Mujeres del textil, salarios precarios y varios empleos para sobrevivir

La mujer en el sector textil cobra de media un 22% menos que los hombres y, en muchos casos, rondan el salario mínimo interprofesional

Mónica Mantiru

Dice el presidente de Cáritas, Manuel Bretón, que el perfil de la persona vulnerable ha cambiado. La mitad de las personas que acuden a la institución pidiendo ayuda no son hombres y mujeres en el paro sino ciudadanos con un empleo tan precario que no son capaces de llegar a fin de mes.

La mujer en el sector textil cobra de media un 22% menos que los hombres y, en muchos casos, rondan el salario mínimo interprofesional. Con 1.134 euros al mes no pueden mantener a sus familias y buscan otros segundos empleos para completar sus sueldos.

Una precariedad “inasumible”, según Comisiones Obreras, que ya prepara una huelga sectorial para el 28 de enero de 2025. “El Convenio del Textil y de la Confección es el que recoge las peores condiciones de la industria manufacturera. No solo ampara que las mujeres cobren menos que los hombres, también facilita una precariedad inmensa. La solución solo pasa por alcanzar un acuerdo que esté a la altura de las personas trabajadoras. CCOO de Industria sabe que el objetivo es ambicioso, pero también necesario”, dice su comunicado.

El objetivo es que personas como Mónica Mantiru, tengan un futuro mejor. Ella vive en Zaragoza y trabaja desde hace trece años, desde el 2011, en la compañía gallega Jevaso, que ofrece servicios integrales para la industria textil. “Se nos aplica el convenio textil, la rama Confección. Dentro del mismo convenio hay 10 tablas salariales, la de confección, la más baja. Tengo la última categoría de especialista, así mi salario base es de 1043€, cuando al mismo tiempo un hombre con la misma categoría, pero en el ramo de agua (la tabla más alta del convenio) tiene el salario base de 1295€, trabajando las mismas horas al año”.

Está divorciada y se hace cargo de su hija ella sola. Con una hipoteca de 400 euros y un sueldo tan precario, Mónica se vio obligada a buscar un segundo empleo. Ahora trabaja de lunes a viernes en Jevaso y los fines de semana en la hostelería. No tiene días de descanso. Su vida es trabajar. Y ha pasado por todos los puestos, desde coser etiquetas, control de calidad, etiquetado de cartón, plancha manual, devoluciones de Inditex… “Con lo que cobro en textil no me daría para pagar las facturas y comer. Soy consciente de que si yo perdiera mi trabajo en el textil, mi hija y yo lo pasaríamos mal, ya que solo yo sostengo la casa. Necesitaría urgente un trabajo de lunes a viernes, a jornada completa, sin tener el ‘lujo’ de elegir siquiera el horario. Tengo la esperanza en el diálogo, negociación, en el cambio hacia un convenio digno y equitativo para todo el mundo, donde se unifiquen las 10 tablas salariales y reducir la jornada anual, más una subida de 5% anual ya que hemos perdido un 10% de poder adquisitivo. De forma contraria, el conflicto, el Conflicto del Retal, donde todos y todas luchemos por vida digna y por nuestras familias”.

El sindicato ha estado negociando con la patronal las condiciones de las trabajadoras durante un año entero. Quieren acabar con los salarios precarios, con la brecha salarial que discrimina a las mujeres y recuperar el poder adquisitivo. Y todo esto sin la amenaza de que se vayan a recortar puestos de trabajo o se reduzcan costes para aumentar la productividad y la competitividad.

CC.OO. de Industria está convencida de que es el momento de romper con los bajos salarios, recuperar el poder adquisitivo perdido, unificar las diez tablas salariales en una, acabar con la violencia económica que permite que los hombres cobren un 22% más que las mujeres por realizar trabajos de igualdad valor y pagar un mínimo de 250 euros más al mes a quienes realicen el cuarto y el quinto turno. Las mujeres y los hombres de la organización pelearán para conseguirlo”.

El 19 de diciembre se vuelven a reunir para seguir negociando aunque hasta ahora no han tenido éxito. Por eso acuden a la huelga en un grito desesperado por hacerle entender a la patronal que con esos salarios, con esa precariedad, no se puede vivir. En un sector industrial que debería tener unas condiciones parecidas a otros sectores manufactureros. Por ejemplo, en la industria cárnica, los salarios son de media 6.000 euros anuales más ventajosos que los del textil. Un sector también precario pero con mayoría de hombres. Y la brecha salarial entre ambas industrias supera el 30%.

Mónica, al año 2025, le pide un solo trabajo, pero digno, con el que poder cubrir sus gastos y los de su hija sin tener que recurrir a un segundo trabajo. Por eso saldrá a la calle a reivindicar mejoras para todo el sector, la mayoría mujeres como ella, decididas a cambiar su futuro.