A veces no basta con haber oído hablar de un clásico. Hay que verlo, sentirlo, dejarse arrastrar por la emoción de una historia bien contada. Entre los grandes títulos del siglo XX, El apartamento (1960), dirigida por Billy Wilder, no solo ha resistido el paso del tiempo: lo ha desafiado.
Pese a sus múltiples premios, reconocimientos y devoción crítica, no todo el mundo ha visto El apartamento. Y, sin embargo, ahora es más fácil que nunca rendirse a su encanto. Está disponible en Prime Video.
La tragicomedia perfecta
El apartamento no necesita efectos especiales ni giros imposibles. Su grandeza radica en el guion, en las interpretaciones, en la humanidad imperfecta de sus personajes. Con una precisión de relojero, Billy Wilder y su inseparable I.A.L. Diamond construyeron una historia que parece sencilla. Un oficinista cede su apartamento a los jefes de su empresa para que tengan citas extramatrimoniales, esperando escalar puestos a cambio.
Pero bajo esa premisa se oculta un fresco emocional de soledad, ambición, culpa y redención.
Quien se adentre en este filme descubrirá que la comedia y el drama no solo pueden convivir, sino potenciarse mutuamente. Y esa capacidad de transitar lo trágico con ligereza —o lo cómico con profundidad— es una de las razones por las que muchos consideran El apartamento la mejor película de la historia.
Jack Lemmon y Shirley MacLaine: dos almas rotas
C.C. Baxter, interpretado por Jack Lemmon, es uno de los personajes más entrañables del cine. Con su abrigo raído, su paraguas torcido y sus cenas de televisión en soledad, encarna a la perfección esa figura del hombre común, con sueños pequeños y un corazón demasiado grande para el mundo que lo rodea. Pero es Shirley MacLaine, como la ascensorista Fran Kubelik, quien dota a El apartamento de un alma herida que no se victimiza.
La química entre ambos traspasa la pantalla y da sentido a la narrativa emocional del filme. El apartamento no funciona sin la tristeza agridulce de ella ni sin la vulnerabilidad constante de él.

La noche de los Oscar de 1961, El apartamento arrasó: Mejor Película, Mejor Dirección, Mejor Guion Original, Mejor Montaje, Mejor Dirección Artística. Fue la primera comedia romántica en ganar el gran premio desde los años 30. En medio del auge del cine épico, Billy Wilder apostó por un relato íntimo, cotidiano, imperfecto. Y el mundo se rindió.
Pero su influencia no terminó ahí. Décadas después, películas como Lost in Translation, Her, Magnolia o incluso La La Land beben del mismo tono melancólico, sofisticado y delicadamente irónico. Quien vea El apartamento hoy, en Prime Video, estará reconociendo las raíces de muchas de las grandes historias del siglo XXI.