Guerra híbrida

Los hackeos rusos a vuelos oficiales ponen en guardia a la UE

Los incidentes que afectan a Robles y Von der Leyen confirman que la guerra híbrida no se limita a Ucrania y pone a prueba la seguridad de la Unión Europea

Margarita Robles.
KiloyCuarto

Los cielos de Europa también se han convertido en un frente de guerra. El avión en el que viajaba este miércoles la ministra de Defensa, Margarita Robles, registró una perturbación en su sistema GPS al sobrevolar el enclave ruso de Kaliningrado. Lo cierto es que el Ministerio de Defensa restó importancia a lo sucedido y explicó que la aeronave contaba con sistemas alternativos de navegación encriptada. Pero el episodio no se interpreta como un hecho aislado, sino como parte de una estrategia más amplia: la de la guerra híbrida.

La ministra no fue la primera en experimentar un incidente de este tipo. Semanas antes, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, también vivió una situación similar cuando su avión perdió señal de GPS en espacio aéreo búlgaro. La tripulación se vio obligada a recurrir a instrumentos de respaldo, mientras las autoridades investigaban una posible intromisión desde Rusia.

Las ministras de Defensa española y lituana, Margarita Robles y Dovilė Šakalienė.
EFE

Una forma de presión silenciosa

“La guerra híbrida combina medios convencionales con herramientas no convencionales”, asegura Lena Georgeault, directora de Relaciones Internacionales en la Universidad de Villanueva. “No es un fenómeno nuevo, pero las tecnologías digitales han multiplicado sus posibilidades. Rusia busca desestabilizar a la Unión Europea sin traspasar los límites que equivaldrían a declarar una guerra formal”, explica en conversación con este periódico.

El caso de los GPS ilustra ese método. Interferir la señal no derriba aviones ni provoca un enfrentamiento directo, pero envía un mensaje político. Se castiga sin disparar. Se desorienta sin que pueda probarse fácilmente la autoría. Y se opera en ese espacio gris que evita la confrontación abierta, pero erosiona la seguridad colectiva.

El doctor Manuel Gazapo, doctor en Relaciones Internacionales y director institucional de Universae, lo resume así: “Las capacidades cibernéticas de Rusia no deben ponerse nunca en duda. Perturbar los sistemas de navegación es parte de su estrategia híbrida, y puede ejecutarse directamente desde el Kremlin o a través de grupos vinculados”.

Un dron MQ-9.
EFE

Europa en alerta

No se trata de una anécdota técnica, sino de un patrón. En los últimos meses, varios países europeos han denunciado intromisiones aéreas. Polonia llegó a invocar el Artículo 4 de la OTAN; Dinamarca y Noruega se vieron obligados a cerrar sus aeropuertos durante más de ocho horas; y en Rumanía y Estonia también se han registrado movimientos sospechosos.

De momento, la UE observa con creciente preocupación. En los pasillos comunitarios se reconoce que los ataques invisibles al GPS, a los drones o a las telecomunicaciones forman parte de un mismo tablero: el de un conflicto que se libra sin declararlo.

Tal y como explicamos en Artículo14 este martes, se trata de ataques instrumentales: sin un objetivo bélico declarado, intentan medir otros parámetros, como el tiempo de reacción, la firmeza en la respuesta o la unidad del bloque europeo ante el ataque.

Inseguridad
La primera ministra de Dinamarca, Mette Frederiksen, en alerta ante los ataques con drones en los aeropuertos
KiloyCuarto

El nuevo campo de batalla

Los expertos coinciden en que el GPS debe considerarse una infraestructura crítica. Sabotearlo puede paralizar aviones, buques o drones. Y en un continente hiperconectado, esa vulnerabilidad abre una vía de presión con consecuencias económicas, militares y políticas.

También es verdad que este tipo de incidentes, cada vez más habituales, son especialmente comunes cuando se sobrevuela Kaliningrado. Sobre esta ciudad rusa de apenas medio millón de habitantes, cuatro de cada diez vuelos, civiles o militares, sufren interferencias.

“Hay que garantizar la actualización constante de las medidas de ciberseguridad, porque vivimos en un mundo interdependiente donde una interferencia puede tener efectos catastróficos”, advierte Gazapo a Artículo14.

Fuerzas de Defensa Territorial Nacional de Polonia en el lugar del accidente de un dron ruso en la aldea de Wohyn, este de Polonia, el 10 de septiembre de 2025.
EFE/EPA/WOJTEK JARGILO

El incidente finalmente no ha tenido mayor trascendencia. El avión de Robles ha podido seguir su ruta puesto que recibe órdenes de un satélite militar y cuenta con un equipo preparado para actuar a modo de respaldo ante este tipo de sorpresas.

En la UE admiten que el riesgo no está en un avión concreto, sino en la repetición de incidentes. Georgeault lo resume de forma clara: “La mejor apuesta es la tecnología: desarrollar defensas más eficaces y asequibles. Esa es precisamente la posición que están adoptando tanto la Unión Europea como la OTAN”. El mismo punto señala Gazapo: “España goza de una capacidad de ciberseguridad y una ciber resiliencia cada vez mayor, pero hay que ir a más porque los enemigos siempre van por delante“, sentencia.

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