Ha concluido la primera vuelta de las elecciones legislativas francesas. Y aunque las urnas han confirmado lo que se tenía una victoria total de la ultraderecha, con el partido Rassemblement National de Marine Le Pen– también ha puesto sobre el mapa una nueva coalición política, el Nuevo Frente Popular (NFP), que ha quedado segunda con un 28,5% del voto.
Se trata de una coalición improvisada de los principales partidos políticos franceses de izquierda, pensada para reunir el voto izquierdista de todos los franceses. Lanzada el 10 de junio de 2024, apenas un día después de que Emmanuel Macron anunciase elecciones sorpresa, esta coalición se formó para hacer oposición a los partidos de la mayoría presidencial y al Rassemblement National, frente al ascenso de la extrema derecha durante las elecciones europeas de 2024 en Francia.
El partido agrupa principalmente a Los Ecologistas, La France Insumisa, el Partido Comunista Francés y el Partido Socialista, así como a Place Publique, Générations, la Gauche Républicaine et Socialiste, el Nouveau Parti Anticapitaliste y la Gauche Écosocialiste. Además, fomenta la movilización de asociaciones, fuerzas sindicales y actores de la sociedad civil. Ideada en horas, la coalición ya ha acordado una distribución del número de candidatos y su programa político común.
Tras los resultados de la primera vuelta de las elecciones legislativas, el líder del partido que lidera esta alianza, el contestatario La Francia Insumisa (LFI), Jean-Luc Mélenchon, anunció que la izquierda retirará las candidaturas que quedaron en tercer puesto.
“En todas las circunstancias nuestra consigna es clara: ni un voto de más para el RN, ni un escaño de más para el RN”, indicó el domingo por la noche. Los candidatos tienen hasta el martes a las 18:00 para retirarse o no de la carrera. Según datos de ‘Le Monde’, ya se han retirado 178 candidatos, 121 de la izquierda y 55 del bando presidencial de Macron.
Promesas electorales
Su programa es ambicioso. Planean aumentar el salario mínimo mensual a 1.600 €, imponer topes de precios en alimentos esenciales, electricidad, gas y gasolina, revocar la decisión impopular de Macron de aumentar la edad de jubilación a 64 años e invertir masivamente en la transición ecológica y los servicios públicos. ¿Podrían estar pecando de populismo? Los críticos acusan a las políticas del bloque de ser costosas, no financiadas o incluso, utilizando las palabras del primer ministro Gabriel Attal en el lanzamiento del programa de su propia coalición, un “golpe fiscal”.
Dans cette élection les citoyens ont beaucoup voté en fonction des programmes des uns et des autres.
Notre programme est clairement du côté de la République à l’inverse de celui raciste du RN ⤵️ #NouveauFrontPopulaire pic.twitter.com/Mu5Tfz3Zmz
— Eric Coquerel (@ericcoquerel) July 1, 2024
Pero Éric Coquerel, de La France Insoumise, afirmó que esto no es más que “una estrategia diseñada para asustar a la gente. Cuando la izquierda tiene la capacidad de gobernar el país, perdemos la cuenta de las calumnias lanzadas contra nosotros. Es lo típico. Ocurrió en 1981 con la victoria de François Mitterrand, cuando se decía que los tanques rusos iban a entrar en París. Ocurrió en 1997 con la victoria de la ‘Izquierda Plural’ y la cohabitación del presidente de derecha Jacques Chirac y el primer ministro socialista Lionel Jospin, con ataques muy violentos del jefe del MEDEF en ese momento, y ahora es lo mismo. Estamos presenciando una acumulación de noticias falsas y caricaturas de lo que proponemos”.
Para contrarrestar estas acusaciones, el NFP, que no pierde el tiempo, ha actuado rápidamente para mostrar al público que sus cifras son correctas. Funcionarios de sus partidos prometieron que, durante los primeros tres años de gobierno, los ingresos públicos aumentarían primero en 30.000 millones de euros en 2024, mediante un impuesto a los superbeneficios de las empresas y la restauración del impuesto sobre el patrimonio, hasta un aumento de 100.000 millones de euros en 2025 y 150.000 millones de euros en 2026. Este aumento de ingresos a través de la tributación, dijeron, cubriría el costo del aumento sustancial del gasto público propuesto por la coalición, unos 150.000 millones de euros para 2026-2027. Subrayaron que el programa no aumentaría el déficit de Francia, aunque tampoco lo reduciría.
Problemas desde el machismo
A pesar de su novedad, el grupo no está exento de polémicas ya que realmente acarrea todos los escándalos de los partidos que lo componen —en particular, las denuncias por machismo, acoso y violencia, y la falta de reacción por parte de las administraciones de cada partido. Por ejemplo, en 2018, un asesor cercano a Jean-Luc Mélenchon, líder de La France Insoumise, fue acusado de acoso sexual. Bernard Pignerol fue señalado por varias mujeres por comportamientos inapropiados y acoso. Aunque LFI intentó gestionar la situación, la percepción pública fue de que su respuesta había sido insuficiente.
En 2021, LFI volvió a enfrentar críticas por su manejo de varias acusaciones de comportamiento inapropiado dentro del partido. Un caso destacado fue el de Taha Bouhafs, miembro de LFI que, a pesar de ser acusado de acoso y violencia sexual, no fue expulsado hasta 2023.
Luego está el Partido Socialista, donde, en 2017, Thierry Marchal-Beck, ex presidente del Movimiento de Jóvenes Socialistas (MJS), fue acusado de agresión sexual por al menos ocho mujeres. Los hechos ocurrieron entre 2010 y 2014, cuando Marchal-Beck estaba al frente del MJS. Las acusaciones incluían comportamientos como forzar a mujeres a actos sexuales y agresiones en público. Algunas de las denunciantes describieron incidentes donde fueron obligadas a realizar actos sexuales bajo coacción y abuso de poder.
El Partido Socialista reaccionó rápidamente, exigiendo acciones judiciales contra Marchal-Beck y expresando su compromiso de abordar seriamente estas denuncias. Sin embargo, el caso puso al descubierto problemas internos sobre cómo se gestionan las denuncias de agresión sexual y la necesidad de políticas más efectivas para proteger a los miembros del partido y garantizar un ambiente seguro y respetuoso.
Otro partido con su historial dudoso es el Ecologista. Durante la primaria de 2021, Yannick Jadot, candidato presidencial de Los Ecologistas, fue criticado por hacer comentarios considerados sexistas hacia sus compañeras de partido. En particular, Jadot fue acusado de minimizar las contribuciones y capacidades de las mujeres en el partido, lo que generó fuertes tensiones dentro de la organización. Sus comentarios se percibieron como condescendientes y poco respetuosos, especialmente en comparación con las posiciones más radicales y feministas de su oponente Sandrine Rousseau.
Y además de los comentarios de Jadot, el partido ha enfrentado críticas por su manejo de las acusaciones de sexismo. Además, se notó la falta de una respuesta clara y efectiva a estas denuncias. Las tensiones aumentaron cuando Jadot, en lugar de abordar directamente las críticas, promovió su agenda y visión centrada en la colaboración con el sector empresarial, lo que fue visto por algunos como un desvío de los problemas internos del partido.