La noticia marca un punto de inflexión en la historia reciente de Brasil. La Corte Suprema brasileña ha declarado culpable al expresidente Jair Bolsonaro por su papel en el intento de golpe de Estado en enero de 2023 frente al actual mandatario, el progresista Luiz Inácio Lula da Silva. La decisión, adoptada por la primera Sala del máximo tribunal, por cuatro contra uno, también salpica a otros siete acusados, todos condenados por los delitos de intento de golpe, organización criminal otros tres cargos relacionados con la asonada que puso en jaque a las instituciones.
Según informa la agencia EFE, Cármen Lúcia Antunes, una de los cinco magistrados que integran la sala, ha dado el cuarto voto a favor de una condena al respaldar los argumentos del juez instructor, Alexandre de Moraes.
Las penas aún no han sido fijadas, pero la sentencia ya tiene un peso político e histórico. Por primera vez un exmandatario brasileño es sancionado judicialmente por atentar contra la democracia que juró proteger. Actualmente bajo arresto domiciliario, Bolsonaro podría recibir una pena máxima de unos 40 años: abolición violenta del Estado democrático de derecho, golpe de Estado, organización criminal armada, deterioro del patrimonio protegido y daño calificado.
Existen “pruebas concluyentes”
De acuerdo con EFE, Antunes apoyó los argumentos del juez relator y afirmó que hay “pruebas concluyentes” que muestran que, desde 2021, un “grupo liderado por Jair Bolsonaro” intentó “abolir el Estado democrático de derecho, restringir los poderes, en especial el Judicial, y deponer el Gobierno legítimamente constituido”.
“Todo eso junto y con una enorme violencia. El panorama está ampliamente demostrado. Está comprobada la violencia y la grave amenaza (…) La organización documentó casi todas las fases de su empresa”, enfatizó.

“Querían dañar y secuestrar el alma de la República” al “desmoralizar el proceso electoral” con “actos de violencia, graves amenazas, coacción” y hasta con planes de asesinato de autoridades, añadió.
Bolsonaro, que gobernó entre 2019 y 2022, a pesar de perder las últimas elecciones, tiene muchos simpatizantes en Brasil. Su golpe en enero de 2023 desembocó en la invasión del Congreso, el Supremo y el Palacio de Planalto por miles de sus seguidores radicalizados que no quedaron contentos con el resultado en las urnas y la victoria de Lula da Silva. Desde entonces, centenares de participantes han sido procesados.
Según avanza EFE, previsiblemente este viernes los jueces pasarán a discutir la fijación de la pena para cada uno de los posibles condenados.