El colapso del SEPE complica cada vez más la solicitud de prestaciones por desempleo

El colapso del SEPE es el reflejo de un problema crónico en la administración pública: la falta de previsión, personal e inversión real

Es esencial estar inscrito como demandante de empleo para poder recibir el paro.
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La situación en el Servicio Público de Empleo Estatal es crítica. El colapso del SEPE ha convertido un derecho básico —el acceso a las prestaciones por desempleo— en una carrera de obstáculos. Aunque el Ministerio de Trabajo insiste en que el sistema funciona con eficacia, miles de ciudadanos denuncian lo contrario: conseguir una cita presencial para solicitar ayudas es cada vez más difícil, y la sensación de abandono institucional crece a medida que pasan los meses sin soluciones reales.

Antiguamente, las colas ante las oficinas del SEPE eran visibles y evidentes. Hoy, han desaparecido. Pero no porque se haya mejorado el servicio, sino porque el colapso del SEPE ha trasladado esas colas al plano digital y telefónico. Muchos ciudadanos afirman que conseguir una cita previa para ser atendidos es casi imposible si no se paga por ello.

Desde el Ministerio aseguran que las prestaciones se reconocen en apenas dos días de media. Pero los afectados responden con una verdad incómoda: el problema no es el trámite en sí, sino el acceso a él. “Una vez se entra, la atención es buena. Pero llegar a entrar es el verdadero drama”, denuncian usuarios a través de testimonios recogidos por El País.

Plantilla insuficiente y carga de trabajo desbordada

El colapso del SEPE tiene una raíz estructural. La pérdida de más de 3.000 empleados en la última década ha dejado al organismo bajo mínimos. En la actualidad, solo 7.433 personas trabajan en el SEPE. A pesar de estar diseñado para operar con más de 12.000.

El colapso del SEPE complica cada vez más la solicitud de prestaciones por desempleo
Una imagen de ciudadanos en la oficina de empleo
EFE

El sindicato CCOO ha denunciado recientemente que el 40% de las oficinas no ofrecían citas o estaban cerradas en la semana del 7 de junio. Peor aún: en siete oficinas no había ningún trabajador disponible y en 59 solo uno. El colapso del SEPE es particularmente grave en zonas como Madrid, Barcelona, la costa mediterránea o las islas, donde la demanda se multiplica.

Uno de los factores que agrava el colapso del SEPE es la implantación del nuevo sistema informático ALMA, desarrollado por Deloitte. Los trabajadores coinciden en que muchas tareas que antes requerían cinco minutos ahora toman media hora. Además, las caídas constantes del sistema son parte del día a día. La falta de formación en la nueva plataforma y la convivencia forzada con el sistema antiguo han generado una parálisis operativa que frustra tanto a los funcionarios como a los usuarios.

Las vías paralelas (y de pago) para conseguir cita

El colapso del SEPE ha dado lugar a un mercado informal de citas. Desde locutorios hasta chats de WhatsApp, pagar entre 10 y 15 euros por conseguir una cita se ha convertido en algo común. Algunos testimonios en El País indican que estas citas se obtienen fuera del horario oficial, lo que ha levantado sospechas entre los sindicatos sobre la existencia de mafias que manipulan el sistema. “Es lamentable que haya que pagar por un servicio público gratuito”, denuncia CSIF.

El colapso del SEPE también tiene su origen en la dualidad administrativa. La renovación de la demanda de empleo la gestionan funcionarios autonómicos, generalmente sin problemas. Pero las prestaciones, competencia estatal, son el verdadero cuello de botella. Esto genera frustración en los usuarios, que pueden renovar su demanda con facilidad pero no logran acceso a la prestación. Mientras tanto, la brecha digital y la complejidad del sistema online siguen dejando fuera a buena parte de la población.

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La vicepresidenta Primera y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, en una visita al SEPE en 2022
EFE

La ministra Yolanda Díaz ha defendido recientemente que el SEPE “está a full”. Sin embargo, los datos dicen otra cosa. Aunque en 2024 se incorporaron 1.210 nuevos empleados y para 2025 se prevén 470 más, estas cifras no cubren las bajas ni compensan una década de recortes.

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