La voz de Ernest Riveras (Barcelona, 1964) que suena al otro lado del teléfono nos traslada directamente a una tarde de verano en los Juegos. Atiende a Artículo14 desde Barcelona, horas después de haber presentado su segundo libro `La historia oculta de los Juegos Olímpicos´ con una de las compañeras que ha estado a su lado en mil batallas periodísticas, Olga Viza.
La andadura periodística de Ernest, que el año que viene cumple 40 años en la profesión, no se puede desligar de su experiencia olímpica. Nos contó con su pasión contagiosa la ceremonia inaugural de París a lo largo del río Sena en los que eran sus octavos JJOO tras seis como enviado especial.

Es exhaustivo con la exactitud de los datos hasta niveles insospechados; quienes han trabajado con él lo conocen de primera mano. El lector que tan solo le haya disfrutado por televisión, encontrará en su obra una guía de consulta que pueda coger de la estantería cada vez que quiera acudir a una historia olímpica. “Este es un libro pretencioso en el sentido de que me gustaría enganchar a nuevas generaciones, a nuevos periodistas, que los Juegos tengan un sitio en su vida”, reconoce.
Cosido en 40 días
Mucho más allá del dato, nos encontramos con almas luchadoras, ejemplos de superación y de resiliencia en unas páginas que Riveras cosió “en 40 días”, aunque matiza que “han sido dos procesos distintos, cuando dejé las motos en diciembre del 2023 y supe que volvía a TVE y que iba a hacer los Juegos, me empecé a documentar”.
Tras ocho meses de recopilación, al acabar París había demasiado material valioso para dejarlo ir. “Pensé: no he podido soltar más que el 20% de todo lo que tenía preparado después de la ceremonia de apertura, la de clausura más el día a día de programas. Mi mujer, Natalia, me dijo que debía ser un libro, y justo mi editora del libro de Jorge Lorenzo me vio por la tele y me lo propuso. Y así nació `La historia oculta de los Juegos Olímpicos´”.
La parte más dura, cerrarlo definitivamente. Porque la historia del deporte sigue latiendo y en la imprenta casi le sacan tarjeta roja por querer seguir ampliando datos en sus páginas. “Hasta que me dijeron que ya no se podía más. Estoy deseando que llegue la segunda edición para poder incluirlos“, comenta con ese entusiasmo que le pone a todo lo que tiene entre manos.
Para las mujeres
Si de cada participante en los JJOO, Ernest siempre apuesta a que tiene una historia que contar, las de las mujeres le han llamado especialmente la atención.
En los últimos Juegos, París se reveló como los de la paridad, la igualdad de género y de oportunidades. Por primera vez en los 128 años de historia olímpica, participaron el mismo número de mujeres que de hombres.
El debe, para Ernest Riveras está muy claro: “ahora que ya existe la paridad en cuanto a las deportistas, lo que faltan son entrenadoras, muchísimas. Y eso es una cosa en la que hay que dar un paso, eso es lo que tiene que cambiar”. Se acuerda de la actual directora de Roland Garros, Amélie Mauresmo “que además de ser ganadora de Grand Slam, fue entrenadora de un hombre de gran nivel, Andy Murray. Eso no era lo normal”, explica.
De la misma forma desea que, aunque celebremos que Kirsty Coventry haya roto barreras siendo la primera mujer en presidir el COI, esto no se quede en mera anécdota. “Coventry es una seta en medio de todo porque los presidentes de las federaciones internacionales y los comités nacionales olímpicos son, en el 95%, hombres. Será más difícil llegar si en el COE son todo hombres”.
El episodio viral de Khelif
Imane es una de tantas mujeres a las que este libro rinde homenaje. Imane Khelif fue, quizá, la mujer de la que más se habló en los pasados JJOO. Su oro en boxeo trasladó a Paris el debate trans a pesar de que biológicamente Imane llegase al ring como mujer. Así lo expresó Ernest y se volvió viral. “Me vi arrastrado en un torbellino en el que se posicionó en contra la extrema derecha, como si ellos fuesen los defensores de la mujer”, comenta.
Casi un año después, la llegada de Trump a la Casablanca ha reavivado un debate que eclipsó los méritos deportivos de la deportista. “Es mucho mas fácil ser un niño que una niña en el mundo árabe, ella no ha cambiado de género, ha vivido con ese género toda su vida”, alude Riveras.
“A lo mejor en el futuro, y que se me entienda el símil, nos puede pasar con Khelif lo que nos pasó con Lance Armstrong, que le cantamos el primer tour, el segundo, el séptimo, fue el mejor de todos los tiempos y resultó que era un tramposo. A lo mejor llega el día que Imane Khelif se tenga que hacer una prueba de género y resulta que biológicamente es de genero masculino y no la dejan competir y tenemos que cambiar de parecer, y diremos que no puede participar y ya está. Pero en este instante y cuando se escribe el libro, ella es una mujer. ¿Por qué iba a el COI a dejar competir a alguien que no cumple los estándares?”, se pregunta.
“Su cuerpo no ha cambiado desde los JJOO de Tokio, no es que estuviese en la pubertad, es la misma boxeadora pero con más técnica”, reflexiona.
Sobre dichas pruebas de género, Ernest Riveras también se posiciona. “La nueva federación de boxeo ha dicho que va a hacer pruebas de género, algo que es ilegal en España”, se sorprende el periodista catalán. “Imagina que le piden una prueba de género a una atleta española, iría en contra de sus derechos como ciudadana”, explica.
La parte `más Ernest´ escrita por Riveras
En las páginas finales, el Ernest más personal sale a relucir, contando algunas de las vivencias que recuerda tan nítidamente “que en estas no me he documentado, les recuerdo a todos perfectamente. Hay personas que no están nombradas a propósito“, asegura. Desde un micrófono olvidado en un momento crucial, hasta una cabezada en la cabina de retransmisión.
Ernest se abre para dar a conocer y que le conozcan a él mismo un poco más, desgranando el trabajo que hay detrás de la mágica tarea de contar unos Juegos Olímpicos.