Cafés en Zara, el nuevo concepto de local de Marta Ortega

“La integración de espacios gastronómicos en tiendas de retail representa una estrategia clave para transformar el acto de compra en una experiencia inmersiva", señalan los expertos

Tiene 700 metros cuadrados y dos plantas. Pero no es una tienda más de Inditex porque en este local, sirven café. Es la nueva tienda de Zara Man en la calle Hermosilla de Madrid, un concepto piloto que pretende extenderse a otros espacios de la marca en todo el mundo como Tokio o Seúl. ¿Por qué la compañía de Marta Ortega se ha introducido en el mundo de la hostelería? La respuesta es múltiple. Zara quiere convertirse en una marca más premium (los precios de sus prendas en los últimos tiempos se han encarecido), tener más peso como marca y que el cliente se identifique con ella en cualquier ámbito y por supuesto, ampliar la experiencia de compra. Si Inditex consigue que sus compradores pasen más tiempo en sus espacios, acabarán gastando más. Algunas marcas rivales también experimentan con otros negocios que incluyen dentro de sus tiendas. Por ejemplo, H&M en Barcelona tiene un corner de la empresa catalana Syra Coffee. Si viajamos a Ginza, en Tokio, encontramos una tienda de Uniqlo de doce plantas con una cafetería en la última con las mejores vistas de la ciudad.

Para el abogado y analista independiente, Javier Flores, “la integración de espacios gastronómicos en tiendas de retail, como lo han hecho Zara con “Zacaffè” o Salvador Bachiller con “El Jardín Secreto”, representa una estrategia clave para transformar el acto de compra en una experiencia inmersiva. Cabe destacar que Salvador Bachiller fue pionero en esta tendencia en España, al incorporar espacios únicos y exclusivos dentro de sus tiendas mucho antes de que otras marcas internacionales siguieran este camino.

Por ejemplo, “El Jardín Secreto” y “El Rincón Secreto” de Salvador Bachiller en Madrid se han convertido en auténticos destinos, no solo para los compradores, sino también para quienes buscan un entorno diferente para desconectar y disfrutar de una experiencia gastronómica única. Estos espacios no solo prolongan la visita del cliente, sino que generan una conexión emocional más personal con la marca, reforzando su exclusividad mediante una cuidada decoración y una oferta gastronómica diseñada para sorprender.

Siguiendo este enfoque, Zara ha implementado “Zacaffè”, un concepto que combina diseño y tradición local, como el estilo neomudéjar de su espacio en Madrid, para ofrecer un ambiente acogedor y culturalmente conectado. Este tipo de iniciativas, además de prolongar la estancia en las tiendas, fortalecen el vínculo emocional con los clientes, posicionando a la marca como más que un lugar de compra, sino como un espacio de experiencias”.

Es posible que Marta Ortega esté mirando de reojo a las grandes firmas de moda que fueron pioneras en ampliar establecimientos y extender su marca como símbolo del lujo. Louis Vuitton tiene una cafetería en pleno centro de Manhattan. Entras y disfrutas de la experiencia de la tienda, del concepto de viaje y moda. También tiene otra en St. Tropez, en Francia, cuya ubicación está ligada al dinero y el glamour. Otra marca que se ha sumado a la experiencia gastronómica es Ralph Lauren, que tiene un restaurante en Nueva York con un diseño parecido al de sus tiendas, extendiendo la cultura americana que ha exportado a todo el mundo. Gucci, la firma italiana, ha abierto varios restaurantes italianos por todo el mundo con platos de pasta que cuestan, como mínimo, 30 euros.

“Estas estrategias, especialmente exitosas en mercados internacionales como Estados Unidos, muestran cómo las marcas que integran experiencias personalizadas y exclusivas logran diferenciarse en un entorno competitivo. Salvador Bachiller, como precursor en España, demuestra que el retail moderno debe trascender la venta de productos para ofrecer entornos que conecten con lo personal, mejoren el vínculo con los clientes y aporten un valor añadido exclusivo”, explica Flores.

Esta ampliación del negocio es fruto de un estudio exhaustivo del mercado para que los clientes puedan disfrutar de una experiencia más completa y envolvente, la fidelización del comprador ofreciendo esos servicios adicionales que aumentan su lealtad y que asocian a la marca con espacios agradables y atraer a los nuevos clientes, a los que antes no habían entrado en sus tiendas pero quizás les guste tomar una buen café con vistas. Y mientras la empresa gana más dinero, refuerza la identidad de marca. Según Antonio Castelo, economista de Ibroker, “estos espacios pueden ser utilizados para eventos especiales, lanzamientos de productos y promociones exclusivas, creando un sentido de exclusividad y comunidad entre los clientes. Además, se aumenta el tiempo de permanencia, al ofrecer un lugar donde los clientes pueden pasar más tiempo, se incrementa la probabilidad de que realicen compras adicionales durante su visita. En resumen, estas iniciativas no solo mejoran la experiencia del cliente, sino que también fortalecen la relación con la marca y pueden impulsar las ventas”.

El concepto de entrar en la tienda y sencillamente comprar un vestido, se ha quedado obsoleto. Ahora puedes quedar con una amiga, tomarte un café, quizás también un libro de decoración, dar una vuelta por la tienda y acabar pagando un vestido y ese jersey que, con la frialdad de la web, no te convencía.

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