La Global Sumud Flotilla amaneció este martes con el eco del ataque y todavía con el susto en el cuerpo. La embarcación principal, bajo bandera portuguesa y en la que viajan los coordinadores del viaje rumbo a Gaza, sufrió un incendio en su cubierta mientras hacía noche frente a las costas de Túnez. Sobre el origen del fuego tampoco hay acuerdo. Mientras los activistas aseguran que fue un dron el que arrojó un artefacto incendiario, las autoridades tunecinas lo niegan y hablan de un “cigarrillo mal apagado”.
El fuego se declaró poco antes de las once de la noche. “En cinco minutos conseguimos apagarlo”, recuerda Alejandra Martínez, activista embarcada en la misión. Seis tripulantes estaban de guardia en el barco, cuatro de ellos, españoles. Pero ninguno resultó herido. “Fueron evacuados, pasaron reconocimiento médico y se encuentran sanos”, añade Martínez, jurista y politóloga, en conversación con Artículo14.
La tensión se multiplicó en el puerto. “Mucha gente de Túnez se movilizó para mostrar su apoyo”, explica Martínez. Se activaron todos los protocolos de seguridad y la sensación a bordo la resume en una palabra: “Indignación”.

“Un aviso para frenarnos”
La versión de los activistas apunta directamente a Israel. “Hay precedentes de ataques de Israel”, denuncia Martínez. “No nos sorprende, pero nos indigna la violencia contra una iniciativa pacífica, legal y humanitaria”.
La lectura política corre a cargo de Lucía Muñoz Dalda, concejal en Palma y coordinadora de Vivienda de Podemos. “Este es un ataque muy bien planificado”, asegura. “Sabían perfectamente en qué barco iban los coordinadores y atacaron con la precisión suficiente para no dejar heridos”.
🚨 Esta noche, uno de los barcos de la Global Sumud Flotilla, el Family Madeira, ha sido bombardeado por un dron.
El fuego ha sido rápidamente apagado y ninguna de las seis personas que estaban a bordo ha sido herida, pero el mensaje es claro: los sionistas harán lo que sea… pic.twitter.com/R5iXBkVaCY
— Lucía Muñoz Dalda (@luciadalda) September 9, 2025
Para Muñoz, la acción tuvo un objetivo: “Ha sido un aviso para intentar evitar que la flotilla cumpla su misión”.
Rumbo a Gaza
De momento, el ataque no cambia el guion previsto y el convoy mantiene su hoja de ruta. “La flotilla sigue rumbo a Gaza”, confirma la concejal. “No tenemos ninguna duda de que la violencia seguirá escalando según nos acerquemos”.
Los organizadores insisten en el carácter humanitario de la misión. “Lo mínimo que debería hacer cualquier gobierno es abrir un corredor para romper el bloqueo de Gaza”, defiende Alejandra Martínez.
El barco atacado, además, ondea bandera portuguesa. “Es insoportable la impunidad con la que los sionistas pueden atacar un barco en aguas tunecinas”, protesta Muñoz Dalda, que recuerda que “no es sólo un ataque a la flotilla, sino una agresión a dos Estados soberanos”.
Una batalla de narrativas
Lo cierto es que el episodio ha abierto un pulso de versiones. La mayoría de los medios internacionales, como Reuters, recogen la versión de los activistas -respaldadas en las imágenes que grabaron las cámaras de seguridad de embarcaciones cercanas y en las que se aprecia un objeto caer del cielo-. Pero ni las grabaciones ni los testimonios de la flotilla ha hecho cambiar de versión al Gobierno tunecino, que sigue atribuyendo el incendio a una colilla mal apagada.
En todo caso, la lectura política se impone. “Coincide con el plan de Netanyahu, que está forzando a desplazarse a más de un millón de personas en Gaza”, advierte la concejal.

Para los activistas, el ataque busca desviar la atención del drama humanitario. “Por eso hay que seguir hablando de Gaza”, reclama la concejal de Podemos. Y lanza un llamamiento: “Hay que tomar las calles y presionar a los gobiernos para que actúen”.
Protección a la flotilla
A bordo, nadie piensa en detenerse. “No hay heridos ni daños de fuerza mayor para frenar la iniciativa”, resume Martínez, que aprovecha la conversación con este periódico para exigir a Pedro Sánchez medidas de seguridad. “Exigimos al Gobierno de España protección a la flotilla“, sentencia.