El fútbol femenino vive uno de sus momentos más especiales en la capital portuguesa. Este sábado, Lisboa será testigo de la gran final de la UEFA Women’s Champions League entre el FC Barcelona y el Arsenal FC, un duelo de alto voltaje que enfrenta a dos de las instituciones más representativas del fútbol europeo.
La ciudad, acostumbrada a ser protagonista en noches históricas, se viste de gala una vez más para acoger una final continental, esta vez con el Estadio José Alvalade como epicentro del espectáculo.

La cita promete emociones fuertes. Por un lado, el Barcelona llega con el cartel de favorito. Las catalanas, vigentes campeonas del torneo, buscan su cuarto título en su historia y consolidar una hegemonía construida a base de talento, constancia y un estilo de juego que ha marcado época.
Por el otro, el Arsenal retorna a una final europea después de más de una década, con la ilusión renovada y un equipo que ha sabido reinventarse para volver a la élite.
Ambas escuadras tienen historias distintas pero convergentes. El Barça, liderado por figuras como Aitana Bonmatí, Caroline Graham Hansen y Alexia Putellas, ha hecho del fútbol asociativo una bandera de identidad.
El equipo dirigido por Jonatan Giráldez se impuso con autoridad en semifinales al Chelsea, superando obstáculos como la baja de Alexia Putellas en algunos tramos del torneo.
En tanto, el Arsenal —con estrellas como Kim Little, Beth Mead y Frida Maanum— dio el golpe al eliminar al Olympique de Lyon, uno de los gigantes del fútbol femenino.
El marco no podía ser mejor. El José Alvalade, casa del Sporting CP, será el escenario que albergará a miles de aficionados que han llegado desde España, Inglaterra y otras partes de Europa.
El estadio, con capacidad para más de 50 mil espectadores, ya fue el escenario donde se vivieron muchas finales y de mucha trascendencia sobre todo, si la capital portuguesa ya ha albergado finales de la UEFA Champions League masculina en dos ocasiones: en 2014 y 2020.
José Alvalade y su historia con la Champions
Aunque esta será su primera final femenina, el Estádio José Alvalade ya sabe lo que es albergar partidos de altísima exigencia europea.
Durante la temporada 2019-2020, en plena pandemia de COVID-19, Lisboa fue elegida sede neutral para concluir la Champions masculina en formato “Final 8”.
Si bien la casa del Sporting CP no fue sede de la final —que se jugó en el Estádio da Luz—, sí albergó varios encuentros decisivos, incluyendo los cuartos de final entre el RB Leipzig y el Atlético de Madrid, que terminó con victoria para los alemanes (2-1).

Además, el estadio ha sido sede habitual de partidos de la fase de grupos y eliminatorias de Champions League, tanto para el Sporting CP como para selecciones nacionales. Su atmósfera vibrante y el calor del público lisboeta lo convierten en uno de los recintos más emblemáticos del fútbol portugués.
Ciudad comprometida con el deporte
Más allá del estadio, Lisboa ha demostrado ser una anfitriona ejemplar. Desde su red de transporte eficiente hasta la oferta cultural y gastronómica, todo está preparado para recibir a miles de aficionados que llegarán de toda Europa.
La UEFA, por su parte, ha destacado el compromiso de la ciudad con la igualdad de género en el deporte, promoviendo iniciativas que buscan inspirar a las próximas generaciones de futbolistas.

Escenario perfecto para una final
Ahora, la ciudad suma un nuevo capítulo a su legado deportivo con esta final femenina. Un paso más en el crecimiento de un torneo que ha ganado visibilidad y prestigio en cada edición.
Y no es casualidad que Lisboa haya sido elegida: su capacidad organizativa, la infraestructura hotelera, la conexión aérea y el amor de su gente por el fútbol convierten a la capital lusa en un destino ideal para eventos de esta magnitud.
La final de este sábado no es solo un partido. Es una muestra del avance imparable del fútbol femenino, de la calidad de sus protagonistas y del interés creciente que despierta en medios, patrocinadores y fanáticos.