Louise Mabulo tiene las manos en la tierra con la misión de transformar la forma en que pensamos la agricultura, devolviendo el honor al oficio del campo. Mirando hacia el futuro, Mabulo amasa un sistema alimentario más justo, más resiliente y más sostenible. Para ella, no se trata simplemente de sembrar cacao, sino de sembrar con ideas que revalorizan a quienes alimentan al mundo.
A través de su iniciativa ‘The Cacao Project’, Louise ha desarrollado un enfoque integral basado en tres pilares: agricultura, educación y regeneración. Desde estas bases, impulsa a jóvenes y agricultores a convertirse en agentes activos del cambio sostenible. Confiando en su potencial, les ofrece herramientas reales para prosperar. Según Mabulo, tanto los jóvenes como los agricultores han sido históricamente subestimados. A los primeros se les acusa de inexperiencia. A los segundos, se les asocia con la pobreza. Ella combate ambas visiones. “Estamos enfrentando una crisis”, advierte. Para los jóvenes, no hay tiempo que perder. El cambio climático junto a la presión económica los obliga a actuar. “El reto es desarrollar una mentalidad optimista orientada a encontrar soluciones” apunta. Respecto a los agricultores, su crítica es frontal. “En muchas culturas, ser agricultor es casi una sentencia de fracaso. En las escuelas filipinas, el dicho popular -Si no estudias, acabarás recogiendo camote- transmite un mensaje erróneo. Como si trabajar la tierra fuera un castigo. Como si cultivar alimentos no fuera esencial. Yo quiero romper ese ciclo” ha dicho.
Un regreso que abrió los ojos
Aunque nació en Filipinas, Louise creció en Swansea, Gales. Allí, ser agricultor tenía otra connotación. “En el Reino Unido, los agricultores eran propietarios, tenían tractores, vivían bien. Era una profesión digna”, cuenta. Pero al mudarse con nueve años a San Fernando, en la provincia filipina de Camarines Sur, encontró otra realidad. Ver a niños ir descalzos a la escuela, con bolsas plásticas en lugar de mochilas, cambió su perspectiva. “Fue la otra cara de la pobreza”, dice. “En ese momento, empecé a preguntarme cómo podía ayudar”. Y no tardó en actuar. Organizó su primera colecta escolar antes de cumplir los doce años. Reunió dos camiones de útiles escolares, ropa y artículos básicos para familias necesitadas. Fue su primer paso.
The Cacao Project
A los 11 años, Louise se convirtió en finalista de Junior MasterChef Philippines. Poco después, ganó el premio al Mejor Postre de Asia. Su talento culinario era evidente. Pero una catástrofe natural cambiaría el rumbo de su carrera. En 2016, el tifón Nock-ten devastó el 80% de los cultivos en su región. Louise entendió que no bastaba con cocinar. Había que reconstruir desde la tierra. Así nació The Cacao Project, primero como una respuesta al desastre, luego como una iniciativa a largo plazo. Utilizó su visibilidad como joven chef para conectar con agricultores. Promovió técnicas de agricultura regenerativa y recuperación productiva. Hoy, el proyecto ha reforestado cientos de hectáreas con árboles de cacao mientras capacita a cientos de agricultores, especialmente mujeres.
Louise destaca que muchas agricultoras son mujeres. Pero no se las ve. No se las nombra. No se las reconoce. “Hay muchas mujeres líderes en la agricultura, pero seguimos atrapadas en estigmas culturales”, afirma. Es por eso que también fundó la Women Farmers Initiative, una rama del Cacao Project enfocada en empoderar a mujeres rurales. Les brinda formación, acceso a recursos, visibilidad. Quiere que ellas también puedan decir con orgullo: “Soy agricultora”.
El cacao como símbolo de resiliencia para las mujeres
Durante los tifones Rolly y Ulysses en 2020, su comunidad volvió a quedar devastada pero los árboles de cacao resistieron. “Mientras todos los cocoteros estaban caídos, los de mi abuela seguían en pie”, recuerda. Esa imagen se le quedó grabada. El cacao, para ella, no es solo un cultivo rentable. Es un símbolo. Representa la resistencia de las mujeres. Tras las tormentas, el Cacao Project se movilizó para llevar ayuda a los afectados. Recolectaron lonas, compraron pescado a pescadores locales para incluirlo en los paquetes de ayuda, y repartieron herramientas y semillas. También abrieron su casa como punto de carga para celulares durante los apagones.
“No importa cuánto hayas perdido, todos éramos iguales después del tifón”, dice Louise. Y añade: “Esto puede volverse una situación anual. Hay que prepararse y entender por qué sucede. Hay que actuar.” Como toda figura visible, Louise también ha enfrentado críticas. Algunos la acusan de lucrarse con el trabajo agrícola de otros. Ella responde sin miedo. “Los verdaderos agricultores son los que trabajan conmigo, no son beneficiarios, son socios.”
A sus 26 años, ha sido nombrada Outstanding Young Farmer of the Philippines, Forbes Asia 30 Under 30 y Young Champion of the Earth por el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente sin embargo no se conforma. Louise sueña a lo grande con ciudades productivas integradas entre comida, clima y vivienda. Imagina sistemas alimentarios dentro de los propios edificios. Cree que la agricultura no tiene que estar limitada al campo. “No se trata de sobrevivir. Se trata de prosperar”, afirma. Para ella, cambiar el sistema alimentario no es una utopía, sino una necesidad. Y lo está haciendo, poco a poco, educando desde su comunidad.
De la semilla al chocolate
Louise también fundó la Farmer Field School, una escuela agrícola donde los jóvenes aprenden desde cero a manejar cultivos de cacao: desde la siembra hasta la elaboración de productos derivados. Aprenden sobre planificación, técnicas orgánicas, mitigación de riesgos y más. “No solo hacemos chocolate”, dice. “Producimos vinagre, telas con hojas fosilizadas de cacao, tabletas, productos de valor agregado.” Su cacao ya empieza a atraer la atención internacional. Louise se ha empeñado en recordarnos que, a veces, el cambio comienza sembrando una simple semilla.