Maddox, Pax, Zahara, Shiloh, Knox y Vivienne. Cada uno de los seis hijos de Angelina Jolie, tres biológicos y otros tres adoptados, es un continente en miniatura. En sus raíces encontramos la selva camboyana, los lagos etíopes, las ciudades americanas y los puestos callejeros vietnamitas.
Cada uno empieza ya a brillar con su belleza, su historia única y un legado fascinante que la actriz ha sabido proteger consiguiendo que las fronteras no sean más que un dibujo infantil sobre su gran proyecto humanitario.
A sus 50 recién cumplidos y ocho meses después de formalizar su divorcio con Brad Pitt, la actriz deja atrás un largo periodo de luchas agotadoras y conflictos muy dolorosos. A pesar de que aún le quedan flecos patrimoniales por resolver con su ex, se prepara para un nuevo comienzo. Más audaz, segura de sí misma, generosa y, sobre todo, dando prioridad a su prole. Frente al imaginario de mujer fatal, ha logrado escapar de esa industria del cine que devora a sus estrellas reduciéndolas a glamour o tragedia, ángel o demonio, según el momento.
“Síndrome de salvadora blanca”
Fue acusada de adoptar siguiendo el capricho de una colección multicultural con la que proyectar una imagen como filántropa suficientemente potente. Su maternidad alentó agrios debates en torno al white savior complex (síndrome de salvadora blanca) y se cuestionó la legalidad y la ética de los procesos de adopción. Incluso se investigó si sus adopciones internacionales estaban libres de corrupción o trámites irregulares.
Nunca se probó nada ilegal. Angelina no se libró tampoco de niñeras chismosas y vecinos maledicentes. Aunque los hijos van abandonando el nido, para ella sigue siendo prioritario su rol de madre. “Mi familia es siempre lo primero”, indicó a los reporteros en el último Festival de Cannes. “Puedes quitarme todo lo demás. Nada más importa”.
El amor que mantiene unida a su tribu ha sido más fuerte que cualquier contratiempo y, cuanto más se han alejado de Pitt, más ha afianzado su cerco emocional.

Es una figura compleja, pero no se le podrá negar coherencia al hacer de la maternidad una extensión de su firme compromiso como filántropa y su labor humanitaria con ACNUR y otras organizaciones. Incluso en la crianza ha integrado la cultura de origen de cada uno de sus hijos. En Vogue India, relató cómo conoció a su primogénito, Maddox, en un orfanato mientras acompañaba a ACNUR en Camboya: “Mi hijo está aquí… No puedo explicarlo… Mad se convirtió en mi primer hijo”.
Necesidad de honrar sus raíces
Aunque con tres de sus hijos no hubo embarazo, sí disfrutó de un apasionante viaje con cada uno de ellos hasta encontrarlos y le emociona contar cómo fue mirar sus ojos por primera vez. Conocen su verdad y, según explicó, la sinceridad les ha hecho “valientes y muy fuertes”. Honrar sus orígenes es parte de su compromiso, una manera de compensar el regalo que supone cada niño adoptado.
De ese empeño nació la Fundación Maddox Jolie-Pitt, dedicada a proyectos humanitarios y de conservación. En 2002, Angelina adoptó a Maddox, nacido el 5 de agosto de 2001, mientras estaba casada con Billy Bob Thornton.
Poco después compró en la provincia de Battambang, en Camboya, en 2003, con la idea de reconectar al niño con sus raíces. Además de la construcción, adquirió unas 60 000 hectáreas de selva tropical cercanas para convertir la zona en una reserva natural de vida silvestre.

Según las últimas noticias, esta fabulosa casa de madera con techo de paja tradicional, rodeada por exuberantes bosques tropicales, se la ha cedido a su hijo. Camboya sigue siendo el “hogar” de Angelina y Maddox. Él viaja mucho allí y se empapa de su cultura. Lee, escucha, aprende y absorbe todo, incluso el lado más oscuro del país.
No es el único movimiento importante. Ha puesto a la venta la lujosa mansión que adquirió en 2017, pocos meses después de su separación de Brad Pitt, con el fin de que sus hijos estuviesen cerca del padre. Es una propiedad de aspecto palaciego construida en 1913 y remodelada absolutamente siguiendo los estándares de decoración más actuales.
Está valorada en 24,5 millones de dólares. A pesar de la conexión emocional con este hogar, ahora que ha decidido que quiere para sus hijos una humanidad que no encuentra en Los Ángeles, dice estar lista para mudarse. Uno de los destinos podría ser Camboya, el lugar al otro lado del mundo donde sí ha encontrado el factor humano que se exige a sí misma.
También cinematográficamente, el director Doug Liman, con el que ya trabajó en Sr. y Sra. Smith, junto a Brad Pitt, le ha dado el papel principal en un thriller de espionaje que lleva por título The iniciative. Este ambicioso proyecto, en el que interpretará a una espía forajida llamada Bright, podría devolverle a la actriz su esplendor dos décadas después.
Todo indica que necesita un nuevo guion vital, lejos del torbellino de Los Ángeles, una ciudad en la que, realmente, nunca quiso vivir, sino que fueron las circunstancias que así lo exigieron. Hoy, con la voz más fuerte, quiere redención consigo misma, reencontrarse con la mujer que nunca se dejó eclipsar bajo los flashes. La mudanza es solo un primer paso en esa búsqueda de un espacio más alineado con sus valores y compromisos humanitarios.