En cada momento de la historia ha habido una mujer demostrando, con sus capacidades y con su presencia, la ruptura de todas las normas que la obligaban a no ser quien era. Ellas eran señales vivientes de la contestación a un sistema que olvidaba, arrinconaba y sometía a las mujeres. Carlota Bustelo ha sido una de ellas.
En el feminismo es fundamental la historia que tenemos detrás y al referirnos al movimiento feminista solemos recordar a grandes mujeres proyectadas internacionalmente. Al recordar a Marie de Gournay, Mary Wollstonecraft, Olympe de Gouges, Lucretia Mott, Lucy Stone, Elizabeth Cady Stanton, Susan B. Anthony, Flora Tristan, Simone de Beauvoir o Betty Friedan, contribuimos a expandir el pensamiento feminista y dar a conocer las aportaciones de cada una de ellas y su efecto en el avance en derechos de las mujeres y en la igualdad de mujeres y hombres.

Cuántas veces hemos reflexionado Carlota Bustelo y yo públicamente sobre la obligación de reivindicar y la necesidad de recordar también a las grandes referentes históricas del feminismo dentro de nuestras fronteras para primero, hacerles justicia a ellas por sus aportaciones y, en segundo lugar, para enriquecer la memoria del feminismo al que sin duda contribuyeron desde distintos ámbitos, completando con ello la mutilada memoria democrática de este país.
Porque ambas creíamos misión importante reclamar a mujeres como Carmen de Burgos, Concepción Arenal, Emilia Pardo Bazán, Clara Campoamor, María Lejárraga, Victoria Kent, María Zambrano, Margarita Xirgú, Josefina Carabías, María Moliner, por citar sólo a algunas. Ahora a este olimpo de mujeres también se incorpora mi querida Carlota.
Carlota Bustelo se ha ganado estar en este selecto grupo de mujeres generosas, honestas, inteligentes, trabajadoras valientes y pensadoras poderosas cuyos méritos, principios y logros han sido fundamentales para la sociedad y especialmente para las mujeres.
Y siendo fiel a lo que nos comprometimos, es mi deseo que estas primeras letras sirvan a este fin. Porque como he dicho tantas veces, yo vengo de una historia en la que me siento heredera de mujeres como María Cambrils y Carlota Bustelo.
Porque ella entendía que el feminismo no es una causa parcial, sino parte mollar del patrimonio de la Democracia española y del desarrollo de nuestro modelo constitucional, como lo demuestran no solo todas y cada una de las leyes de Igualdad si no también las sentencias del Tribunal Constitucional que han avalado todas y cada una de ellas, como la fórmula adecuada de desplegar los artículos 14 y 9 de la Constitución Española. Por eso, y a las puertas de celebrar el 50 aniversario de nuestra Constitución en 2028, importa y mucho colocar los nombres que sembraron en este brillante periodo de la historia de España las aportaciones especiales en uno de los temas democráticos de referencia como es la Igualdad.
Carlota Bustelo ha estado en la defensa constante de la democracia y del feminismo como uno de los grandes proyectos civilizatorios de nuestra época.
Su paso por la vida y la historia nos conmueve en la intimidad y nos moviliza para seguir trabajando por la Igualdad. Su pensamiento permanecerá como parte esencial del movimiento feminista, que continúa su labor para hacer realidad la igualdad efectiva que Carlota Bustelo soñó y defendió durante toda su vida. Y su compromiso es hoy esencial para las mujeres socialistas, que la despedimos como una mujer imprescindible para la construcción de la democracia del siglo XXI.
Nos quedará su estela y por ella otras seguiremos trabajando para las siguientes. Gracias para siempre, Carlota.