De tal palo tal astilla. Con el “Maestro” Chinto Mordillo como padre y con Karla Benítez “La guerrera de Dios” como madre, la vida de Cynthia Mordillo no podía ir por otro camino que no fuese el de las artes marciales. Nacida en Barcelona un 2 de agosto de 2001, pero residiendo en Fontanar (Guadalajara), su vida se decantó desde muy temprano.
Aprendió a andar encima de un tatami y con solo 3 años ya estaba compitiendo. Esa disciplina y valores que encontró en la lucha hicieron que, como ella misma reconoce, las artes marciales sean su vida, “lo son todo para mí”.
En Artículo 14 hemos tenido la suerte de poder hablar con ella y conocer a una persona que vive por y para la lucha. A sus 23 años ya pesan sobre su espalda multitud de vivencias, campeonatos y aprendizajes. Todos ellos reunidos en un sueño, el de superarse día a día y del que hemos tenido la oportunidad de conocer más detalles.
Libertad total
No es una novedad que descendientes de deportistas reconocidos sigan los pasos de sus antecesores. Sin embargo, muchas veces no está bien visto e incluso se llega a asociar con una imposición. Así, en cambio, se deja a un lado la perspectiva de las ganas y el deseo que puede generar en las nuevas generaciones la posibilidad de emular a sus grandes referentes.

En el caso de Cynthia siempre ha sido una decisión sencilla. “Mis padres siempre me han dado mucha libertad a la hora de hacer un deporte”. Las artes marciales no eran la única actividad deportiva que ella realizaba, pero al final la cabra tira al monte. “Siempre he hecho muchas actividades, pero realmente donde más segura y más cómoda estoy es en un tatami, en la jaula o en el ring. Es lo que me llena”.
Y, ante eso, poco se puede hacer para frenar los inicios de una luchadora nata. El Meguro Castilla de Guadalajara es su templo y ahí forja una carrera que acumula éxitos y reconocimiento a la disciplina y al trabajo incansable que no negocia. Eso que siempre ha visto en su casa y en Valentina Anatolievna Shevchenko, su otra gran referente.
Una vida de entrega y sacrificio
De la peleadora nacida en Kirguistán y actual campeona del peso mosca en la UFC, Cynthia destaca su resiliencia. “La he visto crecer, ganar y perder, pero nunca se ha rendido”. Sus palabras son ciertas y su camino en las artes marciales verifican que sigue al pie de la letra a sus modelos a seguir.
Con esa ambición de querer superarse día a día, la pequeña de los Mordillo sabe que en los entrenamientos está la base del triunfo. Y no racanea en esfuerzos, pese a que compatibilizar la vida del deportista con el resto de facetas siempre es complicado.
“Cuando hay competición cerca entrenamos de lunes a lunes y mínimo unas cinco horas diarias. Sin embargo, en época de universidad no puedo seguir ese ritmo. Ahí entreno 1 o 2 horas y da gracias porque no me da la vida para más. Al final querer es poder, pero mi vida se basa en entrenar, comer y dormir”.
Cynthia quiere y lo demuestra. Por su cabeza no pasa tirar la toalla y menos después de un parón que le tuvo lejos de lo que considera su vida durante dos años. Por suerte eso ya es pasado, un capítulo de su vida al que puso el punto y final volviendo a la competición el pasado mes de junio en el Mundial de MMA en Brasil.
Un bronce que sabe a oro
Allí, Cynthia volvió por todo lo alto a lo que le hace feliz. “Fue una completa locura. Ir a Brasil era impensable y tuve la oportunidad. Conseguí el bronce en la primera competición después del parón y las sensaciones fueron buenísimas”.
Por encima del metal, que solo Camila Canut pudo evitar que fuera de más valor, Cynthia destaca su regreso. “El tatami lo es todo y poder subirme a la jaula después de tanto tiempo no me lo va a quitar nadie”. Ese fue su verdadero premio tras dos años de calvario que solo han servido para coger con más ganas lo que tanto ansiaba.
