Países Bajos

La crisis política neerlandesa se agrava por la presión por Gaza

La salida de uno de los socios de la coalición deja al Ejecutivo neerlandés con una base parlamentaria reducida a apenas 32 escaños (de 150) y con la urgencia de buscar apoyos para evitar la parálisis política en plena campaña hacia las elecciones de octubre

Dick Schoof (izq.) y Sophie Hermans (der.), ministra interina de Clima y Crecimiento Verde, durante un debate en la Cámara de Representantes.
EFE

El Parlamento de Países Bajos debatió este miércoles la frágil situación del Ejecutivo nacional, que desde junio gobierna en funciones y ha perdido ya a dos de sus cuatro socios iniciales. La crisis se agravó la semana pasada con la dimisión de cinco ministros y cuatro secretarios de Estado del partido Nieuw Sociaal Contract (NSC), incapaz de consensuar con sus aliados una posición común frente a la ofensiva israelí sobre Gaza.

La salida de NSC dejó al primer ministro en funciones, Dick Schoof, con solo dos partidos en el gabinete: el liberal VVD y el agrarista BBB. Para evitar un vacío de poder, Schoof anunció que ambas formaciones asumirán las carteras vacantes. Según explicó en el debate parlamentario, el VVD controlará los ministerios de Asuntos Exteriores, Sanidad y Asuntos Sociales, mientras que el BBB se hará cargo de Interior y Educación. Los nombres de los nuevos ministros aún no se han revelado porque, en palabras del jefe del Ejecutivo, “esto requiere una cuidadosa consideración en el proceso y se anunciará tan pronto como sea posible“.

Dick Schoof (atrás) y Mirjam Bikker (primer plano), de la Unión Cristiana, durante un debate en la Cámara de Representantes.
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Una dimisión en cadena

La crisis estalló el viernes pasado cuando Caspar Veldkamp, ministro de Exteriores de NSC, renunció tras no conseguir apoyo de VVD y BBB para imponer sanciones contra Israel. Veldkamp defendía medidas como un embargo de armas o un boicot comercial en respuesta a la invasión israelí de Gaza y la ampliación de asentamientos en Cisjordania. Su salida arrastró al resto de ministros y secretarios de Estado de NSC, que decidieron abandonar el gabinete en bloque.

Schoof reconoció que el episodio fue “un acontecimiento doloroso” que dañó la credibilidad de la política neerlandesa: “Lo tomo como algo personal. Lo tomamos como algo personal. No hay ganadores después del viernes. Y lo digo con el más profundo pesar”.

Aun así, el primer ministro también intentó rebajar la tensión en torno al exministro de Exteriores. Pese a recordar que “había escuchado que el señor Veldkamp había anunciado su salida a los medios” mientras la reunión de gabinete seguía en marcha, subrayó que “el señor Veldkamp merece nada más que elogios por todo lo que ha hecho en el período anterior”.

Un Gobierno debilitado

El gabinete en funciones ya se encontraba en minoría desde junio, cuando el ultraderechista PVV abandonó la coalición. Con la marcha de NSC, la base parlamentaria se ha reducido todavía más: apenas 32 escaños (de un total de 150) suman VVD y BBB en la Tweede Kamer, la Cámara Baja. Schoof lo admitió sin rodeos: “Esa es una realidad que debemos abordar de manera realista”.

Dilan Yesilgoz (atrás) del Partido VVD y Nicolien van Vroonhoven del partido NSC durante un debate en la Cámara de Representantes.
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La debilidad numérica obligará al Ejecutivo a buscar apoyos caso por caso. “La modestia se requiere por parte del gabinete“, afirmó Schoof en el debate. Aun así, pidió a los diputados un enfoque constructivo para evitar la parálisis en cuestiones urgentes como la compensación a las víctimas de la extracción de gas en Groningen, la resolución del escándalo de las ayudas sociales, el presupuesto nacional o el respaldo a Ucrania frente a la agresión rusa.

Presión de la oposición

La oposición no tardó en intensificar la presión sobre el gobierno interino. Frans Timmermans, líder de GroenLinks-PvdA, exigió a la líder del VVD, Dilan Yesilgöz, apoyar la prohibición de importaciones procedentes de los asentamientos en Cisjordania. Por su parte, Laurens Dassen, de Volt, presentó una moción para declarar persona non grata al primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu.

Desde el Partido por los Animales (PvdD), Esther Ouwehand reclamó que los hospitales neerlandeses atiendan a niños palestinos heridos. Yesilgöz respondió que su partido prefería que las sanciones se aplicaran a nivel europeo, aunque apoyaría medidas unilaterales si Bruselas no lograba un acuerdo. En cuanto a la atención médica, consideró que era mejor opción tratar a los niños en otros países de Oriente Medio con apoyo financiero de Países Bajos, en lugar de trasladarlos.

Un intento del diputado Stephan van Baarle, del partido Denk, de forzar una moción de censura contra el gabinete no consiguió la mayoría parlamentaria.

Desconfianza ciudadana

La sacudida política ha repercutido de inmediato en la opinión pública. Una encuesta de RTL Nieuws reveló que la confianza en la política nacional ha caído hasta un mínimo histórico del 4%, después de una semana de convulsión en La Haya. “Esto, por supuesto, es una instantánea, pero muestra lo frustrada que está mucha gente con lo que ha ocurrido esta semana”, explicó el investigador Gijs Rademaker. Según añadió, muchos ciudadanos perciben que el país afronta grandes desafíos “pero los partidos solo están ocupados consigo mismos. ‘Un desastre’ y ‘un desastre total’ fueron algunas de las palabras más educadas que vi. Los votantes están simplemente agotados de La Haya”.

Geert Wilders (izq.), del partido PVV, asiste a un debate en la Cámara de Representantes.
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El sondeo indica que la decepción alcanza a todo el arco político, aunque es especialmente fuerte entre exvotantes de NSC (32%), del BBB (28%) y del PVV (26%). Muchos de ellos habían confiado en una renovación política, pero ahora aseguran no saber a qué partido apoyar. Un votante de NSC lo resumió así: “Es un gran espectáculo de marionetas. Han olvidado completamente de qué se trata: la gente y los problemas que enfrenta el mundo”.

Mientras tanto, Schoof insistió en que su prioridad será mantener el funcionamiento del Estado hasta las elecciones previstas para octubre. “Sería irresponsable entrar en un período de estancamiento en un tema tan importante como la migración o el asilo. Y la guerra en Ucrania tampoco nos está esperando”, advirtió.