Sólo a primera vista la medida parece un avance: se amplían las semanas de permiso, se incluyen dos retribuidas para el cuidado de hijos pequeños y se contempla más tiempo para las familias monoparentales. Es al leer la letra pequeña cuando se esfuma el entusiasmo de tantas familias. El decreto parece concebido, ante todo, para esquivar la multa millonaria de la Unión Europea, y lo hace con una interpretación mínima de lo que exige la normativa comunitaria.
¿El resultado? Un derecho ampliado, sí, pero un avance tímido, lastrado por tantas restricciones que deja fuera a la mayoría de las familias con hijos menores de ocho años.
¿Qué cambia con el nuevo decreto?
Las principales novedades son dos:
- Permiso por nacimiento: se amplía de 16 a 17 semanas por progenitor. Las seis primeras siguen siendo obligatorias inmediatamente tras el parto o la adopción, mientras que las restantes podrán disfrutarse de forma flexible durante el primer año de vida del menor.
- Permiso parental para el cuidado de menores hasta 8 años: a las ocho semanas ya existentes, que seguirán sin estar retribuidas, suman otro permiso de cuidados de otras dos semanas que sí serán retribuidas al 100%. Pero atención a la letra pequeña: estas dos semanas retribuidas sólo podrán disfrutarlas quienes tengan hijos nacidos, adoptados o acogidos a partir del 2 de agosto de 2024. Quedan excluidas, por tanto, las familias que ya tenían hijos menores de 8 años antes de esa fecha.
Además, en el caso de las familias monoparentales, el permiso total se eleva a 32 semanas (sumando nacimiento y cuidado), de las que cuatro podrán disfrutarse hasta que el hijo cumpla ocho años.
Un real decreto de ‘trileros’
El Gobierno ha salido del apuro con Bruselas recurriendo a una interpretación creativa de los mínimos exigidos por la normativa europea. Por un lado, ha decidido retribuir dos semanas con un nuevo permiso de cuidado. Por otro, suma el permiso de lactancia -que ya estaba reconocido- para alcanzar así las cuatro semanas retribuidas que exige la directiva.
Con esta ingeniería legal, España pretende alegar que cumple formalmente con la normativa europea. La maniobra le permite frenar la multa diaria y dar por cerrado el procedimiento de infracción.
¿Por qué es una aplicación mínima y parcial?
España camina hacia la igualdad. Hoy aprobamos la ampliación de permisos de cuidados a menores para garantizar la corresponsabilidad y un tiempo de calidad para cuidar.
— Yolanda Díaz (@yolandadiaz.bsky.social) 29 de julio de 2025, 15:40
Primero, porque solo dos semanas están retribuidas. Las otras siguen sin remuneración, lo que limita, lo que limita drásticamente su uso real: muchas familias no pueden permitirse económicamente cogerse semanas sin sueldo. Para alcanzar el mínimo exigido por la directiva europea, el Gobierno recurre a sumar permisos ya existentes, en lugar de ampliar de forma efectiva el permiso parental.
Segundo, porque restringe el derecho únicamente a nacimientos recientes. Las familias con hijos menores de ocho años nacidos antes del 2 de agosto de 2024 quedan completamente excluidas. Está decisión es especialmente polémica, ya que la directiva europea no establece limitaciones por fecha de nacimiento. Su objetivo era facilitar la conciliación a todas las familias con hijos pequeños, no sólo las de nueva creación.
Y tercero, porque no hay un plan de futuro y se ha ajustado a conveniencia el pacto de Gobierno entre PSOE y Sumar para darlo por cumplido. Hasta ahora, la interpretación tanto de Trabajo como de los expertos era ligarlo al nuevo permiso parental y no en relación con el permiso de nacimiento como así se ha hecho ahora.
El acuerdo de coalición señalaba textualmente: “Extenderemos el permiso de paternidad y maternidad hasta las 20 semanas, incorporando mayor flexibilidad con el trabajo a tiempo parcial desde la semana 16 y avanzaremos en la implantación de permisos retribuidos para los cuidados de acuerdo con la Directiva 2019/1158 del Parlamento Europeo, con el objetivo de remunerar al menos 4 semanas por hijo/a del recientemente creado permiso parental de cuidados, a partir de agosto de 2024, sin perjuicio de las mejoras que puedan adoptarse en el marco de la negociación colectiva del sector público”.
¿Cómo lo hacen otros países?
La comparación con nuestro entorno europeo nos deja en una posición discreta. Alemania, por ejemplo, ofrece hasta 14 meses de permiso parental retribuido al 65‑67 % del salario, compartido entre ambos progenitores. Francia combina permisos por nacimiento generosos con ayudas adicionales para el cuidado durante los primeros años de vida. Suecia, considerada el modelo más avanzado, garantiza hasta 480 días retribuidos (aproximadamente 16 meses) al 80 % del salario, utilizables hasta que el menor cumpla 12 años.
Frente a esto, España apenas asegura dos semanas retribuidas de permiso de cuidados, y sólo para quienes tengan hijos nacidos, adoptados o acogidos a partir de agosto de 2024.
Un parche que compra tiempo
El Gobierno puede celebrar que ha evitado una sanción que amenazaba con dispararse, pero lo ha hecho mediante una solución de compromiso: suficiente para convencer a Bruselas, insuficiente para transformar de forma real la política de conciliación en España.
Miles de familias siguen sin acceso a un permiso retribuido que les permita cuidar de sus hijos sin renunciar a ingresos. Y las que sí podrán beneficiarse lo harán por un periodo tan breve que su impacto en la organización de la crianza es prácticamente simbólico.
¿Qué falta por hacer?
Para cumplir con el espíritu de la directiva europea y lo prometido en el pacto de Gobierno, sería necesario:
- Retribuir al menos cuatro semanas reales del permiso parental.
- Extender el derecho a todas las familias con hijos menores de 8 años, sin distinciones arbitrarias.
- Establecer incentivos para que ambos progenitores lo utilicen, fomentando así una corresponsabilidad real.
- Fijar un calendario para llegar a las 20 semanas combinadas (nacimiento + parental) previstas en el acuerdo de coalición.
Mientras eso no ocurra, este decreto seguirá siendo lo que es: un parche apresurado para ganar tiempo ante Bruselas. Un avance, sí, pero claramente insuficiente.