Si el Camino de Santiago es la ruta más popular entre los senderistas en España, el Camino Natural del Ebro es, sin duda, la más extensa. Con 1.280 kilómetros de recorrido, este trazado sigue el curso del río Ebro desde su nacimiento en Fontibre (Cantabria) hasta su desembocadura en el Delta del Ebro (Tarragona), cruzando el país de noroeste a sureste y atravesando siete comunidades autónomas.
Este sendero forma parte del programa de Caminos Naturales del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, y está dividido en 42 etapas señalizadas. El recorrido permite descubrir la evolución del paisaje a medida que se avanza desde las montañas del norte hasta el llano del valle medio y, finalmente, el litoral mediterráneo. Una experiencia que combina naturaleza, cultura y geografía en una de las rutas más completas de la península.

Un camino dividido en dos tramos
El Camino Natural del Ebro se divide en dos grandes secciones:
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Camino Occidental (Etapas 1–21): Desde Fontibre hasta Buñuel (Navarra), pasando por zonas montañosas de Cantabria y Burgos, los cañones del Ebro, y regiones vinícolas como La Rioja y el sur del País Vasco. Aquí el terreno es más abrupto y frondoso, con bosques, gargantas y pueblos con encanto como Orbaneja del Castillo, Miranda de Ebro o Haro.
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Camino Oriental (Etapas 22–42): Desde Buñuel hasta el Delta del Ebro, este tramo atraviesa la Depresión del Ebro, con paisajes más áridos y abiertos, propios del valle medio. La ruta recorre Aragón y Cataluña, pasando por Zaragoza, Caspe, Flix, Tortosa, Amposta y terminando en la costa mediterránea, donde el río se abre paso entre humedales, arrozales y fauna típica del delta.
Siete comunidades, un solo río
Este Camino Natural del Río Ebro cruza siete comunidades autónomas:
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Cantabria (nacimiento del río)
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Castilla y León (norte de Burgos)
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País Vasco
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La Rioja
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Navarra
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Aragón
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Cataluña (desembocadura)
Este trazado permite conocer el Ebro no solo como un accidente geográfico, sino como un eje cultural, económico e histórico. El sendero enlaza espacios naturales, zonas agrícolas, núcleos urbanos, antiguos caminos rurales y espacios protegidos, como el Parque Natural del Delta del Ebro, uno de los humedales más importantes de Europa.
Una ruta para explorar a fondo
El Camino Natural del Ebro está pensado para senderistas, cicloturistas o viajeros que deseen recorrerlo por tramos. Cada etapa ofrece información detallada, señalización homologada y, en muchos casos, alternativas que permiten adaptar el recorrido al ritmo de cada persona. El itinerario es accesible y diverso, pero no por ello menos exigente: recorrerlo entero puede tomar más de un mes, aunque también se puede descubrir en fines de semana o escapadas cortas.
Además de los paisajes naturales, la ruta permite adentrarse en la historia de la península. A lo largo del camino se encuentran yacimientos arqueológicos, castillos, monasterios, puentes romanos, ermitas, bodegas, canales de riego centenarios y pueblos con tradiciones vivas. Todo ello hace del GR 99 una oportunidad para conocer una España menos turística pero profundamente auténtica.
Un sendero poco conocido pero que merece la pena
A pesar de ser la ruta más larga de España, el Camino Natural del Ebro sigue siendo un tesoro relativamente poco transitado. Su longitud, diversidad de paisajes y valor patrimonial lo convierten en una opción ideal para quienes buscan un viaje a pie diferente, más pausado y en contacto con la geografía autóctona del país.
Desde las fuentes frías de Cantabria hasta los arrozales y flamencos del Delta, el Ebro traza una línea de vida y cultura que ha modelado durante siglos buena parte del territorio español. Recorrerla a pie es una forma de reencontrarse con ese río y con todo lo que ha hecho florecer a su paso.