‘El último cónclave’

De los despertadores a la doble papeleta: los secretos detrás del Cónclave que eligió a León XIV

Hubo "cardenales que se quedaron dormidos después de comer". Los vaticanistas Elisabetta Piqué y Gerard O’Connnel han reconstruido la elección del sucesor de Francisco

Robert Francis Prevost, León XIV.
Europa Press

Cuando las puertas de la Capilla Sixtina se cerraron tras el famoso “extra omnes”, todos fuera, lo que ocurrió ante la atenta mirada de los frescos de Miguel Ángel ha sido, hasta ahora, todo un misterio. Cuatro votaciones y poco más de 24 horas después de iniciar el Cónclave, el cardenal Prevost se convirtió en el primer pontífice estadounidense, pero con una clara historia vinculada a Perú. Lo sucedido en aquellas jornadas frenéticas tras la muerte del papa Francisco es lo que han intentado reconstruir ahora Elisabetta Piqué y Gerard O’Connel, vaticanistas de ‘La Nación’ y el magazine estadounidense ‘America’, respectivamente, en un libro escrito a cuatro manos, ‘El último cónclave’, editado en España por Arpa. “León XIV ha sido la última gran sorpresa de Bergoglio”, explica Piqué, que vio en la elección de su sucesor una gran influencia de las últimas decisiones de Francisco, que le había dado poder y responsabilidad, lanzando alguna pista.

Los periodistas reconstruyen el ambiente de aquellas jornadas tan intensas donde la atención de todo el mundo estaba puesta en lo que ocurría en el pequeño estado católico. En aquellos días, mientras los cardenales se reunían en las famosas Congregaciones Generales, donde se va reconstruyendo el perfil que tiene que tener el próximo pontífice, encuentros de algunos purpurados en diferentes puntos de la capital tejían las candidaturas más fuertes. “Había reuniones secretas y no tanto, a veces en las propias tratorías, grupos que se preparaban para decidir a quién votar”, dice Piqué. “Se ve también, en las conversaciones que tuvimos, que existía una incertidumbre entre algunos cardenales. Prevost sorprendió a muchos pero vieron en él las cualidades perfectas para seguir la línea de Francisco”, dice O’Connel.

El último gesto del Papa

Lo más interesante para ellos ha sido descubrir que, en el fondo, Prevost hubiese sido, seguramente, la apuesta de Francisco. “Bergoglio lo quiso cuidar, hablaba públicamente de otros cardenales porque lo protegía. Evidentemente le había echado el ojo. Lo llamó para ser el prefecto de uno de los dicasterios más importantes de la curia romana. Y luego, poco antes de que él muriera, tras haberlo hecho cardenal, lo hace cardenal-obispo que es el grupo más selecto del Vaticano y eso es una señal muy clara”, explica Piqué. Con su predecesor contrasta con una comunicación muy diferente, pero, insisten los vaticanistas, en el contenido son muy parecidos.

León XIV, con su nueva manera de actuar, que vemos, está aprendiendo a ser pontífice. Lo vemos como alguien muy reflexivo, pero por lo que dice, por la substancia, quiere seguir el camino de Francisco, darle más participación a los laicos en la Iglesia y quiere tener un discurso fuerte sobre justicia social. El tema de los migrantes es central, siendo un papa estadounidense que dice que los migrantes no pueden ser tratados como basura en un país con deportaciones masivas como EE UU”, explica Elisabetta Piqué.

Es curioso descubrir en la lectura cómo ambos periodistas, con fuentes que han ido cultivando a los más altos niveles del Vaticano, van recogiendo destellos de espontaneidad en el ambiente solemne que normalmente rodea esta ceremonia. “Por ejemplo los cardenales que se quedaron dormidos después de comer, porque no podían tener los teléfonos, y las empleadas de Santa Marta tuvieron que ir a despertar llamando a la puerta”, explica Piqué que confiesa que luego el Vaticano les hizo llegar un despertador a cada uno para que no volviese a pasar. También relatan cómo uno de los cardenales, el español Carlos Osoro Sierra, metió por error dos papeletas.

Lo cierto es que las imponentes medidas de seguridad funcionaron. Por ejemplo, consiguieron detectar rápidamente que había una SIM, la de un cardenal que olvidó sacar su teléfono del bolsillo, como indica a Artículo14 O’ Connel. “La realidad es mejor que la ficción, el cónclave de 2025 ha sido mejor que la película”, dice el vaticanista nombrando el famoso éxito de taquilla del film de Edward Berger, ganador de un Oscar.

Todo, explican ambos periodistas, mientras la prensa italiana daba por hecho que el próximo Pontífice sería el italiano Pietro Parolin, secretario de Estado de Francisco que, por el momento, ha heredado León XIV. Como había ocurrido en 2013, existía una gran campaña para que volviese a haber un papa italiano tras más de 40 años. Aun así, según reconstruyen, la candidatura del cardenal Prevost era la más idónea para lo que buscaban los cardenales y de hecho fue consiguiendo cada vez más consenso. “Otra de las cosas que descubrimos fue que había sido escrutador durante la votación, haber tenido ese rol, que desempeñó con gran tranquilidad, le dio un buen perfil ante los cardenales que no lo conocían”, añade Piqué.

En un cónclave tan internacional, diseñado por el papa Francisco, que quiso que fuese el más diverso de la historia, jugaron un papel fundamental esas pocas jornadas previas en las que los cardenales iban llegando a Roma y donde un clima de incertidumbre se adueñaba de la ciudad. “La partida estaba muy abierta porque los cardenales no se conocían”, dice Piqué. “Pero luego, a la hora de votar, el hecho decisivo fue que encajaba perfectamente con lo que buscaban y, también, su experiencia en Perú como misionero”, añade O’Connel.

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