Violencia sexual

Una condena tibia y ningún cambio en las prácticas médicas: la indignación de una víctima del mayor pederasta de Francia

Emmanuelle tenía 10 años cuando Le Scouarnec entró en su habitación para examinar si tenía cistitis. Lamenta, además de las leyes francesas, la falta de empatía hacia las 299 víctimas por parte de los ex compañeros del médico pederasta

Una manifestante sostiene pancartas en representación de las víctimas de Joel Le Scouarnec
Efe

Emmanuelle, de 36 años, ha pasado una única noche en el hospital. Ella tenía 10 y, tras recibir un balonazo en el vientre, se dirigió a Urgencias. La ecografía estaba absolutamente normal. La razón del dolor de hacía ya algunos días, según el médico, eran los parásitos, tan común en los niños y de simple solución. La prescribió un medicamento, pero le instó a pasar la noche en el hospital. Aunque no tuviese nada grave. Una única noche. Y fue durante esas horas que el médico Joël Le Scouarnec, el mayor pederasta de que se tiene noticia en Francia, agredió sexualmente a su paciente.

En la semana en la que se concluyó en Vannes (oeste) el juicio contra el cirujano de 74 años, la sentencia indignó a muchas víctimas: veinte años de cárcel, de los cuales dos tercios en régimen cerrado. La pena máxima. Veinte años, y no más, para el pederasta que abusó de su autoridad de médico para violar o agredir sexualmente a 299 víctimas con una edad de por media de 11 años entre 1989 y 2014. En una sentencia por violación, no se puede acumular los factores agravantes en el cálculo de la pena -por ejemplo, la serialidad del crimen y la edad de las víctimas-.

Alta probabilidad de reincidencia del pederasta

La Fiscalía había requerido la internación del acusado en un centro de detención socio-médico judicial tras cumplir su condena, como medida cautelar, dada la peligrosidad del acusado y la alta probabilidad de reincidencia atestiguada por expertos psiquiátricos. Se trata de un dispositivo aplicable en casos excepcionales. Pero la condena final no la consideró, probablemente por la edad avanzada del acusado. Encarcelado desde el 2017, Le Scouarnec en teoría se podría ver beneficiado de permisos penitenciarios dentro de cinco años.

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“El problema no es la Justicia, sino la ley”, afirma Emmanuelle. Esta arquitecta confiesa haber vivido un gran bajón tras el anuncio de la condena, al final de tres largos meses de juicio en los que tuvo que dividirse entre el trabajo, las audiencias y los cuidados con su madre, enferma de Alzheimer.

“No nos vamos a rendir”

Durante una charla con Artículo14, al día siguiente de la polémica sentencia, recuperó un poco el ánimo. “No nos vamos a rendir, seguiremos luchando para que este sistema cambie”. Por “sistema”, ella se refiere al marco legislativo, pero también a la estructura de los hospitales públicos en Francia, un caldo de cultivo para prácticas de violencia sexual contra pacientes vulnerables.

El pederasta Joel Le Scouarnec llegando al macrojuicio por el que se le juzga
EFE/EPA/TERESA SUAREZ

El Parlamento francés tramita desde diciembre un proyecto de ley para ampliar el plazo de prescripción de la violación y aumentar la pena máxima a 30 años en caso de concurrencia de circunstancias agravantes.

La omnipotencia de los médicos

Nada ha cambiado. En una carta enviada al Gobierno en la que pide la apertura de una comisión interministerial, un colectivo de víctimas deploró la falta de autocrítica del sector médico que, en ningún momento desde que estalló el escándalo, ha tomado medidas para impedir que casos similares vuelvan a ocurrir. Algo confirmado día tras día en los testimonios del personal hospitalario ante el tribunal: “Ningún sistema de alerta, ninguna obligación de informar [anomalías], ninguna medida de protección reforzada. Y a nivel nacional: la misma inercia”, resume la carta.

Emmanuelle lamenta la falta de empatía hacia las víctimas por parte de antiguos compañeros de Le Scouarnec y responsables de los establecimientos donde éste ejerció. Todos preocupados, según ella, en librarse de la culpa. “Podemos entender que los antiguos compañeros no vieran nada. Pero durante las audiencias, ninguno de ellos nos dirigió ni una sola palabra de compasión por el daño que nos hicieron al no ver, en su momento, lo que Le Scouarnec hacía”.

Roland y Maury Vinet, afuera del tribunal con un retrato de su nieto y víctima Mathis, el primer día del juicio de Joel Le Scouarnec en Vannes
EFE/EPA/TERESA SUAREZ

Los únicos que se disculparon fueron los dos médicos que intentaron alertar la jerarquía respecto a la peligrosidad del cirujano. Precisamente, un psiquiatra (que contactó la dirección del hospital de Quimperlé, en Bretaña) y su colega, el jefe de las urgencias, al que el psiquiatra pidió que contactara al Colegio de Médicos regional. Todo en vano. Le Scouarnec sería promocionado a médico titular poco después.

Las consecuencias para las víctimas

Hace seis años, cuando le llamaron de la comisaría para decirle que había sido víctima en su infancia de un médico con malas conductas, Emmanuelle se agarró a una sola esperanza: la de que se habrían equivocado de persona, visto que tiene nombre y apellidos muy comunes en Francia.

Le Scouarnec
Una manifestante sostiene pancartas en representación de las víctimas de Joel Le Scouarnec el día del veredicto del juicio al cirujano francés en Vannes
Efe

Después, descubrir lo que le había pasado le permitió conocer mejor algunos problemas de orden físico y psicológico con los que tuvo que hacerse cargo a lo largo de su vida. Por ejemplo, la pesadilla que le acompañó durante años, en la que veía una silueta desconocida acercándose a su cama con una respiración cada vez más fuerte.

Un pederasta en un hospital

Le Scouarnec entró en su habitación para examinar si tenía cistitis, pese a que le había diagnosticado horas antes con parásitos intestinales. Su madre había entonces regresado a casa por insistencia del propio médico, quien le aseguró que la hija estaría en total seguridad en la clínica del Sagrado Corazón en Vannes, y que la daría de alta la mañana siguiente. Emmanuelle es una de las pocas víctimas que estaba despierta en el momento de los hechos y, por lo tanto, guarda recuerdos más nítidos. Sin embargo, no logró interpretar la gravedad de lo que ocurrió porque la violencia estaba disimulada como un acto médico. De adulta, solo concertó citas con médicos mujeres y tiene un miedo atroz de pasar otra noche en un hospital.

Francia
Una mujer sostiene pancartas en las que se lee «En Francia 160.000 niños son víctimas de violencia sexual» y «abandono por prescripción médica» a las puertas del tribunal de justicia
Efe

No todos soportaron conocer con detalles su pasado. Dos de las víctimas sucumbieron a lo largo de la instrucción -una tuvo una sobredosis y la otra se suicidó-. Los casos de personas con cuadros postraumáticos se cuentan a decenas. Incluso en la Policía, la investigadora principal de la instrucción fue incapaz de testificar ante el tribunal. Ella se derrumbó en sollozos y sufre de depresión después de que empezara a lidiar con las pruebas reunidas contra el médico perverso. En miles de páginas, él describió con frialdad la violencia perpetrada contra sus pacientes durante casi tres décadas.