que la entendieran, o sea, llevarles hacia allí. Y una vez hecho eso, mi trabajo fue encontrar a la montadora más fantástica que pude encontrar, a la montadora Anja Siemens. Y lo que les dije es lo mismo que le dije a todo el mundo: libertad. A la actriz le dije: eres libre, te puedes apoderar el personaje, y a Anja le dije lo mismo: eres libre. Yo solamente estoy, en realidad, para que mi visión sea consistente, pero luego dejo libertad y Anja consiguió hacer una mejor versión del número de batería y la conservamos.
Vera es una persona cargada de energía, espíritu de lucha, rebeldía, combativa… una actitud más frecuente en los años 60 y 70. ¿Crees que hemos perdido este punto en la sociedad en que vivimos?
Yo creo que nos acordamos de la historia que contamos de los años 70, si lo piensas, estoy seguro de que la mayoría de la gente se quedaba en su casa y no hacía nada. Sí, la historia, ¿qué es lo que ha plasmado? Las manifestaciones contra la guerra de Vietnam, Mayo del 68 en París, el Movimiento Feminista, pero yo creo que la historia ha mostrado a la gente que hacía algo. Y en ese sentido, no creo que hoy sea muy diferente. Dentro de 30 años, al recordar el año 2025, pensaremos que la gente hizo mucho.

La protagonista es una chica que se abre camino en un mundo de hombre, el jazz y la promoción de conciertos. Usted tiene en su equipo técnico varias mujeres, entre ellas en Producción y en Montaje, por lo que se ha llevado algunos premios. ¿Cree que en la industria del cine, las mujeres tienen que reclamar el lugar que les corresponde?
Sí, desde luego, me pareció muy importante encontrar justamente un equilibrio de género dentro del equipo, tanto artístico como técnico. Me parece que es algo que importa. También me parece que es una lucha que hay que seguir llevando a cabo, que no se ha ganado ni mucho menos. El cine sigue siendo un espacio muy dominado por los hombres y todos tenemos que esforzarnos en conseguir mejorarlo, y por eso cuando pienso en una película, incluso no solo en cuestión de contratar al equipo artístico y al equipo técnico, sino también cuando escojo, selecciono historias para contarlas, lo tengo en cuenta