La incursión de 19 drones rusos en el espacio aéreo de Polonia, en cuya parcial neutralización participaron, según la OTAN, cazas polacos F-16, cazas neerlandeses F-35 o misiles Patriot alemanes, ha evidenciado la necesidad de los mandatarios europeos y mundiales por buscar una solución efectiva pero asumible, económicamente hablando, para frenar la amenaza bélica de Rusia.
Y es que el reciente movimiento del Kremlin ha reflejado una cuestión clave de cara al futuro: la desproporción entre el desembolso que los países de la OTAN hacen para defenderse y el gasto de Rusia en sus recientes despliegues. Como evidencia de este desequilibrio, el director de Defensa, Seguridad y Aeroespacial de Atrevia, Francisco J. Girao, pone como ejemplo la compra que Países Bajos realizó en diciembre de 2024 para sus F-35: un lote de 226 misiles AIM-120D-3, aire-aire y de alcance medio avanzado, y el equipo relacionado costó, aproximadamente, 807 millones de dólares.
Por otra parte, Girao señala que el dron Shahed-136, el cual parece haber sido el elegido por Rusia para la invasión del espacio aéreo polaco, podría costarle al Kremlin unos 30.000 euros la unidad. Cabe recordar que aunque los Shahed, “mártir” en árabe debido a su utilidad como aeronave kamikaze, son de origen iraní, el país liderado por Vladimir Putin los construye bajo licencia de Teherán y actúan bajo la denominación Geran. Esto, según expresa el director de Defensa, Seguridad y Aeroespacial de Atrevia, podría acercar mucho su coste actual al original iraní.

Guerra de “desgaste económico”
Por tanto, evitar la guerra de “desgaste económico”, como la califica Girao, es una cuestión que ya se esboza como prioritaria en las agendas de la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, y de la OTAN.
La mandataria europea expresó el pasado miércoles la necesidad de construir un “muro de drones” para neutralizar futuras incursiones rusas, del cual subrayó que no se trata de una “ambición abstracta”, sino que es la “base” de una “defensa creíble”. Por su parte, el comandante supremo aliado en Europa de la OTAN, Alexus Grynkewich, señaló este viernes que dicha idea está “muy en línea” con el plan de la Alianza Atlántica para reforzar el flanco este. A su vez, el militar estadounidense avanzó la necesidad de “obtener armas de menor coste que podamos usar para defendernos, y así hacer de esta una operación sostenible en el tiempo”.
Y aunque sea una muy incipiente idea, como indica Girao, sí se puede avanzar que el “muro de drones” se trataría de una red permanente de vigilancia en los países de la OTAN fronterizos con Rusia para “detectar drones hostiles”, el cual contaría con aeronaves no tripuladas de reconocimiento, inteligencia artificial para vigilancia, red de sensores terrestres, plataformas móviles antidrones, vigilancia satelital y otras fuentes para alerta temprana. Además, la importancia de esta idea, agrega el director de Defensa, Seguridad y Aeroespacial de Atrevia, reside en que los drones “van a seguir siendo protagonistas en los teatros de operaciones del siglo XXI”.
En este contexto también destaca el futurible plan propuesto por la presidenta de la Comisión Europea el pasado miércoles de crear una “alianza de drones con Ucrania”. Un proyecto que tomaría como referencia la actual estrategia desplegada en la guerra en Ucrania, para así aplicarla en un futuro que implicase de lleno a la UE: “Ucrania tiene el ingenio, lo que necesita ahora es escalar (la producción), y juntos podemos ofrecérselo para que mantenga su ventaja y Europa fortalezca la suya”. Como indica Girao, “Ucrania, sin duda, se posiciona como el mejor aliado para prevenir y preparar a los países europeos contra las prácticas rusas en el campo de batalla en el siglo XXI”.
Rusia debe pagar por la guerra.
Para financiar el esfuerzo bélico de Ucrania, apoyamos un Préstamo de Reparaciones basado en los activos rusos.
Apoyaremos a Ucrania con nuestra fuerza industrial, con un nuevo programa de Ventaja Militar Cualitativa y una Alianza de Drones. pic.twitter.com/ATcaMY7nzZ
— Comisión Europea en España (@ComisionEuropea) September 10, 2025
Calibrar el coste de las contramedidas
Cabe recordar que en la neutralización de los drones rusos también intervinieron misiles Patriot alemanes. Aquí Girao indica que las estimaciones sobre costes de equipamiento militar son “complicadas” porque las compras se negocian con el fabricante y el país suministrador. Lo que sí es seguro, afirma el director de Defensa, Seguridad y Aeroespacial de Atrevia, es que cada interceptor PAC-3 MSE (Patriot Advanced Capability-3 Missile Segment Enhancement) cuesta entre 3,7 millones de dólares en su versión básica y 7 millones si se trata de sus variantes modernas. Asimismo, informa de que una batería Patriot completa, con 24 de esos misiles MSE, 8 GEM-T (misiles de guía mejorada), así como el radar o los lanzadores, puede costar unos 560 millones de dólares.
La suma del coste que suponen los mencionados misiles y el equipamiento militar refleja, como expresa Girao, que cualquier país que sienta una amenaza persistente en el tiempo basada siquiera en drones “debe calibrar el coste de sus contramedidas”.