Los ganaderos culpan a las políticas verdes y al veto a la caza de la gripe porcina

La superpoblación de jabalíes, las limitaciones a la caza, la falta de vigilancia y el choque entre ganaderos, ecologistas y Gobierno

Jabalíes - Economía
Jabalíes en libertad.
EFE/Jesús Monroy

La expansión de la gripe porcina en Barcelona ha encendido todas las alarmas en el sector. Pero también ha reabierto un conflicto que llevaba años latente: el aumento descontrolado del jabalí y la gestión de la fauna en España.

La patronal agraria COAG sostiene que el virus no es fruto del azar, sino de “una negligencia sistemática” que ha permitido que la población de jabalíes pase de los 200.000 ejemplares de 1990 a los 1,3 millones estimados en 2024. Ese incremento del 550% explica, a ojos del sector, por qué la gripe porcina ha logrado abrirse paso hasta un punto crítico del país.

Una densidad fuera de control que alimenta la gripe porcina

En Cataluña, explican desde COAG en 20 Minutos, se alcanzan hasta 15 jabalíes por kilómetro cuadrado en las zonas periurbanas de Barcelona. Se trata de una densidad que, según sus portavoces, cuadruplica los niveles considerados seguros en Europa, donde lo sostenible oscila entre dos y cuatro ejemplares. En este contexto, afirman, el riesgo de gripe porcina es inevitable porque “nadie ha hecho nada” para controlar una población que lleva décadas creciendo.

El propio plan de vigilancia epidemiológica del Ministerio de Agricultura ya advertía que la gripe porcina podría convertirse en endémica si la población de jabalí continúa al alza. El documento subraya incluso que el peligro crecería en caso de que el virus llegara al suroeste peninsular, donde habita una garrapata —ornithodoros spp— capaz de actuar como vector decisivo en la transmisión de la enfermedad.

Los ganaderos culpan a las políticas verdes y al veto a la caza de la gripe porcina
Una fotografía de archivo de una granja de cerdos.
Europa Press

Mientras la gripe porcina compromete la bioseguridad del país, los ganaderos insisten en que llevan años invirtiendo para blindar sus explotaciones sin recibir apoyo institucional. Vallados, arcos de desinfección, protocolos de duchas obligatorias. COAG calcula que estas medidas suponen entre 135.000 y 240.000 euros de inversión inicial, además de otros 75.000 euros anuales en mantenimiento. “¿Qué hizo la administración en 20 años para evitar la gripe porcina? Nada”, denuncia la organización en 2o Minutos, que recuerda que España se juega casi 9.000 millones en exportaciones y el futuro de 80.000 granjas.

Al mismo tiempo, critican la “fragmentación territorial” que, a su juicio, agrava la gripe porcina. España convive con 17 regulaciones diferentes sobre caza, lo que dificulta un control poblacional riguroso. También denuncian la falta de vigilancia epidemiológica en zonas críticas, como Collserola, epicentro del brote de la gripe porcina en Barcelona.

Los ecologistas rechazan vincular al jabalí con la gripe porcina

Frente a las acusaciones del sector, Ecologistas en Acción rechaza que el jabalí sea el responsable del brote de gripe porcina. Consideran que criminalizar a la fauna silvestre es “poner el foco en el sitio equivocado” y sostienen que no existe una sobrepoblación real. Según su argumentario, los jabalíes solo se han recuperado de niveles excepcionalmente bajos de hace un siglo y lo han hecho porque el monte y el matorral —su ecosistema natural— se han expandido.

Una visión distinta de la gripe porcina. No habría demasiados jabalíes, sino demasiada ciudad. El crecimiento urbano, apuntan, ha acercado la fauna al ser humano. Y recalcan que ese millón de jabalíes que vive en el monte no debería verse como un problema. Especialmente, si se compara con los 38 millones de cerdos de la industria, cuyo impacto ecológico consideran “incuestionablemente insostenible”.

Los ganaderos culpan a las políticas verdes y al veto a la caza de la gripe porcina

En el terreno político, el PP ha cargado contra el Gobierno y contra la Generalitat por lo que considera una “dejación de funciones” en la gestión de la gripe porcina. La portavoz Ester Muñoz atribuye la crisis al “sectarismo” y al “fanatismo climático” que, a su juicio, ha limitado la caza y dificultado un control real de los jabalíes. Sus críticas coinciden con las denuncias de COAG y reavivan un debate donde la gripe porcina es solo la chispa que ilumina un conflicto mayor.

A este reproche se suma la acusación de haber permitido el progresivo desmantelamiento del Seprona en Cataluña. Asociaciones de guardias civiles aseguran que todo se ha hecho “por motivos políticos ajenos al interés público”. Según JUCIL, solo quedan 50 agentes del Seprona en la comunidad cuando harían falta, como mínimo, el doble. En Barcelona, donde se ha detectado la gripe porcina, faltarían al menos 15 patrullas.

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