Guerra híbrida

Frederiksen advierte del “ataque más grave” a la infraestructura danesa en plena ola de drones en Europa

Los irrupción de drones en los aeropuertos de Copenhague y Oslo disparan todas las alarmas en la OTAN. "Son ataques instrumentales", advierten los expertos

Inseguridad
La primera ministra de Dinamarca, Mette Frederiksen, en alerta ante los ataques con drones en los aeropuertos
KiloyCuarto

La alerta llegó en plena noche. Los radares del aeropuerto de Copenhague detectaron drones sobrevolando su espacio aéreo y obligaron a suspender la actividad durante horas. Lo mismo ocurrió en Oslo. Ambos aeropuertos, los más transitados de los países nórdicos, permanecieron cerrados ocho horas, en una imagen inédita que simboliza hasta qué punto la guerra híbrida se ha convertido en parte de la nueva normalidad europea.

La primera ministra danesa, Mette Frederiksen, fue contundente. En una entrevista con la televisión TV2 aseguró que se trataba del “ataque más grave a la infraestructura crítica danesa hasta la fecha”. Y añadió: “Esto dice algo sobre los tiempos en los que vivimos y lo que como sociedad debemos estar preparados para afrontar”. Las autoridades, subrayó, “no descartan ninguna opción en relación a quién está detrás de esto”.

La policía y miembros del Servicio de Seguridad e Inteligencia de Dinamarca (PET) inspeccionan un área en DSB en Kystvejen, cerca del aeropuerto de Copenhague en Copenhague, Dinamarca, el 23 de septiembre de 2025.
EFE/EPA/Steven Knap

Un operador capaz

La Policía de Copenhague confirmó que no se trataba de una acción improvisada. Los drones llegaron desde “muchos kilómetros” y en direcciones distintas, lo que según los agentes demuestra que “un operador competente” estaba detrás de la operación. Es decir, todo apunta a que sólo un actor estatal dispone de la logística necesaria para coordinar un ataque de estas características.

Lo cierto es que en el tablero geopolítico, todas las miradas se dirigen inevitablemente a Moscú. “Hay un concepto que se llama denegación plausible”, explica Francisco J. Girao, director de Defensa en ATREVIA y experto en seguridad. “El actor que haya sido puede negarlo sin que haya forma de demostrarlo. Pero si nos fijamos en la escala y en el contexto, no es descabellado pensar en Rusia”.

La primera ministra Mette Frederiksen saluda a los visitantes en el Palacio de Christiansborg y comenta sobre la actividad de drones en el aeropuerto de Copenhague
EFE/EPA/Emil Nicolai Helms

“Ataques instrumentales”

El episodio se suma a una serie de incursiones recientes en Europa del Este. Polonia invocó hace apenas dos semanas el Artículo 4 de la OTAN tras detectar 19 drones en su espacio aéreo. Rumanía denunció también violaciones similares, y Estonia ha reportado en los últimos días sobrevuelos de cazas rusos.

El patrón inquieta a las capitales europeas. Son ataques sin destrucción material, pero con un enorme impacto político. “No son ataques que tengan un objetivo de atacar. Son ataques instrumentales”, advierte Girao. “Tratan de probar tiempos de respuesta, firmeza en la respuesta y unidad política también en la totalidad europea”.

Cientos de personas formaron largas colas en los mostradores de facturación y muchos otros permanecieron a la espera de noticias de sus vuelos este sábado en el aeropuerto de Bruselas, tras el ciberataque
EFE/Paula Andrés

Una defensa puesta a prueba

Las defensas aéreas europeas llevan dos décadas adaptándose a nuevas amenazas. Tras los atentados del 11S, la OTAN estableció un protocolo de actuación para interceptar aeronaves civiles utilizadas como armas. Ahora, el reto es diferente. “La guerra del siglo XXI no se entiende sin drones”, señala Girao. “La OTAN tiene el cielo maqueado con su sistema de radares y la UE ha diseñado un muro de drones, pero es evidente que necesitamos reforzar el flanco oeste por las relaciones con Rusia”.

En Dinamarca y Noruega, los cierres de aeropuertos han expuesto las vulnerabilidades de las infraestructuras críticas. Lo que comenzó como una alerta puntual ha terminado mostrando que el cielo europeo ya no es un espacio neutro.

El presidente de Rusia, Vladimir Putin, en Anchorage (Estados Unidos).
EFE/ Octavio Guzmán

El riesgo de la escalada

Y mientras, en la OTAN crece la presión para responder de forma más firme. Turquía marcó un precedente en 2015, cuando derribó un caza ruso que había violado su espacio aéreo. “A partir de ese momento, se acabaron los problemas de territorialidad”, recuerda Girao. “Con un dron sería más sencillo, porque no hay tripulación a bordo y la escalada sería menor. Cada vez hay más voces que reclaman esto, que cuando se llegue el momento, haya que tomar esa decisión”.

La irrupción de drones sobre Copenhague y Oslo no se ha traducido en víctimas ni en daños materiales. Pero sí ha dejado una imagen poderosa: la de dos capitales europeas paralizadas por un ataque invisible, que simboliza hasta qué punto la seguridad aérea se ha convertido en la primera línea de una guerra que se libra también en el cielo.

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