El departamento de estado decidió aplicar sanciones económicas contra Francesca Albanese, la oficial de la ONU dedicada a reportar sobre la situación en la Franja de Gaza y Cisjordania. Se trata del último castigo de la Casa Blanca contra voces críticas con la guerra, que dura ya 21 meses y habría costado la vida de unos 57.000 gazatíes, aunque otras estimaciones apuntan a muchas más muertes. La administración Trump ya había iniciado una campaña para forzar a la ONU para relevar a Albanese del cargo.
Argumentando que es parte de su compromiso en la lucha contra el antisemitismo, la administración de Donald Trump lleva meses aplicando tácticas para presionar a las voces críticas con Israel. Primero fue en los campus universitarios y sus protestas de solidaridad con Gaza -con arrestos o deportaciones de activistas y cortes a la financiación de instituciones-, y ahora con acciones individuales contra oficiales.

Albanese, que es especializada en derechos humanos, es de las voces más insistentes exigiendo el fin de lo que considera “genocidio” en Gaza. En diciembre de 2023, Suráfrica presentó una causa ante la Corte Internacional de Justicia (CIJ) acusando al estado judío de perpetrado un genocidio contra los palestinos durante su campaña militar en la franja costera. Tanto Israel como EE.UU. -principal suministrador de armas a su aliado en Oriente Medio- rechazan categóricamente dicha acusación.
Albanese, cuyas acusaciones son apoyadas por académicos y oenegés de derechos humanos especializados en la materia, escribió el miércoles en X que “me mantengo firme y convencida en el lado de la justicia, como siempre me mantuve”, aunque evitó mencionar las sanciones norteamericanas. En un mensaje al canal AlJazeera, fue citada diciendo que el movimiento de EE.UU. tiene “las técnicas y el estilo de la mafia”.
En las últimas semanas, la oficial de la ONU ha exigido a más países que muevan ficha contra Israel, incluyendo la imposición de sanciones económicas, para así lograr detener los bombardeos mortales sobre Gaza. La abogada italiana también apoya las ordenes de arresto emitidas por la Corte Penal Internacional (CPI) contra oficiales israelíes, entre los que se incluyen el primer ministro Benjamín Netanyahu o el ex ministro de defensa Yoav Gallant, a quienes se acusa de cometer crímenes de guerra.

Recientemente, Albanese publicó un informe con nombres de compañías estadounidenses que en su criterio están vinculadas a la ocupación y la guerra de Gaza. Para el secretario de estado Marco Rubio, “la campaña política y económica de Albanese contra EE.UU. e Israel no puede ser tolerada. Siempre nos mantendremos junto a nuestros aliados en su derecho a la autodefensa”.
La oficial lleva tiempo siendo el blanco de las críticas de grupos proisraelíes en EE UU y Oriente Medio. La semana pasada, la misión de EE.UU. en la ONU emitió un comunicado, pidiendo que la organización rectifique la tendencia de los últimos años promoviendo “un virulento antisemitismo y un claro sesgo anti-Israel”. Además, consideraron “falsas y ofensivas” las alegaciones de que el estado judío estaría cometiendo un genocidio.
Desde la ONU, el presidente del consejo de derechos humanos Jürg Lauber lamentó la decisión de la Casa Blanca, y pidió a todos los estados miembros del organismo internacional que “cooperen con los oficiales especial y eviten actos de intimidación o venganza contra ellos”. Dylan Williams, vicepresidente del think tank Center for International Policy, catalogó las represalias contra Albanese como “comportamiento de un estado delincuente”.

“Los gobiernos de todo el mundo y todos los actores que creen en el orden basado en normas y el derecho internacional deben hacer todo lo posible para mitigar y bloquear el efecto de las sanciones contra Francesca Albanese y proteger el trabajo y la independencia de los relatores especiales”, dijo Agnès Callamard, secretaria general de Amnistía Internacional y ex relatora especial de la ONU.
Recientemente, Albanese pidió en la red X que “debemos parar este genocidio, cuyo objetivo a corto plazo es completar la limpieza étnica de Palestina, mientras se saca provecho de la maquinaria de muerte planificada para realizarlo”. Y concluyó: “nadie estará a salvo hasta que todos estén a salvo”.