Miguel Milá en el Disseny Hub Barcelona: la belleza útil que transformó el diseño español

La exposición del Disseny Hub Barcelona ofrece una mirada profunda y necesaria al legado honesto, funcional y atemporal de Miguel Milá, pionero del diseño preindustrial español y maestro de lo esencial

La exposición Miguel Milá. Diseñador (pre)industrial, coorganizada y coproducida por el DHub, La Fábrica y el Madrid Design Festival, celebra la trayectoria de uno de los pioneros del diseño en España, Miguel Milá Sagnier.
Disney Hub Barcelona

Hoy vengo a hablares de una de esas exposiciones que no pueden perderse, sean más o menos amantes del diseño español contemporáneo. Una exposición de un pionero y referente en el diseño preindustrial español que estos días se celebra en Barcelona. En un momento en que el diseño parece, a menudo, confundirse con el espectáculo o la innovación vacía, visitar la exposición de Miguel Milá en el Disseny Hub Barcelona resulta casi un acto de resistencia.

Es, también, una oportunidad única para reconocer la profundidad de una figura que sin pretenderlo, ha definido las bases del diseño moderno en España y nos coloca a la vanguardia mundial con uno de de los nombres fundamentales del diseño contemporáneo europeo. Su obra no sólo está presente en museos, premios y colecciones; sobre todo está en nuestras casas, nuestras calles y nuestras memorias. Ha creado objetos que, sin levantar la voz, forman parte del imaginario cotidiano: lámparas, sillas, bancos y farolas que no presumen, pero perduran. Su influencia es tan transversal como silenciosa. Nos acompaña sin imponerse. Y eso es lo que hace que su legado sea tan poderoso.

Un diseñador autodidacta que cambió la forma de habitar

Nacido en Barcelona en 1931, Milá no fue formado en escuelas de diseño —sencillamente porque no existían como tales cuando comenzó su carrera—. Su educación fue la del taller, el ensayo, la necesidad. Su primer objeto diseñado, una lámpara hecha para su tía con materiales al alcance, fue ya un manifiesto: resolver un problema con lo que se tiene, sin renunciar a la elegancia ni a la claridad formal. Aquel gesto inicial se convertiría en un lenguaje propio.

Su trabajo refleja lo que podríamos llamar una ética de lo útil. Lejos de las modas o de la tentación de la exuberancia, Milá siempre buscó lo esencial. Diseñaba para el cuerpo y la mirada, pero también para la lógica y el tiempo. De ahí que sus obras, como las emblemáticas lámparas TMC o TMM, sigan funcionando igual de bien —y viéndose igual de bien— más de sesenta años después de su creación. No hay en ellas nostalgia ni artificio. Sólo precisión, coherencia y verdad.

La exposición definitiva sobre un pionero silencioso

La muestra que le rinde homenaje y acoge el museo DHub en Barcelona, disponible hasta el 28 de septiembre, no es solo un recorrido por sus diseños más reconocibles, sino una narración rigurosa de su pensamiento. Comisariada con inteligencia y sensibilidad, presenta más de 200 objetos, muchos de ellos inéditos, y una valiosa selección de documentos, planos, croquis y herramientas personales que ayudan a comprender el contexto y la evolución del autor. El término “preindustrial”, que da subtítulo a la exposición, no es una etiqueta nostálgica sino una declaración precisa: Milá diseñaba como antes de que el mercado impusiera ritmos de consumo que hoy parecen ineludibles.

La exposición está organizada en ocho ámbitos que no solo recorren su trayectoria cronológica, sino también los espacios que sus objetos habitan: la casa, la calle, la oficina. Es un ejercicio curatorial sobrio, sin teatralidad, que permite al visitante ver, comprender y —lo más importante— valorar el sentido profundo de lo que significa diseñar con propósito. Uno de los primeros diseñadores en entender la importancia de la transverdalidad para ser realmente relevante.

Una lección urgente sobre honestidad y permanencia

Miguel Milá, pese a sus orígenes alta burguesía catalana, pertenece a una generación que entendió el diseño como servicio, no como autoría. Pese a su reconocimiento —ha recibido el Premio Nacional de Diseño, la Creu de Sant Jordi y el Compasso dOro—, nunca ha dejado de pensarse como un artesano. Su forma de trabajar, basada en el conocimiento del material y en el diálogo con los fabricantes, lo conecta con una tradición mediterránea que se ha ido perdiendo: la del objeto bien hecho, nacido para durar y adaptarse a las personas.

Hoy que todo parece transitorio, que los objetos se diseñan para ser sustituidos antes que para perdurar, redescubrir a Miguel Milá es altamente necesario. Su trabajo nos recuerda una vez más que el diseño no es un lujo ni un accesorio, sino una herramienta cultural, política y humana. Su obra —firme, bella, silenciosa— nos obliga a pensar en qué tipo de mundo queremos habitar. Y cómo podemos construirlo desde lo esencial.

La exposición del DHub no es una celebración retrospectiva. Hablamos de una enseñanza lúcida de que sólo el diseño honesto puede perdurar. Y que, en tiempos de ruido, el verdadero valor está en quienes supieron —como Milá— hablar en voz baja. Ya lo saben, háganme caso y agéndenlo como uno de los eventos imprescindibles que nos conectan con nuestra historia y el mejor diseño español que todos deberíamos conocer. Tienen hasta el 28 de Septiembre para disfrutarlo. Y para quien quiera invertir y apostar por menos es más, pueden encontrar la mayoría de sus piezas en Santa Cole.

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