La ofensiva de Donald Trump para incorporar Groenlandia a Estados Unidos ha activado una reacción inmediata y poco habitual en Bruselas: unidad sin matices. La designación de un enviado especial con el mandato explícito de trabajar para que el territorio autónomo danés pase a formar parte de Washington ha llevado a la Unión Europea a respaldar de forma cerrada a Dinamarca y a recordar que la soberanía y las fronteras no son negociables, tampoco entre aliados.
El movimiento no es nuevo, pero sí más explícito. Exactamente un año después de reactivar públicamente su interés por Groenlandia alegando razones de “seguridad nacional”, Trump ha ido un paso más allá al nombrar al gobernador de Luisiana, Jeff Landry, como enviado especial para la isla. El propio Landry no dejó margen a la interpretación. En sus propias palabras, su misión será “convertir Groenlandia en parte de Estados Unidos”.
La reacción europea ha sido inmediata. Desde Bruselas, la Comisión Europea subrayó que la integridad territorial del Reino de Dinamarca es “esencial para la Unión Europea”, un mensaje dirigido sin ambigüedades a Washington, aunque sin mencionar directamente a Trump.

“No me corresponde comentar las decisiones de Estados Unidos, pero preservar la soberanía y la inviolabilidad de las fronteras del Reino de Dinamarca es esencial para la UE”, afirmó el portavoz comunitario de Exteriores, Anouar El Anouni. El tono, institucional y firme, marcó la línea de una respuesta coordinada a la que después se han ido sumando hasta algunos estados miembro.
La presidenta de la Comisión, Ursula von der Leyen, insistió también en que “la integridad territorial y la soberanía son principios fundamentales del derecho internacional”, aunque evitó elevar el choque con Washington. En la misma línea se expresó el presidente del Consejo Europeo, António Costa, recordando que esos principios “no solo importan a la UE, sino a las naciones de todo el mundo”.
Arctic security remains a key priority for the European Union, and one in which we seek to work with allies and partners.
Territorial integrity and sovereignty are fundamental principles of international law.
These principles are essential not only for the European Union, but…
— Ursula von der Leyen (@vonderleyen) December 22, 2025
En París, Macron salió en defensa de Groenlandia. Y también desde Madrid llegó el respaldo. El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, subrayó que “respetar la soberanía y la integridad territorial es fundamental para la UE”. Lo hizo a través de su cuenta en X, como el resto de mandatarios, y asegurando la impportancia de la cooperación con los aliados en la seguridad del Ártico.
Respetar la soberanía e integridad territorial es central para la UE y para todas las naciones del mundo.
La seguridad en el Ártico es una prioridad en la que buscamos trabajar con aliados y socios.
Trasladamos nuestra plena solidaridad con Dinamarca y el pueblo de Groenlandia.
— Pedro Sánchez (@sanchezcastejon) December 23, 2025

Los planes de Trump
Para Trump, la anexión de Groenlandia no es un capricho sino una cuestión de “seguridad nacional”. “Hay barcos rusos y chinos por todas partes”, aseguró el magnate, reprochando además a Dinamarca una supuesta falta de inversión y de protección militar en la isla. Pero el argumento del magnate, lejos de convencer ha enfadado todavía más a Copenhague, que ha interpretado sus palabras como una deslegitimación directa de su papel como garante del territorio.
La primera ministra danesa, Mette Frederiksen, ya había dejado claro en abril, durante una visita de tres días a Groenlandia, que la isla no está en venta. Ahora, su Gobierno ha ido más allá. El ministro de Exteriores, Lars Løkke Rasmussen, calificó el nombramiento del enviado especial de “inaceptable” y anunció la convocatoria del embajador estadounidense en Copenhague.
“Las fronteras nacionales y la soberanía están arraigadas en el derecho internacional. No se puede anexionar otro país, ni siquiera con un argumento de seguridad”, señalaron Frederiksen y el primer ministro groenlandés, Jens-Frederik Nielsen, en una declaración conjunta. “Groenlandia pertenece a los groenlandeses”.

De momento, desde Nuuk, la capital groenlandesa, el tono ha sido más contenido. Nielsen apela a la autodeterminación y recuerda que el territorio decide su propio futuro, y que el anuncio estadounidense “no cambia nada” sobre el terreno. Groenlandia es autónoma desde 1979 y cuenta con derecho de autodeterminación reconocido desde 2009, pero Dinamarca mantiene las competencias en defensa y política exterior, el núcleo del conflicto.
Por ahora, el secretario general de la OTAN, Mark Rutte, ha evitado pronunciarse, aunque en marzo, junto a Trump en el Despacho Oval, ya dejó claro que no quería “arrastrar a la OTAN” a un debate sobre la anexión de Groenlandia.


