Macrojuicio

Las víctimas del mayor pederasta de Francia: “Estamos relegadas al silencio”

Una de las 299 víctimas estuvo tres días ingresada. Sufrió dos violaciones. La primera, en el quirófano, bajo anestesia general. La segunda, en su habitación, probablemente en estado de somnolencia

Francia
Las víctimas del mayor pederasta de la historia de Francia ascienden a 299. Se sienten "relegadas al silencio"
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Gisèle Pelicot tenía un rostro con el que se podía empatizar. Nosotros no. Somos 299 víctimas y estamos relegadas al silencio”, se confía a Artículo14 Manon Lemoine, de 36 años. Violada a los 11 años por el cirujano pederasta que le operó de apendicitis en las urgencias de una clínica en Vannes (oeste), ella se dice consternada con el escaso apoyo público a las víctimas. El veredicto de este megajuicio contra el médico Joel Le Scouarnec se hará público este miércoles.

El malestar de Lemoine lo comparten decenas de otras víctimas y pone en duda las expectativas de que el juicio histórico de Gisèle Pelicot marcaría el comienzo de una nueva era -la de la tolerancia cero de la sociedad ante la violencia sexual-. El caso de la septuagenaria violada por desconocidos mientras su marido la drogaba conmocionó al mundo, con manifestaciones diarias para apoyarla frente al tribunal de Aviñón, protestas masivas en las grandes ciudades y medidas contra la violencia machista anunciados por la clase política. La imagen de su rostro quedó para la posteridad en las paredes de decenas de ciudades.

Indiferencia ante un caso histórico

Lemoine sigue intentando explicar lo que considera la indiferencia de la sociedad hacia el caso del pederasta que más víctimas ha hecho en la historia judicial en Francia. Aunque la prensa sí habla de ello, en las calles nadie lo comenta. La clase política tampoco. “La gente dice: ya está, es algo que pertenece al pasado”. Este pasado, sin embargo, tiene una fecha muy cercana: el médico ejerció su profesión hasta el 2017, cuando fue detenido tras la denuncia de una vecina. Las búsquedas en su casa revelaron un arsenal de pruebas de su conducta sexual: cuadernos íntimos con miles de páginas donde describía cada violación, decenas de muñecas y de vídeos de pedofilia y de actos de extrema violencia.

El pederasta Joel Le Scouarnec llegando al macrojuicio por el que se le juzga
EFE/EPA/TERESA SUAREZ

Hospitales en tensión: un laboratorio para perversos

El juicio, que durante tres meses se celebró en el tribunal de Vannes, no trata un hecho aislado sobre un perverso, sino que de un médico pederasta que ha podido violar a centenas de niños durante más de 25 años e impunemente, pese a alertas de algunos pocos profesionales de su entorno. Y es lo que precisamente inquieta a las víctimas. Un colectivo de víctimas solicitó formalmente al Gobierno la apertura de una comisión interministerial entre Sanidad, Justicia y el Alto Comisionado para la Infancia. Hasta ahora, no hubo ninguna respuesta.

“Lo más sorprendente y terrible, es lo que pasó. Se trató de un laboratorio del fracaso sistémico de los hospitales en Francia“, señala Lemoine. Le Scouarnec elegía pequeños hospitales en tensión, con pocos efectivos y riesgo de cierre. Hubo quien le contrató por falta de personal, aún consciente de su primera condena (el 2005, por detención de material pedopornográfico). No hubo sanción administrativa contra el cirujano ni prohibición de tratar con niños.

Responsables de las clínicas y hospitales por los que Le Scouarnec pasó, así como el Colegio de Médicos y diferentes agencias regionales de sanidad y esferas del Ministerio de Sanidad -durante las audiencias, el juicio destapó la falta de celo del sector médico respecto al caso, incluso la ausencia de medidas para que algo semejante no se repita-. “Todos se pasaron la pelota, es un mundo administrativo y corporativista en el que nadie de hecho asume errores ni plantea soluciones. Todo para mantener el sistema en funcionamiento”, lamenta Lemoine.

Numerosos trastornos de orientación sexual

El acusado fue diagnosticado con numerosos trastornos de orientación sexual (pedofilia, fetichismo, zoofilia, urofilia) y de personalidad (narcisismo), pero ninguno de ellos le quita la responsabilidad por sus actos. Los expertos afirmaron que hay un alto riesgo de reincidencia porque su cuadro no tiene solución: “No hay cura como tal, ni medicación, ni tratamiento psicoterapéutico”, afirmó un psiquiatra, que también subrayó la falta de empatía del acusado.

La Fiscalía solicitó la pena máxima de 20 años contra Le Scouarnec (con una buena parte de de la misma sin poder pedir permisos penitenciarios) y una serie de medidas de seguridad, como la interdicción de poseer animales (dada su zoofilia) y de residir en las regiones donde ejerció y violó a sus pacientes.

La memoria y el trauma

El 2019, la Policía contactó a Manon Lemoine para decirle que un médico cirujano se había portado mal con ella en su infancia. Fue solo entonces que pudo comprender la terrible pesadilla que le acompañaba desde que se operó de apendicitis: un hombre entraba en su habitación y le pedía que levantara la bata para examinar su entrepierna.

Ella estuvo tres días ingresada. Tiempo en el que sufrió dos violaciones. La primera, en el quirófano, bajo anestesia general. La segunda, en su habitación, probablemente en estado de somnolencia, como gran parte de las víctimas de Le Scouarnec. De ninguno de estos eventos guardó recuerdos conscientes.

Tratamiento sin ayuda estatal

“Fue una violencia que estaba arraigada en mí y no la entendía, así que no me entendía a mí misma. No me conocía”, relata. Saber lo que le había pasado fue cómo conseguir la pieza que le faltaba en el rompecabezas de su propia vida. Después vino el bajón, y desde entonces esta responsable de Recursos Humanos sigue un tratamiento psicológico, sin ayuda del Estado. Dos de las víctimas del cirujano se suicidaron después de saber lo que les había ocurrido en la infancia.

Roland y Maury Vinet, fuera del tribunal con un retrato de su nieto y víctima Mathis
EFE/EPA/TERESA SUAREZ

Debido a que los actos delictivos de Le Scouarnec impactaron una región geográfica específica, es común encontrar conocidos entre las víctimas. Lemoine, por ejemplo, recibió la visita de una amiga del colegio mientras estaba ingresada. Veinte años después, la encontraría en la fase de instrucción: ella también había sido víctima del mismo médico.