El sector feriante estalla en plena temporada de fiestas: “Nos han visto cara de paganinis”

Los profesionales lamentan las barreras burocráticas que se complican año a año y reivindican el papel de la mujer empresaria como “pilar de las ferias”

España se llena de ferias cada verano. Ahora está a punto de empezar la de Málaga y los empresarios estiman menos visitantes pero más gasto por parte de quienes lleguen. Quiénes disfrutan de las ferias y fiestas populares que llenan de luz y color los veranos de España son, en cierta medida, conscientes del enorme sacrificio que hay detrás de todos los trabajadores que dedican su tiempo a que la velada salga bien. Freidoras hirviendo en plena ola de calor, barras inabarcables, colas interminables para montarse a una atracción, gargantas desgañitándose cantando números en una tómbola… Pero hay mucho más. El montar y desmontar y luego carretera y manta: el trabajo del feriante es agotador, y el hastío es máximo cuando lo que se encuentra el sector son cada vez más obstáculos.

Es lo que denuncian varios empresarios feriantes consultados por Artículo14. Y el primer punto de conflicto se vio en junio en Vigo, la ciudad gobernada por Abel Caballero que no escatima en luces de Navidad, y sin embargo ha vivido un verano sin atracciones de feria. Ángel Gutiérrez, presidente de la Unión Industrial de Feriantes de España (UIFE), pone este ejemplo, que fue también denunciado en su momento por la Asociación de Empresarios de Atracciones de Feria de Galicia (Emafega) y por la Unión de Profesionales y Trabajadores Autónomos (UPTA), haciendo referencia a un “incomprensible” bloqueo por parte del Ayuntamiento.

En Vigo se da la circunstancia de que en el verano del año pasado murió un hombre de 36 años tras un fallo en la atracción conocida como el saltamontes. Ya entonces Gutiérrez, de la UIFE, incidió en que algo así pasa una vez cada diez años y reivindicó la seguridad de todos los montajes, que anualmente pasan revisiones por parte de ingenieros. Pero el cansancio de los feriantes no solo se ha visto en Vigo. Las tarifas y burocracia a los que el colectivo debe hacer frente, lidiando con docenas cuando no cientos de ayuntamientos al año, les hacen mella. En 2023, tampoco se montaron atracciones en Lalín, en Pontevedra. Y en 2022 los cáterings y cocinas de las casetas de la Feria de Abril, en Sevilla, anunciaron paros en protesta por la situación que sufren año tras año en el Real.

Los subsectores de las fiestas

Es difícil referirse a las ferias como un tejido productivo homogéneo porque precisamente en su naturaleza está la versatilidad de sus propuestas. En fiestas populares, veladas o ferias no hay un único tipo de negocio. Hay foodtrucks, hay casetas, hay barras, hay atracciones, hay puestos ambulantes. Por eso también dentro de este régimen las demandas suelen ser variadas, y mucha de ellas atendiendo a diversos subsectores de los que componen una velada popular. Por ejemplo, no serán las mismas las reclamaciones que hagan desde la patronal de atracciones de ferias que las que se hagan desde las cocinas de una caseta en Andalucía.

Así, Ángel Gutiérrez, presidente de la Unión Industrial de Feriantes de España, habla sobre todo de las enormes barreras burocráticas con las que los dueños de remolques que deambulan el calendario de festivos de España lidian. Tasas municipales, conexiones al agua y a la luz de distintos términos municipales, y por supuesto documentación relativa a la seguridad de los aparatos. “La seguridad no te la da un papel”, dice cansado Gutiérrez. “Cada día nos piden más papeles”, critica, recordando que en San Juan hay miles de celebraciones en toda España sin siniestros, lo que da cuenta del elevado estándar con el que el sector funciona. “Cada ayuntamiento es soberano y cada uno te pide lo que le parece al técnico de turno”, expone, haciendo que la inseguridad jurídica en un sector ya golpeado por el estrés sea mayor. “Nos han visto cara de paganinis”, denuncia, en referencia a las elevadas tasas municipales que deben pagar en muchos de esos destinos.

Por su parte, David Martín González, el presidente de la Asociación Andaluza de Empresarios de Hostelería de Feria, conoce bien el mundo de las cocinas en las casetas de Ferias como la de Sevilla. También se suma a las reivindicaciones de su compañero sectorial y añade que lo único que pide es que se les deje trabajar. Pone de ejemplo la polémica de los últimos años en torno a las jornadas laborales en las ferias andaluzas. “Trabajamos más que ocho horas y la única opción que nos da Inspección de Trabajo es duplicar plantillas”, lamenta. “Pero la gente ya no quiere trabajar en las ferias”.

