El fútbol femenino inglés afronta un punto de inflexión. A partir de la temporada 2026/2027, los clubes que compitan en la UEFA Women’s Champions League quedarán excluidos de la Copa de la Liga, un movimiento que busca aliviar un calendario cada vez más exigente y frenar el desgaste físico que arrastran las jugadoras. Con más partidos, más viajes y más carga competitiva, la salud de las futbolistas se ha convertido en una prioridad inaplazable, y esta reforma pretende ser el primer paso para protegerla.
Más equipos, menos descanso
El calendario del fútbol femenino inglés ha empezado a tensarse hasta el límite. La Copa de la Liga, que anteriormente reunía a equipos de la Women’s Super League y del Championship, deberá adaptarse a una realidad mucho más exigente: una liga que crece, una Champions con más participantes y una carga de partidos que ya no se sostiene.

Con la WSL ampliada a catorce clubes y una Champions que alcanza los 18, los grandes del país (Manchester United, Chelsea y Arsenal) encadenan viajes, entrenamientos y competiciones sin apenas respiro. El resultado es evidente: menos recuperación, más cansancio y un riesgo de lesión cada vez mayor. Por eso, apartar a los equipos europeos de la Copa de la Liga no es solo una decisión deportiva, sino una medida urgente para evitar un desgaste que ya empieza a pasar factura.
El cuerpo dice “basta”
La sobrecarga de partidos ha puesto en alerta a clubes, preparadores físicos y médicos. El ritmo competitivo actual no solo exige más esfuerzo, sino que también está provocando un aumento visible de lesiones musculares y roturas de ligamentos, el temido cruzado anterior, uno de los enemigos más frecuentes y devastadores para las futbolistas.
El descanso escasea, la recuperación es insuficiente y el cuerpo termina pagando la factura: baja el rendimiento, sube el riesgo de recaídas y la salud se convierte en el centro de todas las conversaciones. Ante este escenario, la Copa de la Liga se transformará con un formato que sustituye a los grupos tradicionales. Habrá una clasificación única, emparejamientos por proximidad geográfica para evitar viajes largos, ocho plazas para cuartos de final y un calendario alineado con la Champions para evitar saturación de fechas.
Las claves para evitar lesiones
Toni Bailén, fisioterapeuta especializado en la rehabilitación de lesiones, explica que el incremento de la carga competitiva y la reducción del tiempo de descanso están generando una fatiga neuromuscular creciente entre las futbolistas.
Según detalla, la acumulación de partidos, los constantes desplazamientos y los compromisos entre semana afectan de forma directa al rendimiento y aumentan la predisposición a sufrir lesiones, especialmente en acciones de alta intensidad como aceleraciones, frenadas o cambios de dirección. Esta alteración en la calidad del movimiento favorece la aparición de lesiones sin contacto, entre ellas la rotura del ligamento cruzado anterior, cada vez más frecuente en el fútbol femenino. Bailén también señala que, comparando élites masculina y femenina, los niveles de fatiga neuromuscular son similares debido al elevado número de partidos al año.
Respecto a la recuperación postpartido, destaca dos pilares esenciales: una correcta higiene del sueño (entre 7 y 9 horas de calidad) y una buna nutrición. A partir de ahí, pueden añadirse estrategias complementarias como presoterapia, compresión, fisioterapia manual, foam rollers, baños de frío o sauna, siempre subordinadas a un adecuado descanso y a una óptima gestión de cargas durante la semana.
España, saturada, según Aitana Bonmatí
El debate sobre el exceso de partidos traspasa las fronteras inglesas y también sacude al fútbol español. Aitana Bonmatí, Balón de Oro y voz influyente del FC Barcelona, ha denunciado públicamente la saturación competitiva que viven las jugadoras en la Liga F Moeve, donde se disputan más encuentros que en otros países europeos. La centrocampista sostiene que la situación no es sostenible y que el volumen actual de partidos compromete tanto el nivel de la competición como la salud de las futbolistas.
Aitana fue clara y directa: “Somos las que jugamos más partidos de todo el mundo. Estamos siempre en unas condiciones distintas del resto de ligas”.

Su mensaje no apunta solo a la crítica, sino también a la búsqueda de soluciones. La jugadora aboga por un campeonato más reducido y atractivo, que permita proteger a las deportistas, elevar el nivel del producto y ofrecer un fútbol más competitivo. Para ella, el modelo inglés es un ejemplo: menos equipos, menos carga y una planificación que permite gestionar mejor el desgaste físico a lo largo de la temporada.
La prioridad es la salud
La decisión tomada en Inglaterra no solo modifica el funcionamiento de la Copa de la Liga: establece un rumbo claro para el futuro del fútbol femenino. El mensaje es contundente: el espectáculo solo puede crecer si la salud de las jugadoras está en el centro del proyecto. Ajustar calendarios, reducir cargas y priorizar el descanso ya no es un lujo, sino una necesidad para garantizar carreras más largas y una competitividad sostenida.
La reforma del torneo inglés no resuelve el problema por completo, pero marca un antes y un después. Es, en esencia, el primer paso hacia un escenario en el que competir al máximo nivel y preservar el bienestar de las futbolistas no sean objetivos enfrentados, sino líneas que avanzan en la misma dirección.


