La Casa Blanca fue escenario el miércoles de una reunión de alto nivel encabezada por el presidente Donald Trump, destinada a explorar escenarios para la Franja de Gaza una vez concluya la guerra entre Israel y Hamás. La cita reunió a figuras de la administración, asesores externos y actores internacionales, entre ellos el ex primer ministro británico Tony Blair y Jared Kushner, yerno del mandatario y ex enviado especial para Oriente Medio durante la primera presidencia de Trump.
El encuentro, confirmado por fuentes de la administración y reportado inicialmente por Axios, se desarrolló en un contexto de intensificación de las operaciones militares israelíes en los alrededores de Ciudad de Gaza y de renovadas presiones diplomáticas. A nivel internacional, el Consejo de Seguridad de la ONU —con la excepción de Estados Unidos— ha redoblado su llamado a un alto el fuego inmediato, en contraste con la posición de Washington, que insiste en la necesidad de garantizar primero que Hamás no vuelva a ejercer control sobre el enclave.

Kushner reaparece en el tablero
Jared Kushner, que no ocupa cargo oficial en la actual administración, ha venido desempeñando un papel consultivo desde que Trump regresó a la Casa Blanca en enero. De acuerdo con dos fuentes familiarizadas con las conversaciones, Kushner ha mantenido intercambios reservados con funcionarios sobre el futuro de Gaza, particularmente en lo relativo a la gobernanza y la reconstrucción del territorio devastado.
El regreso de Kushner a la primera línea de la política de Oriente Medio se produce después de que en su primer mandato cultivara relaciones cercanas con líderes árabes y con el primer ministro israelí Benjamín Netanyahu. Su presencia en la reunión refleja la intención de Trump de apoyarse en figuras con experiencia directa en las negociaciones regionales.
Un plan aún en borrador
Pese a la expectación generada, la Casa Blanca proporcionó escasos detalles sobre el contenido de la reunión. Steve Witkoff, enviado especial de Trump para asuntos internacionales, adelantó en una entrevista televisiva que el encuentro tenía como objetivo delinear un plan “integral” para Gaza en la etapa posterior a la guerra.

“Es un plan muy completo que vamos a presentar, y creo que mucha gente verá lo sólido y bien intencionado que es”, aseguró Witkoff, quien además subrayó que reflejaba las “motivaciones humanitarias” del presidente.
Sin embargo, ni el Departamento de Estado ni los portavoces presidenciales ofrecieron precisiones sobre las medidas concretas que contempla la estrategia, en particular sobre quién asumiría la seguridad y la gestión de servicios básicos en la Franja. La única certeza expresada hasta ahora, tanto por Washington como por Tel Aviv, es que Hamás no podrá seguir controlando Gaza.
El antecedente de la “Riviera del Medio Oriente”
El hermetismo actual contrasta con la propuesta que Trump lanzó en febrero: una toma de control estadounidense sobre Gaza, acompañada de la reubicación de sus residentes y la transformación del enclave en una especie de “Riviera del Medio Oriente”. La idea, presentada junto a Netanyahu, provocó rechazo generalizado y desde entonces apenas ha sido mencionada.
En los últimos meses, Trump ha limitado sus declaraciones públicas sobre Gaza a vagas referencias a su deseo de “poner fin a la guerra lo antes posible” y a su intención de acelerar las operaciones israelíes con el fin de abrir paso a un nuevo orden en la región.
Tony Blair y el frente internacional
La participación de Tony Blair en la reunión refleja otro intento de la Casa Blanca por sumar voces con credenciales internacionales. Blair, que en su etapa posterior al gobierno británico ejerció como enviado especial del Cuarteto para Oriente Medio, ha seguido de cerca la evolución del conflicto y mantiene contacto con líderes árabes y europeos.

Según un funcionario de alto rango citado por Reuters, Blair y Kushner intercambiaron opiniones con Trump y sus asesores sobre cuestiones como el aumento de la ayuda alimentaria, la crisis de rehenes en poder de Hamás y los escenarios de seguridad.
Diplomacia paralela
Mientras en la Casa Blanca se discutía el futuro de Gaza, el secretario de Estado Marco Rubio recibía en Washington al ministro de Asuntos Exteriores israelí, Gideon Sa’ar. El Departamento de Estado informó que ambos reafirmaron la “comprometida e inquebrantable alianza” entre Estados Unidos e Israel, y conversaron sobre Gaza, Líbano, Siria e Irán.

A la salida de la reunión, Sa’ar descartó tajantemente cualquier posibilidad de Estado palestino independiente, en línea con la postura del actual gobierno israelí.
En paralelo, el embajador israelí en Washington, Yechiel Leiter, reiteró que Israel no contempla un cese de hostilidades definitivo hasta lograr la rendición o la eliminación de Hamás. Señaló además que las propuestas de mediadores como Egipto y Catar no han recibido respuesta oficial por parte de Jerusalén, lo que ha generado frustración en dichos países.
Situación sobre el terreno
En la Franja, las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) intensificaban su avance hacia Ciudad de Gaza, con operaciones simultáneas en Jabalia y Jan Yunis. Voceros militares instaron nuevamente a los civiles a evacuar hacia el sur, asegurando que se están habilitando nuevas áreas y centros de distribución de ayuda humanitaria.
Sin embargo, organizaciones internacionales y habitantes locales cuestionaron la viabilidad de dichas evacuaciones, señalando que los ataques aéreos continúan en múltiples frentes. Testimonios recogidos por agencias de noticias describen bombardeos constantes durante la noche en barrios del norte de Gaza y en la zona de Zeitun, donde varias viviendas fueron destruidas.
La ONU calcula que más de 800.000 personas han sido desplazadas desde el fin del último alto al fuego en marzo, en un territorio con infraestructuras colapsadas y con creciente escasez de agua, alimentos y medicinas.
El dilema del alto el fuego
El contraste entre la exigencia de la mayoría de los miembros del Consejo de Seguridad y la posición de Estados Unidos se ha hecho más evidente en las últimas semanas. Mientras Catar y Egipto han presionado para que Israel acepte una liberación gradual de rehenes a cambio de treguas parciales, Washington se mantiene alineado con la postura israelí de no aceptar acuerdos parciales.
Para Israel, según el embajador Leiter, un acuerdo limitado podría poner en riesgo a los rehenes que permanecen en Gaza y dar tiempo a Hamás para reconstituirse. De hecho, afirmó que el grupo palestino habría recuperado un contingente de entre 25.000 y 30.000 combatientes durante la última tregua.
Perspectivas inciertas
La reunión en la Casa Blanca pone de manifiesto que, pese a los llamados internacionales y a la prolongación del conflicto por casi dos años, el futuro de Gaza sigue siendo incierto. El plan de Trump permanece en fase de elaboración y sin un consenso claro sobre quién administrará el enclave ni cómo se garantizará la seguridad de sus habitantes.
Por ahora, la única certeza es que la guerra continúa. Israel sigue con su ofensiva terrestre, Hamás mantiene rehenes y capacidad operativa, y la comunidad internacional —salvo Washington— insiste en la necesidad urgente de detener las hostilidades.
Mientras tanto, la Casa Blanca, con Kushner y Blair como asesores externos, intenta construir un marco político que permita pasar de la guerra a la posguerra. Sin embargo, la viabilidad de cualquier propuesta dependerá de factores aún sin resolver: la disposición de Israel a aceptar compromisos, el papel de los mediadores árabes y europeos, y la capacidad de Estados Unidos para conciliar su apoyo a Israel con las crecientes presiones globales por un alto al fuego.