La crisis que desde hace meses amenaza a Muface se ha materializado en cifras alarmantes. Más de 64.000 funcionarios han abandonado la mutualidad sanitaria desde el inicio de 2025. Eso representa una pérdida de más del 30% de los usuarios procedentes de DKV. La situación, calificada de “crítica” por el sindicato CSIF, pone en entredicho la viabilidad de un sistema que, durante décadas, fue uno de los pilares de la atención sanitaria de los empleados públicos.
Muface pierde más de 64.000 mutualistas en apenas seis meses
El origen del problema se remonta a la última licitación del concierto sanitario de Muface. Tras la retirada de DKV, las aseguradoras Asisa y Adeslas asumieron la cobertura sanitaria de 200.000 funcionarios. Una operación sin precedentes que pretendía garantizar la continuidad asistencial.
Sin embargo, la realidad ha sido bien distinta. Unos 64.650 mutualistas, el 32% del total, han abandonado Muface y se han incorporado al sistema público de salud. Alegan deficiencias en la calidad de la atención, listas de espera prolongadas y escasez de médicos.
La creciente pérdida de usuarios ha supuesto un golpe estructural para Muface. El sindicato CSIF ha denunciado que este éxodo está generando un colapso interno, ya que las compañías aseguradoras no están pudiendo asumir el volumen de pacientes con garantías suficientes. Muface, lejos de reforzar su servicio, ha visto cómo se degradan sus cuadros médicos en múltiples provincias.
Reducción drástica de los cuadros médicos

Una de las consecuencias más graves del deterioro de Muface es la reducción de los cuadros médicos disponibles. En algunas provincias, según denuncias sindicales, los recortes han llegado a alcanzar entre el 50% y el 70% de los profesionales disponibles. Esto implica que miles de funcionarios se han visto obligados a cambiar de médicos de referencia, interrumpir tratamientos y perder el seguimiento personalizado por parte de sus especialistas.
Todo ello contribuye a una creciente pérdida de confianza en el sistema.
El sindicato CSIF advierte de que el colapso actual de Muface puede provocar una sobrecarga todavía mayor en el sistema público, que ya de por sí arrastra importantes problemas estructurales. Con listas de espera que ya alcanzan los tres meses en muchas especialidades, la situación sanitaria de los funcionarios se ha convertido en una fuente de preocupación generalizada.
El problema estructural: bajos salarios médicos frente a primas disparadas
Uno de los motivos clave por los que Muface no ha logrado mantener su red sanitaria radica en la falta de incentivos para los médicos. Aunque en el nuevo concierto con las aseguradoras se ha incrementado la prima un 41,2%, la retribución que reciben los médicos apenas ha crecido un 3%.
Como resultado de esta disparidad, muchos facultativos están abandonando la atención a los mutualistas de Muface. Eso agrava aún más la escasez de profesionales. La pérdida de médicos cualificados implica mayores listas de espera, menor calidad asistencial y una crisis de confianza por parte de los funcionarios afectados.
La subida de honorarios llega tarde y no convence

En un intento de frenar la sangría de profesionales, la aseguradora Asisa anunció el pasado mayo una subida del 12% en la retribución de los médicos por las primeras consultas en todas las especialidades dentro de los sistemas Muface, Isfas y Mugeju. Para el resto de actos médicos y quirúrgicos, la subida fue del 6,5%.
Sin embargo, esta medida se considera insuficiente y llega tarde para muchos profesionales que ya han abandonado la cobertura mutualista por condiciones salariales poco competitivas.
Desde el sector médico, se insiste en que esta mejora puntual no compensa las décadas de estancamiento retributivo ni las condiciones de presión asistencial que enfrentan los médicos dentro de Muface. El descontento sigue extendiéndose. Y cada vez son más los profesionales que optan por no renovar sus convenios con las aseguradoras que operan en el sistema mutualista.