La primera jockey que ganó a los hombres

Pionera en el mundo del Turf, Conchita Mínguez nos relata una vida apasionante como jockey, entrenadora y comisaria

Imagen de Conchita durante los años en los que competía como jockey

Llegamos al Hipódromo de Madrid que nos recibe magnífico e imponente en la soledad de las mañanas. Unos cuantos trabajadores que acondicionan las instalaciones y los entrenadores más rezagados que están acabando las últimas tandas de galope, son los únicos en habitarlo un mediodía del miércoles. Allí nos ha citado Conchita Mínguez. Porque el hipódromo es el lugar donde han tenido cita la mayoría de sus sueños, incluida su boda. 

Viene con un ejemplar de “Las mujeres salmón” de Patricia Cazón, orgullosa y agradecida de que se sigan acordando de sus logros, “aunque hayan pasado tantos años ya”. Porque desde que esa niña de ocho años que empezó a montar a caballo por la familia inglesa con la que le mandaron a estudiar, ha pasado ya más de medio siglo.

De primeras, como todo lo que empieza, no era más que un hobby, pero cuando probó a montar un caballo de carreras en el mismo hipódromo donde estamos, supo que estaba hecho para ella. “Esa adrenalina me asombró. Era como una droga pero buena”.

El Artículo 14 que motiva el nombre de nuestro medio, es precisamente el que le dio la llave a Conchita Mínguez para conseguir su derecho a competir en los años 80. “Gracias a ese artículo de la Constitución, a la carta que escribí a lo que es hoy el Jockey Club y al despacho de abogados que contraté, conseguí poder participar en las carreras como jockey” porque hasta entonces las mujeres sólo podían tomar parte en las carreras amateurs, competir junto a hombres no era posible.

Una vez que adquirió su derecho, “la niña” como la llamaban, empezó a competir en igualdad en las carreras de caballos. Y del “niña no te cruces” que oía entre sus compañeros, pasó a decir ella “a ver si consigues seguirme” recuerda Conchita. Su evolución en un mundo masculino lo resumen en sus primeros años. “Al principio venía en autobús con una linterna hasta la cuadra, al cabo del tiempo salían a la entrada a buscarme y cuando ya ganaba, venía un coche a mi casa a buscarme”. 

“Me fui ganando el respeto porque tenía muy buena mano con los caballos complicados”, y eso se fue transformando “en muy buenas amistades”. Como el vínculo que estrechó con el Real Madrid, “al que he estado ligado toda la vida porque el presidente Luis de Carlos, el siguiente a Santiago Bernabeu, fue el primer propietario que me contrató de jockey”. Hacía a sus caballos ganadores, “luego me invitaban a los partidos”, ríe Conchita. Cuando su carrera deportiva ya estaba asentada lo comenzó a compatibilizar con la de entrenadora de caballos. 

La primera mujer jockey en España atiende a Artículo14 en una entrevista exclusiva

Los triunfos de Conchita Mínguez no sólo se quedaron en territorio nacional. Compitió en Inglaterra, Francia, Italia, Alemania o Estados Unidos, donde además de ganar grandes carreras estudió sociología además de trabajar en el Hipódromo de Belmont Park, en Nueva York.

Y de la “niña” pasó a ser la darling en Reino Unido, un país en el que consiguió ser la primera mujer agente de la prestigiosa agencia de subastas, British Blackstar Agency. “Siento que en el extranjero me han valorado más. Eso es muy típico de España, pasa en todas las áreas”.

Como miembro selecto del deporte de élite vivió también momentos que ahora le arrancan la sonrisa. “Si es que he hasta sido jurado en Eurovisión”, recuerda “y una vez me llamaron para llevar una yegua al 1,2,3 que aún recuerdo que me dieron 83.000 pesetas de las de entonces”, como para no acordarse. 

Panorámica del Hipódromo de Madrid

Decididamente Conchita ha sido crucial en el mundo del turf, uno de los reconocimientos es tener un Gran Premio que lleva su nombre y se celebra cada 8 de marzo. Ahora con casi 65 años siente que aún le queda por aportar “no me quiero parar, tengo aún mucho que decir” por ese motivo ha reunido a las principales mujeres de su deporte en la “Asociación Mujeres del Turf” que ahora preside. Unas 30 profesionales entre jocketas, veterinarias o entrenadoras. “Yo lo que quiero es que lo tengan más fácil que yo”. A las nuevas generaciones de jockeys ella les aconseja “sobre los videos que deben ver para revisar carreras o sobre anatomía del caballo para que no se caigan. Yo era de poco caerme porque monté mucho a pelo y eso me hizo aprender a sujetarme bien”. 

 En el paddock destaca el cartel que anuncia para septiembre el Gran Premio de Jocquetas. Algo que era completamente inverosímil en los tiempos de nuestra protagonista y que hoy luce como una realidad. Su asociación y su figura han hecho mucho por ellas. Y es que para Conchita su máxima es una frase de Johann Wolfgang von Goethe: “Magia es creer en ti mismo, si puedes hacer eso, puedes hacer que cualquier cosa suceda”. Y con esa, nos quedamos.

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