Y prendida la mecha, no hay forma de detenerla. La de Fontanar tiene muy claro sus próximos pasos y en ese camino se encuentra. “Cuando eres amateur lo importante es la experiencia y el rodaje. Si no sales lesionado de la última competición, coges la siguiente con más ganas”. Y no hay duda de que Cynthia Mordillo es fiel a su palabra.
“Una experiencia increíble que ha superado cualquier expectativa”
Y es que, un mes más tarde de volver a la competición, “Malas noticias 3”, como ya la apodan en clara referencia a sus antecesores, se embarcó en otra aventura. El evento “Hombres de Honor 134” que se celebró en Tokio el pasado 27 de julio contó con su presencia.
Allí, en un escenario icónico como es el Tokio Dome, vivió una experiencia única. En febrero se quedó con la espinita, solo acudió como espectadora, pero este mes de julio le brindaron la oportunidad de no quedarse con las ganas y lo ha aprovechado. “Poder subirme a ese ring en el que han peleado tantas figuras importantes del mundo del kickboxing fue una auténtica pasada”.
Cynthia se enfrentó con una peleadora profesional local y cedió la victoria a los puntos, en decisión dividida. Pero su actuación no pasó desapercibida y fue nombrada la peleadora revelación del evento. Un premio inesperado que es, al mismo tiempo, combustible para una máquina que no quiere detenerse.
“Que me den ese premio de deportista revelación fue increíble y lo prefiero antes que cualquier otra cosa porque es un reconocimiento al trabajo”. De Japón vuelve dejando el listón alto, pero con la lección aprendida. “Nunca es suficiente, siempre tienes que dar un poco más y todo se basa en superarse día tras día”.
Vuelta a empezar
Recién llegada de ambas aventuras, Cynthia afronta ahora la parte oculta de las artes marciales. La faceta de seguir entrenando y mejorando en el complejo mundo de un deporte que combina múltiples modalidades. Todo con el propósito de mejorar su versión la próxima vez que compita en un tatami, un ring o una jaula.
No hay nada cerrado en lo que a próximas competiciones se refiere, aunque sí hay intenciones y propuestas que satisfacen. Eso sí, siempre de la mano de la AEMMA, a la que agradece el trabajo que hace por las MMA españolas. Sin duda, gratitud ante el esfuerzo por visibilizar y reconocer el trabajo de muchos deportistas y que, en cambio, es una parte que no llega de la forma en la que podría hacerlo.
“En España tendríamos que ponernos todos en un mismo barco, que sea un deporte libre e independiente y a partir de ahí trabajar más”. Esa es la base para Cynthia de que las artes marciales gocen del lugar que merecen en nuestro país. Pero, por desgracia, a día de hoy no es la realidad que vive un mundo en el que las peleas entre promotoras se interponen en el camino de los atletas.
Crecimiento, visibilidad y un mensaje claro
Precisamente, en esos esfuerzos que se deben hacer por aumentar la presencia y visibilidad de las artes marciales, aparecen en escena los eventos de varios streamers que intentan acercarse a los deportes de contacto. Los dos grandes exponentes son “La Velada de Ibai” y el “Dogfight Wild Tournament” de Jordi Wild.
Ambos eventos, capaces de reunir a millones de espectadores en directo, son un gran acercamiento a nuevos públicos. Para Cynthia, de tener que decantarse por uno de ellos, se queda con el segundo. “El evento de Jordi Wild es muy positivo porque está metiendo cada vez a más peleadores amateur. Está enfocándose más en un mundo de peleadores que son realmente competidores y eso es un avance importante”.
Quién sabe si veremos algún día a la propia Cynthia Mordillo en el evento del streamer catalán. Ella no cierra puertas a nada, pero al margen de participar o no, coincide en que es una buena oportunidad de que la gente se acerque a lo que es su vida. “Todos empezamos desde cero, nadie nace sabiendo. El mundo de las artes marciales es muy completo y bonito. Hay mucho detrás de dos personas que se suben a pelearse. Disciplina, valores, respeto… Yo animo a todo el mundo a acercarse a las artes marciales”.