“Si el feriante no existiera habría que inventarlo”

El de la feria y las fiestas populares es un sector económico que también genera beneficios más allá de sus límites. Un buen ejemplo de ello es Salvador Tarazona, que desde hace años dirige una correduría de seguros con su mismo nombre y desde hace una década y media ha encontrado mercado en el mundo de los seguros para feriantes y sus remolques. Conoce bien al sector y trabaja arduamente por cohesionarlo. Reivindica a Artículo14 que si el feriante no existiera “habría que inventarlo”, puesto que es el artífice de llenar de diversión las tórridas noches de verano en muchos puntos del país.

Precisamente por eso también lamenta que “muchos políticos y funcionarios traten en demasiadas ocasiones a los feriantes de forma injusta”. “Ese es uno de los grandes problemas: a pesar de estar al día con todos los permisos muchos feriantes siguen sufriendo trabas administrativas para trabajar, lo que hace un flaco favor a toda la población”. “Si cuando se paralizara una feria por problemas burocráticos todas las personas involucradas, desde concejales, técnicos a alcaldes, dejaran de cobrar, otro gallo cantaría. Esta profesión se debe ensalzar”, incide.

También enfatiza en la seguridad que envuelve al sector. Como corredor de seguros puede dar cuenta de ello: al fin y al cabo, enfatiza Tarazona, un siniestro se pueden comer buena parte de los exiguos beneficios o primas que un empresario feriante logre en una campaña de verano. “Es injusto que la prensa trate a estos profesionales como los trata, en 40 años en el sector de los seguros veo miles de siniestros en otros sectores que prácticamente no aparecen en la prensa cuando en la feria el porcentaje de siniestralidad es mucho menor”.

No hay relevo

Si en algo coinciden los empresarios feriantes consultados por Artículo14 es en la falta de relevo. Las cocinas de las casetas y los puestos de comida ambulante insisten en que hacen más horas de las posibles con la regulación actual y piden una legislación acorde al sector. La respuesta de la Inspección suele ser que dupliquen las plantillas. Lo cierto es que según cuenta José David Martín González, de la asociación andaluza de empresarios hosteleros feriantes, desde la pandemia el sector encuentra dificultades para encontrar trabajadores.

“Antes de la pandemia teníamos más trabajadores, pero desde entonces la gente optó por trabajos más sencillos, aunque ganara menos dinero. A la larga, el trabajo en la feria cansa, se paga bien pero es sacrificado, tienes que coger la maleta, dejar a tu familia unas semanas”, resume este empresario que lleva 26 años haciendo cerca de una treintena de ferias por cada curso.

Ángel Gutiérrez, de la Unión de Industriales Feriantes, confirma que las ferias han pegado un bajón también económico. “En la pandemia se olvidaron de nosotros y después tuvimos unos años que fueron bien, sin ser ninguna exageración. Ahora ha vuelto a caer en picado”, lamenta. Una atracción puede facturar en una semana de feria unos 2.500 euros, pero entre tasas municipales y gastos como el gasoil o la luz el margen se reduce hasta el mínimo. Además, Gutiérrez lamenta cómo algunos consistorios ponen dificultades para que los feriantes puedan disfrutar de agua corriente o luz en sus caravanas. “No nos negamos a pagarla, faltaría”, expone. “Pero nos gusta asearnos o cenar con la luz encendida”.

Por esos sacrificios, Ángel, propietario de una ‘olla loca’ que se mueve por el norte de España, coincide con su compañero de Andalucía: “La mitad de nuestros chavales no quieren seguir. Prefieren estudiar, quedarse en casa, ver a sus amigos y tener un trabajo más estable, aunque cobren menos. Este es un mundo muy duro”.

Las empresarias feriantes, un pilar

También comparten los expertos consultados una opinión en torno al papel que juega la mujer en el negocio de la feria. “Siempre ha sido un sector muy familiar y nunca se ha visto una preponderancia real de hombres sobre mujeres: ellas siempre han tenido un papel importante en la feria. Es, de hecho, la columna vertebral del sector feriante”, incide Salvador Tarazona, que comparte además que muchos clientes de seguros y pólizas son mujeres. “En varias atracciones los titulares muchas veces son el marido y en otras la mujer”, enfatiza.

Lo corrobora Gutiérrez, de la Unión Industrial. “Son muchas las que están dadas de alta y sus maridos son prácticamente sus colaboradores: la mujer en la feria es un pilar fundamental. Que no le quepa la duda a nadie”.