En un momento en que la política exterior vuelve a tensar las cuerdas de la estabilidad global, voces inesperadas dentro del movimiento conservador estadounidense se alzan contra el intervencionismo militar. Lo llamativo no es solo el mensaje, sino quién lo está transmitiendo: mujeres identificadas con el trumpismo más duro, como la congresista Marjorie Taylor Greene y la actual Directora de Inteligencia Nacional de Estados Unidos, Tulsi Gabbard, que han roto filas con el expresidente Donald Trump —o al menos con sus sectores más belicistas— para advertir sobre los peligros de una nueva guerra en Oriente Medio.
En un movimiento dominado históricamente por hombres y por una retórica de fuerza militar, estas voces femeninas representan un giro estratégico y cultural que podría redefinir el futuro del movimiento MAGA (Make America Great Again).

Marjorie Taylor Greene: “Los estadounidenses están hartos de guerras”
La congresista republicana por Georgia, Marjorie Taylor Greene, una de las aliadas más leales de Trump, sorprendió recientemente al advertir que una posible intervención militar de EE UU en Irán en apoyo a Israel no solo sería un error estratégico, sino que también podría fracturar el propio movimiento MAGA. “Los estadounidenses están muy cansados de eso”, dijo Greene en una entrevista con el periódico británico The Times, refiriéndose a décadas de intervenciones militares que han costado miles de vidas y billones de dólares sin resultados claros.
The Uniparty is out to politically destroy me for opposing regime change in Iran. They know the best way to get rid of me once and for all is a primary election and they are going all out to defeat me.
I don’t have lobbyists or special interests filling my campaign coffers,… pic.twitter.com/J0iGOeTRkW
— Marjorie Taylor Greene 🇺🇸 (@mtgreenee) June 19, 2025
Desde su oficina en Capitol Hill, Greene fue enfática: “Durante décadas, hemos visto a nuestros hombres y mujeres en uniforme ser enviados por todo el mundo para luchar en guerras en las que la mayoría de los estadounidenses no creen que deberíamos estar involucrados”.
Y agregó que su país necesita centrarse en casa: “Los estadounidenses quieren gasolina barata, alimentos asequibles, comunidades seguras y buena educación. No quieren otra guerra en el extranjero”.
Georgia is the economic engine of the South, but our leaders sold us out to foreign green energy companies and Hollywood elites.
It’s time to MAKE GEORGIA GREAT AGAIN by putting our people, our workers, and our values FIRST.
We need a GEORGIA-FIRST GOP. Not globalism. pic.twitter.com/vhB3eca5MJ
— Marjorie Taylor Greene 🇺🇸 (@mtgreenee) June 7, 2025
La congresista también subrayó el impacto político que una decisión de atacar Irán tendría dentro del movimiento MAGA: “Va a fracturarlo, y ya lo está fracturando”, dijo en una entrevista con el excongresista Matt Gaetz en su programa de One America News Network.

Tulsi Gabbard: el ala disidente desde la inteligencia
Tulsi Gabbard, veterana de guerra, excongresista demócrata por Hawái y excandidata presidencial, se ha convertido en una de las voces antiintervencionistas más coherentes en el espectro político estadounidense. Aunque alguna vez fue demócrata, Gabbard ha ido acercándose ideológicamente al entorno MAGA, especialmente en temas como el rechazo a las guerras “para cambiar regímenes” y su fuerte crítica al complejo militar-industrial. Su testimonio ante el Congreso en marzo de 2025 generó tensiones directas con Trump, luego de afirmar que, según la comunidad de inteligencia de EE UU, Irán no está trabajando activamente en un arma nuclear.
I recently visited Hiroshima, and stood at the epicenter of a city scarred by the unimaginable horror caused by a single nuclear bomb dropped in 1945. What I saw, the stories I heard, and the haunting sadness that remains, will stay with me forever. pic.twitter.com/TmxmxiGwnV
— Tulsi Gabbard 🌺 (@TulsiGabbard) June 10, 2025
“Los expertos no creen que Irán esté desarrollando una bomba en este momento”, dijo Gabbard. La declaración encendió las alarmas en la Casa Blanca de Trump, quien rápidamente desestimó sus palabras ante la prensa: “No me importa lo que dijo. Creo que están muy cerca de tener un arma”.
A pesar del desacuerdo, Gabbard intentó suavizar la controversia afirmando en CNN que estaba “en la misma página” que Trump, aunque su vídeo del 10 de junio, publicado justo antes del ataque israelí a Irán, dice otra cosa: “La élite política y los belicistas están fomentando el miedo de forma irresponsable, arrastrándonos al borde de una aniquilación nuclear”.
Grietas dentro de MAGA
Estas posiciones antiintervencionistas representan una grieta importante dentro del trumpismo. El movimiento MAGA se ha caracterizado por una retórica de fuerza, soberanía nacional y gasto militar elevado, pero también por un creciente cansancio hacia las guerras interminables. Trump mismo hizo campaña en 2016 y 2020 criticando las “estúpidas guerras sin fin” en Irak y Afganistán. Sin embargo, su ambivalencia actual sobre Irán (“Puede que lo hagamos, puede que no”) está tensando las costuras de su coalición.

Greene no ha sido tímida en señalar que este tipo de decisiones podrían alienar a la base populista que exige una agenda centrada en los problemas internos del país. El respaldo que mostró públicamente a Tucker Carlson, después de que Trump lo llamara “loco” por oponerse a la intervención en Irán, es otro síntoma de esa grieta. “Tucker Carlson es uno de mis favoritos. Ama profundamente a su país, y cree, como yo, que las guerras extranjeras nos están arruinando y podrían llevarnos a la destrucción”, escribió Greene en X.
Más allá de Greene y Gabbard, hay otros nombres dentro del campo republicano que se oponen a una posible escalada militar. El congresista Thomas Massie, por ejemplo, se unió a los demócratas para proponer una legislación que prohíba a Trump lanzar ataques contra Irán sin aprobación del Congreso. “Esta no es nuestra guerra. Incluso si lo fuera, según la Constitución es el Congreso quien debe decidir estas cosas”, declaró en X.
Este tipo de oposición desde dentro de la derecha recuerda a los movimientos libertarios y constitucionalistas que han advertido durante años sobre los peligros del imperialismo estadounidense. Sin embargo, lo nuevo es el papel protagonista de mujeres como Greene y Gabbard, figuras fuertes, mediáticas y con base política real.
¿Una nueva rama dentro del trumpismo?
Lo que está ocurriendo puede marcar el inicio de una transformación dentro del trumpismo: un giro hacia un nacionalismo más introspectivo, menos obsesionado con proyectar poder militar en el exterior y más enfocado en reconstruir el “sueño americano” desde dentro. Greene, Gabbard y otros están redefiniendo lo que significa “América Primero”, no como una doctrina de fuerza bélica, sino como un compromiso radical con la soberanía interna, el bienestar de los ciudadanos comunes y la recuperación económica.
Este nuevo rostro femenino del antiintervencionismo tiene un enorme potencial de resonancia. Representa a madres preocupadas por el coste de vidas, a veteranas que saben lo que es el campo de batalla y a ciudadanas que se oponen al sacrificio constante de jóvenes estadounidenses en guerras lejanas e interminables.