La historia de La Parra se remonta a la II Guerra Mundial, cuando Brian Walmsley ejercía de espía para el servicio secreto británico. Se dedicaba a recoger a soldados ingleses que cruzaban los Pirineos y llevarlos hasta Gibraltar para devolverlos sanos y salvos a Gran Bretaña.
En una fiesta, en el Consulado Británico, en Sevilla, conoce a María Teresa Pérez de Guzmán, una bella joven proveniente de una familia de rancio abolengo de la que se enamora y logra conquistar después de disputar un partido de tenis contra un espía alemán.
Se casaron y se fueron a vivir a Carvajal, un pueblecito pesquero malagueño que actualmente es parte de Torremolinos. Aquí es donde comenzó el germen del restaurante La Parra. El matrimonio recibía en su casa (convirtieron la planta baja en un pequeño bar-restaurante) a los amigos ingleses, escritores y actores de Brian, cuya profesión era actor de cine y de teatro. Y que tuvo cierto renombre, en las décadas de los cuarenta y los cincuenta, bajo el nombre artístico de Brian Worth. La casa tenía una parra en la entrada, de ahí vino el nombre. Por ahí ya pasó un jovencísimo y desconocido Sean Connery, al que daban de comer gratis y que debía de estar rodando alguna película por la zona.
En la década de los sesenta, se trasladan a Londres con sus cuatro hijos: Tessa, James, Tina y Julie. La carrera cinematográfica del patriarca comenzó a estancarse, por lo que decidieron abrir otra “Parra” en un sótano en Draycott Avenue, en el corazón del barrio de Chelsea, no muy lejos de la residencia familiar. Sólo abría por las noches; Teresa se encargaba de la cocina, Brian de la sala, y los cuatro hijos sacaban un dinero extra trabajando de camareros. La carta era una mezcla de platos españoles, influencia de la madre, mezclados con otros platos de influencia asiática y árabe, recetas de Brian que había aprendido en sus viajes por el mundo, con alguno típico inglés.
En las décadas de los 60 y 70, La Parra tuvo un gran éxito entre la farándula londinense. Entre algunos de los asiduos se encontraban Liza Minelli, Sir Christopher Lee, Albert Finney, Alec Guinness, la princesa Anne de Inglaterra, los Who o los Rolling Stones, entre otros. También apareció por allí la mujer de Sean Connery que, con un talón, quiso pagar la cuenta de su marido de la época de Carvajal.
La Parra de Londres cerró en 1978, cuando Brian y Tere decidieron jubilarse y retirarse a la soleada Sevilla. Durante ese tiempo, sus hijos tomaron distintos caminos profesionales: Tessa fue modelo y musa de Ossie Clark, diseñador del “Swinging London”. James, se dedicó al mundo del cine como cámara cinematográfico y las hijas menores, Tina y Julie, abrieron la siguiente La Parra en Sevilla, en un precioso local con un patio interior cuajado de jazmines y naranjos, que era deleite para sus adeptos en las calurosas noches estivales.
¿Cómo surgió La Parra de Madrid? Otra vez, fue producto del amor entre otra pareja, la formada por Tessa, hija de Brian y Tere, y Ginés Sánchez Rubio, empresario madrileño. Su amor se fraguó en las playas de Ibiza el verano de 1976. Les presentó una amiga en la discoteca Pachá y fue amor a primera vista, surgió un amor tan intenso que se casaron en diciembre de ese mismo año. Se instalaron en la isla pitiusa donde fundaron la discoteca Amnesia. El primer verano de apertura, tuvo tanto éxito que tuvieron una oferta millonaria por su venta, pero Ginés quiso esperar al verano siguiente. Era 1979, ya había nacido su primera hija Andrea, y Tessa estaba embarazada de su segunda hija, Tessa. Ese verano, se encontraron con feos problemas derivados por la envidia: les cortaban la electricidad de la discoteca, hundieron el barco de la pareja, y ya existía un hastío por la vida hedonista y noctámbula de la isla. Esta situación les obligó a mal vender Amnesia y trasladarse a Madrid.
Los comienzos en Madrid fueron duros para el matrimonio, tenían problemas económicos y la relación sentimental entre Ginés y Tessa no pasaba por su mejor momento. Ginés, por miedo a que Tessa regresara a su ciudad natal con las niñas, montó en marzo de 1983 la tercera “Parra”, para que su mujer desarrollara su vida profesional y social en la capital.
En poco tiempo, La Parra se convirtió en el restaurante de moda en Madrid, gracias a la decoración del local ideada en su totalidad por Ginés. Mezcla de estilo colonial, club inglés y sus característicos azulejos andaluces; junto con las luces tenues, la música suave de jazz, y una carta original para su época, en el que no faltaban recetas icónicas del restaurante en Londres.
En sus mesas, durante más de cuatro décadas, se han dado cita personalidades del mundo de la cultura, la política y la aristocracia, tanto nacionales como internacionales. Atraídas por el encanto del lugar y por el trato especial y muy personal recibido por parte de los dueños y de sus hijas. Andrea y Tessa continúan al frente del negocio manteniendo con dedicación el legado familiar recibido desde que Ginés y Tessa fallecieran casi al mismo tiempo, a finales de 2019.
Durante todo este tiempo ha perdurado este restaurante gracias a la unión de esta familia, al amor y al respeto por unos principios y valores que van más allá de lo económico, y quién sabe si quizá continúe otras generaciones por venir.
Taramasalata
Ingredientes:
- ½ hueva de maruca seca
- ½ cebolla mediana picada
- Aceite de girasol
- Un poco de agua
- ½ limón exprimido
- Huevas de pez volador
Elaboración:
- Picamos la ½ hueva de maruca, la cebolla y echamos la mezcla en un recipiente.
- Vertemos un poco de agua, el limón exprimido y un poco de aceite.
- Mezclamos todo bien con la minipimer y vamos echando el aceite hasta que emulsione y quede como una mousse.
- Lo presentamos en un recipiente pequeño con las huevas de pez volador por encima y lo acompañamos con tostaditas de pan de cristal y una rodaja de lima.