Los buques de guerra de Estados Unidos desplegados en el Caribe están listos para la acción. Con unos 15.000 efectivos desplegados en la zona según apuntan diversas fuentes, el presidente estadounidense Donald Trump reitera sus amenazas de “invadir Venezuela para forzar un cambio de régimen”, sin descartar la opción de un ataque terrestre. De producirse, supondría un hito en América Latina, donde la violencia armada se limitó en las últimas décadas a pugnas internas con carteles del narcotráfico o milicias opositoras armadas.
El argumento que esgrime la Casa Blanca es la “lucha contra el narcotráfico”, que ha supuesto ya el ataque de diversas embarcaciones en el Caribe con más de 80 víctimas mortales. De fondo, resuena la controversia por el fraude electoral de las últimas elecciones presidenciales de 2024, en que Nicolás Maduro se proclamó vencedor pese a la victoria de Edmundo González en las urnas.

A la espera de si se produce o no el ataque, opositores venezolanos y analistas auguran cuatro posibles escenarios de futuro. Atenea Jiménez, de la recién creada Alianza por la Soberanía y la Democracia (ASD), declaró a Artículo14 que primer lugar puede darse “la continuidad del bloque en el poder”, con un Maduro que resiste, gana tiempo y se consolida si Washington decide no intervenir.
“En este escenario, Estados Unidos no ataca, se repliega. Maduro sería el héroe de este siglo” por su lucha contra el imperialismo. “Es un escenario de consolidación de la dictadura”, destaca. La líder opositora y recién ganadora del Premio Nobel de la Paz, María Corina Machado, insistió en que, si Washington no interviene ahora, se desaprovechará una oportunidad única para derribar al chavismo. Su defensa de la intervención armada suscitó controversia.

En segundo lugar, Jiménez habla de una “una transición negociada hacia la democracia”, donde la presión estadounidense obligue al régimen a pactar un gobierno híbrido cuyo principal reto sería la gobernabilidad. Sería un escenario complejo, ya que requeriría de entendimientos entre facciones moderadas del chavismo y la oposición, que ha pagado un alto precio de represión y exilio. También supondría un reto interno para la propia oposición, que enfrentaría al “ala dura” que encara Machado con la vía liderada por Henrique Capriles, una figura más pragmática que ya cuenta con alcaldías por todo el territorio.
La tercera vía es “una escalada militar de Estados Unidos que, aunque implicaría necesariamente algún tipo de negociación posterior, podría desembocar en nuevas elecciones, un gobierno de transición o incluso la investidura de Edmundo González Urrutia con garantías para parte del régimen”.

¿Qué tipo de operación militar sería?
La intervención norteamericana no estaría exenta de complicaciones logísticas. El territorio de Venezuela es muy grande y, pese a la evidente superioridad militar en el espacio aéreo o naval, sobre el terreno el régimen de Maduro cuenta con un ejército numeroso y milicias armadas dispuestas a resistir. Las lecciones de Afganistán e Irak certificaron que una rápida ocupación de un país no implica de facto que se logren los objetivos fijados para la operación.
En esta misma línea, otro escenario que estaría barajando la Casa Blanca es un golpe interno en el seno del régimen de Maduro. De hecho, Trump ya habría dado visto bueno a realizar operaciones dentro de Venezuela para forzar la caída del régimen. No obstante, Maduro cuenta con la lealtad del liderazgo de las fuerzas armadas, cuyos líderes han hecho fortunas gracias a preservar los vínculos con el chavismo.

Pese a la presión militar, Maduro podría lograr resistir si Trump lanzar una campaña y no logra un rápido cambio de régimen en el país. En este escenario, podrían continuar los ataques puntuales contra embarcaciones en el Caribe, enmarcados en la “guerra contra el narcotráfico” que se postergaría en el tiempo. No obstante, supondría una señal de debilidad que la administración Trump quiere evitar a toda costa. La incógnita es si Maduro y Trump podrían alcanzar algún entendimiento diplomático, que pasaría por concesiones económicas a Washington, brindando un mayor acceso a los recursos petroleros y minerales del país.
Por último, Jiménez destaca “la ruptura interna” del chavismo, un escenario en el que “la presión genera contradicciones que llegan a un punto insostenible y se rompe la cohesión del bloque en el poder, lo que da paso a una nueva alianza y un nuevo gobierno. En buena parte de los escenarios, hay negociación”, concluye. Por ahora, pese a que Maduro siente la presión externa, su círculo más cercano le arropa y descarta la opción de exiliarse.

Según el Washington Post, la Administración Trump examina ya distintos escenarios para un eventual derrocamiento del mandatario y estudia la posible reacción del Ejército venezolano. Según el diario norteamericano, la oposición ha elaborado planes detallados para las primeras cien horas y los primeros cien días tras la salida de Maduro, y prevé celebrar elecciones durante el primer año de transición.


